Biodiversidad

El capital natural, tomando conciencia de la naturaleza

29 de agosto de 2017

 Intentar comprender los motivos de una situación, sin  revisar cuáles han sido los hechos precedentes a la misma, sería un ejercicio arriesgado, que puede hacernos tener una visión errónea, no solo  del origen del problema, sino también de la solución. Por eso para entender como empezamos a dejar de lado el papel clave de la naturaleza en nuestro desarrollo, y como nos emancipamos de ella, cómo dejamos de tener en cuenta a la naturaleza, hace necesario un análisis de estas características.

Cómo pasó la naturaleza de ser el Todo al Nada

Una de las principales razones  por las que el planeta se encuentra en esta situación ambiental, es sin duda la distancia que por diferentes razones establecimos en un momento dado con la naturaleza. Durante toda la historia, el medio natural ha sido tomado como un verdadero sustentador, que ha permitido a la especie humana aumentar su bienestar conforme ha ido pasando el tiempo hasta el grado del que hoy podemos disfrutar.

Desde los primeros asentamientos humanos, se ha adorado y agradecido a la naturaleza a través de diferentes representaciones, que han variado con cada pueblo o civilización, los bienes que nos otorgaba. La Diosa Madre, como representación de la fertilidad y la vida en muchos asentamientos paleolíticos. Shara, deidad sumeria que representaba la vegetación. Tialoc, deidad mesoamericana que representaba entre otras cosas un proto-ciclohidrologico, o Gaia, que representaba a la madre tierra para los griegos, son solo algunos de los numerosos ejemplos existentes.

 

(Tialoc y Gaia)Fuente: Wikipedia

Si avanzamos en la historia podemos identificar que la naturaleza seguía presente de manera patente en el pensamiento. Así, una de las primeras escuelas económicas, los Fisiócratas, que etimológicamente significa (El gobierno de la naturaleza), defendía que nuestra riqueza era consecuencia del medio natural. Más tarde, John Stuart Mill, representante de la escuela clásica, identifico que el crecimiento habría de ser estacionario pues los recursos que nos provee la naturaleza también son finitos. Paradójicamente, la mismas conclusiones a las que llego el informe Meadows, 101 años después de su muerte, en un claro ejemplo de la ruptura del binomio economía-naturaleza que se produjo en un momento concreto de la historia.

El siglo XX, cuando dejamos de pensar en la naturaleza

No sería hasta principios del siglo XX cuando no se alcanzaría la definitiva ruptura con la naturaleza, como consecuencia de la aparición de la escuela neoclásica. Esta escuela económica fue la primera en seguir el  precepto de que superado un cierto umbral de riqueza el crecimiento económico seria cada vez menos contaminante y dependiente del medio natural. Además, el auge de la revolución industrial, donde se produjo el primer éxodo masivo campo-ciudad, o el optimismo tecnológico, que alimento la idea de que la tecnología podría llegar a ser un sustituto del medio natural, supusieron los ingredientes perfectos, aunque no los únicos, para una emancipación que iba a tener grandes consecuencias y que se iba a prolongar hasta los años setenta del siglo pasado.Habria que esperar hasta las últimas décadas del siglo XX, con la aparición de conceptos como Capital Natural y Servicios Ecosistemicos, para empezar atisbar  signos de cambio.

Una gran paradoja

Pero antes de entrar en profundidad con los conceptos que aquí nos atañen, intuyo, el lector habrá identificado una gran paradoja: La visión que tenía el ser humano sobre la dependencia existente con el medio natural sufrió un cambio de paradigma en el momento que más capacidad de cambio sobre él empezaba a tener. Las sociedades perdieron la noción de que el verdadero sustento del bienestar humano se tomaba directamente de los ecosistemas y por tanto, se comenzó a no medir las consecuencias en la toma de decisiones. Como resultado, el proceso de degradación del medio natural en los últimos 50-70 años ha ido aumentando de manera exponencial. Y aunque esto se ha traducido en un aumento de bienestar para gran parte de la población del planeta, de no ser revertido supondrá un descenso notable de el para las generaciones futuras. Las cuales deberán saldar la deuda que hemos contraído con la naturaleza. Por esta y otras razones, actualmente parte de la población vive superando la capacidad que el planeta tiene para mantenerlos, como una de las consecuencias de nuestra ya famosa emancipación con el medio natural, que nos hizo creer que la tierra tenia infinitos recursos, y que disfrutar de ellos era independiente de la naturaleza.

La aparición del Capital Natural y los Servicios Ecosistemicos

El primer paso para el cambio, fue la aparición del concepto de Capital Natural, definido como un stock que genera un flujo de bienes y servicios, a modo de renta en el tiempo. A este flujo de bienes y servicios, los cuales son el beneficio que obtiene el hombre de la naturaleza, se les denomino Servicios Ecosistemicos.

La naturaleza de nuevo en el punto de mira

El siguiente paso que se dio para que estos conceptos fueran más comprensibles, era poner en un lenguaje entendible sus implicaciones. Y de esta forma en 1997, Robert Constanza y Ralph D´Arge entre otros, en el que sería uno de los primeros intentos de integrar el modelo económico con el modelo ambiental se aventuraron a calcular cuánto valía dicho capital a nivel mundial. Para hacerlo, valoraron una serie de Servicios Ecosistemicos y llegaron a una mareante y subestimada cifra de 33 trillones de dólares. Esto, establecía un hito, pues era el primer intento valido de poner el valor de la naturaleza en un lenguaje común que iba a facilitar entre otras cosas la toma de decisiones, y en definitiva iba a introducir de nuevo el medio natural en el análisis económico, poniendo el papel de los ecosistemas como relevante en el sustento de las economías y por tanto del bienestar social. A partir de aquí, la visión que había imperado en la que el Capital Natural  se había ignorado para  la toma de decisiones, y por tanto, de la medida de las consecuencias cuando se interaccionaba con él a todos los niveles, iba a irse desechando. Gracias a esta nueva senda iniciada, en el año 2005 se hizo realidad uno de los mayores esfuerzos científicos de nuestra historia, con la Evaluación de los Ecosistemas del Milenio, donde se midieron las consecuencias de la transformación del medio natural para el bienestar humano. Lo cual permitió, construir la primera definición clara y unificada de Servicios Ecosistemicos.

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Fuente: Informe Vivo 2016

El papel de Ferrovial y el capital natural

Ferrovial es consciente de esta situación, y por esto, puso en marcha el plan en el año 2012 bajo el programa Ferrovial, Capital Natural, con la intención de tener en cuenta el valor del Capital Natural en su toma de decisiones. Esto no significa que se le dé un valor de mercado a la naturaleza, sino que se tiene en cuenta su valor en un lenguaje entendible y común, de manera que se puedan anticipar a priori los impactos de las actividades que realiza, e integrarloen su toma de decisiones. Por esta razón, actualmente se está trabajando en el desarrollo de una metodología, capaz de valorar  este capital a través de los Servicios Ecosistemicos, con la meta de aplicar el principio de no pérdida neta de biodiversidad que tiene la intención de que la pérdida de biodiversidad asociada a los proyectos que se lleven a cabo sea cero, y una buena aplicación de la Jerarquía de Mitigación, donde ya no se pretende restaurar o compensar aquellos impactos que llevan asociados los proyectos en el Capital Natural, sinominimizarlos y si es posible evitarlos.. De esta forma,  la compañía va a tener la capacidad de anticipar tendencias en el mercado, poder medir el impacto de sus actividades en un lenguaje común que le permita adaptarse a las posibles consecuencias e incluso evitarlas. Además, va a poder aumentar de manera notable su información ambiental de base asociada a la ubicación de cada proyecto que realice, lo que  supone ventajas competitivas en procesos como las licitaciones o nuestro estado reputacional, y una visión de la conservación cada vez más acentuada y presente en nuestra política y manera de actuar.

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Fuente: Natural Capital Protocol

Llegó la hora

Por todo lo que aquí he descrito, creo que es hora de recuperar aquella vieja costumbre que un día tuvimos de tener presente el medio natural en todo aquello que pongamos en marcha, sabiendo que no se trata de un ente independiente al hombre y sus actividades, sino una parte indispensable de lo que fuimos, de lo que somos y de lo que seremos como especie.

Es hora, de no caer en la tragedia de los comunes, que el ecologista estadounidense Garret Hardin predijo en 1968, y que se resume perfectamente en palabras del profesor Barry Schwartz:

¿Cómo escapar del dilema en el que muchos individuos actuando racionalmente en su propio interés, pueden en última instancia destruir un recurso compartido y limitado, incluso cuando es evidente que esto no beneficia a nadie a largo plazo?. Nos enfrentamos ahora a la tragedia de los comunes globales. Hay una Tierra, una atmósfera, una fuente de agua y seis mil millones de personas compartiéndolas. Deficientemente. Los ricos están sobreconsumiendo y los pobres esperan impacientes a unírseles.”

Es hora, de tener el Capital Natural  los Servicios Ecosistemicos que provee, y la biodiversidad en cuenta como los activos más importantes de nuestro desarrollo y el de nuestras generaciones futuras, con la certeza de que dependemos y dependeremos de ellos, siempre.

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