Conservación del medio ambiente

Reciclaje, todo comenzó el día que los griegos descubrieron los vertederos

11 de noviembre de 2016

Reciclar es una actividad que en la Biosfera se realiza como parte inseparable de los procesos biológicos desde el principio de los tiempos. Una hoja que se cae, un árbol que se quema, un animal que muere y, en general, todos los eventos que suceden en la Naturaleza, acaban por entrar a formar parte de los procesos bioquímicos, físicos o geológicos manteniendo el equilibrio y la sostenibilidad de los ecosistemas.

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El hombre, a medida que ha ido independizándose de los procesos biológicos de la Biosfera, ha ido aumentando su capacidad de transformación del entorno, introduciendo sistemas y elementos nuevos y diferenciados como resultado de esa capacidad de transformación adquirida a lo largo de millones de años de evolución.

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La metalurgia, la agricultura, la ganadería, el desarrollo de las ciudades, la fabricación de tejidos, el descubrimiento del papel y otros muchos hitos en la historia de la humanidad, han ido introduciendo elementos procesados mediante técnicas y métodos “artificiales” que no resultan fáciles de integrar en los ciclos naturales de la Biosfera.

Reutilizar fue antes de reciclar

Hace 12.000 años, coincidiendo con el final del Paleolítico, con los primeros asentamientos relativamente estables, se empezó a hacer patente que los elementos manufacturados por los seres humanos a partir de la transformación de elementos como la madera, la piedra, los metales o los tejidos, no desaparecen ni se transforman del mismo modo que los elementos del entorno natural. Por otro lado, fabricar utensilios y herramientas, en aquel tiempo, no era una tarea sencilla ni evidente, por lo que la política que se seguía era la de reutilizar los que hubieran quedado de otros asentamientos o los que se hubieran deteriorado con su uso principal.

Ya en la prehistoria, los primeros utensilios elaborados a partir de huesos de animales, piedras o madera se reutilizaban con el objetivo de obtener otros nuevos para la caza o el uso cotidiano. No era fácil ni sencillo conseguir los elementos con los que fabricar estas herramientas, ni era sencillo trabajarlos, por lo que la postura más lógica era reutilizar lo que ya había.

Son periodos de la historia muy diferentes a los posteriores a la revolución industrial, desde luego. Periodos de tiempo en los que se reutilizaba más que reciclaba. El concepto de basura tampoco estaba establecido, al no haber apenas elementos de desecho más allá de los meramente orgánicos y biodegradables. El reciclaje, de hecho, está ligado de un modo muy estrecho a la basura. Los elementos que se reutilizan no son considerados como un desperdicio, mientras que los que se reciclan se obtienen a partir de lo que se desecha.

La basura y sus orígenes

Junto con el concepto de basura, llega el de vertedero. Peggy Ayres, investigadora acerca de la historia de la basura, afirma que las primeras normas relativas a la gestión de los desechos llegaron en la Antigua Grecia, concretamente en asentamientos urbanos como Atenas, hace 2.400 años, donde se exigía que la basura se enterrase a una distancia de más de 1 Km de las zonas habitadas.

Con anterioridad a Atenas, hace 5.000 años, en la ciudad cretense de Cnosos, se excavaron los primeros vertederos para arrojar allí la basura. Y hace 4.000, en China, se usaban métodos para reciclar el bronce.

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No existe mucha documentación sobre la gestión de basuras y el reciclaje, aunque sí nos han llegado las consecuencias de una mala gestión de los residuos en tiempos en los que la basura se tiraba a la calle directamente en muchos casos. O al océano, que era otra práctica habitual en las zonas costeras. En New York, no fue hasta el año 1872 cuando se dejó de arrojar la basura al East River. Las enfermedades y las infecciones estaban a la orden del día como consecuencia de estas prácticas.

No había tanta basura ni desechos como ahora, desde luego, pero sí la suficiente como para causar problemas de salud. Sin ir más lejos, parte de la devastación sufrida a causa de las epidemias de peste que asolaron Europa y Asia entre los siglos XIII y XVIII fue debida a la acumulación de basura en las calles de las ciudades.

El reciclaje y la escasez

Reusar y reciclar son actividades muy unidas a la escasez. En los primeros tiempos, en la prehistoria, y hasta la revolución industrial, procesar el metal o los tejidos y minerales era una tarea costosa. En tiempo de guerra se fundían estatuas, monedas y objetos cotidianos para fabricar armas, por ejemplo. El papel se empezó a reutilizar en el siglo XXI en Japón debido a la dificultad inherente a la fabricación de la pasta necesaria para elaborarlo.

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En New York, a modo de ejemplo más cercano a nuestros días, a finales del S.XIX, se construyeron instalaciones para reciclar y reutilizar diferentes materiales, tales como papel, metal, goma, bolsas e incluso pelo de caballo. Antes de la llegada de la industria, en países como el Reino Unido, reutilizar y reciclar materiales tales como ropa, metales o papel era una fuente de negocio para quienes desarrollaban esa actividad, oficial o extraoficialmente.

Tras la revolución industrial, procesar materias primas y transformarlas se convirtió en una tarea sencilla e inmediata y el reciclaje pasó a un segundo plano. Sólo en los tiempos de conflictos bélicos se recuperó el interés por el aprovechamiento de materiales y otros objetos. Durante la Guerra de Independencia en Norteamérica, a finales del siglo XVIII, el reciclaje se convirtió en una práctica habitual.  Otro tanto de lo mismo sucedía en la Primera Guerra Mundial, aunque no fue sino en la Segunda cuando se pusieron en marcha campañas oficiales para reciclar y utilizar todo tipo de recursos, desde metal a goma o papel.

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También se hacían campañas para ahorrar energía, compartiendo el coche con más personas, o racionando los alimentos a través de las famosas cartillas. Actores, personas del mundo del espectáculo y otros personajes relevantes del momento, usaban su imagen para potenciar el reciclaje y la reutilización de todo tipo de utensilios y objetos cotidianos. Pero tras la Guerra, volvió la bonanza y con ella el olvido de estas prácticas.

Hasta los años 60 no volvió a resurgir el interés por el reciclaje, esta vez promovido por los primeros movimientos ecologistas. En 1970 tuvo lugar el primer Día de la Tierra, y con él, se dio a conocer el logotipo que, a día de hoy, todos identificamos con el reciclaje, El famoso logotipo con tres flechas simboliza los tres pasos del circuito de reciclado: recolección, conversión en nuevos productos y compra por parte de los consumidores.

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Con motivo del Día de la Tierra se convocó un concurso de diseño para el logotipo, que ganaría un estudiante, Gary Anderson de la Universidad de California.

El reciclaje hoy

Los métodos para el reciclaje han ido cambiando con el tiempo. Afortunadamente, a día de hoy, el reciclaje se ha convertido en una industria por sí misma, que se beneficia de los procedimientos habituales, tales como la investigación y el desarrollo para encontrar nuevas técnicas y procesos que mejoren la eficacia del reciclado.

Uno de los anuncios más recientes y espectaculares en este campo es el robot de Apple que desmonta los terminales antiguos para recuperar los metales y componentes de los mismos, hasta exprimir al máximo su valor de desecho. El robot Liam desmonta y clasifica los terminales que llegan de vuelta a Apple con precisión de relojero y facilita la extracción de metales como el Nickel, Tungsteno, Cobalto o Cobre.

 

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Vídeo: Liam, el robot que desmonta terminales Apple.

A gran escala, el reciclaje permite aprovechar componentes como los neumáticos para fabricar el pavimento de las nuevas autopistas, aunque aun hay un largo camino por recorrer antes de que seamos capaces de integrar el reciclaje en nuestros procesos industriales de un modo similar a como lo hace la Biosfera en los suyos. De hecho, cifras de Eurostat hablan de que solo un 28% de la basura generada en media por persona y año en España (481 Kg en 2013) se recicla. Un 15% se convierte en compost orgánico, y el resto, o bien va al vertedero (31%) o se quema (26%).

Elementos como el plástico, sumamente agresivos para el medio ambiente, están siendo prohibidos en lugares como California, donde desde 2015 está vetado en su forma de bolsa en las tiendas. En otros casos se empiezan a diseñar materiales pensando en su posterior reciclaje y reutilización.

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Otros como el vidrio, se reciclan desde la antigüedad de un modo habitual. En España, durante un tiempo, se pagaba dinero por la devolución de los “cascos”, o se descontaba en la compra de un producto igual. En la actualidad vuelve a haber iniciativas en esta dirección,

En agricultura se empiezan a usar de forma generalizada sustratos y abonos derivados del compostaje en vez de fabricar fertilizantes sintéticos mediante procesos industriales. Todo un compendio de estrategias con el ánimo de hacer que convivamos de un modo mucho más amigable y sostenible con nuestro entorno.

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