Bienvenido a Tanzania.
Veinte horas después de salir por la puerta de mi casa en Madrid, he conseguido atravesar la puerta del hotel, en Dar es Salaam. Y no ha sido nada fácil llegar hasta aquí.
Pero empecemos por el principio.
A las 4 de la mañana salía de mi casa rumbo al aeropuerto. Tras pasar por Barajas sin mayor incidencia, ese rumbo me llevó al aeropuerto de Schiphol, en Amsterdam, donde sí que hubo un par de incidencias.
La primera, la interminable cola en el control de pasaportes y la carrera posterior para llegar a la puerta de embarque que, cómo no, estaba en la otra punta del aeropuerto.
Y como alguien en los comentarios pide que contemos más anécdotas, aquí va la mía del vuelo de ida: «el momento monty python» del viaje. ¿Y eso que es? Pues una situación de puro absurdo en la que no sabes si reirte o hechar a correr. ¿Por ejemplo?
Tener que explicarle, en inglés, a 3 policías holandeses que tu cámara de vídeo no es… una pistola.
Sí, sí, una pistola.
La cola parada durante 20 minutos mientras la gente observaba incrédula la elevada discusión filosófica que manteníamos el policía y yo del nivel de:
– esto parece una pistola.
– pues a mí me parece una cámara de vídeo.
– ¿y para qué la quieres?
– no se, ¿para grabar?
– ¿y para qué quieres todos esos cables?
– ¿para conectar un montón de cosas?
Y así durante veinte minutos, mientras los 3 policías miraban una y otra vez mi cámara de arriba a abajo. Y por si alguien se lo pregunta: mi cámara esnormal y corriente, con su objetivo, su pantallita LCD, su botón rojo de REC…
Pero como suelen decir: las cosas deben empeorar antes de mejorar. Así que cuando llegué a Dar Es Salaam la cosa siguió poniendose interesante cuando me encontré con que el trípode de la cámara está ahora mismo en algún punto indeterminado del planeta (¡gracias Holanda!) y que no tenía habitación reservada en el hotel, que para más seña no tenía habitaciones libres. Y tampoco me funcionaba el móvil ni la tarjeta de crédito. !Ah, y la habitación no tiene mosquitera!
Como me dijo Roger cuando finalmente conseguí hablar con él: ¡bienvenido a Tanzania amigo!
Sin embargo, gracias a un poco de improvisación y de ayuda tanzana, está todo solucionado (menos lo del trípode, que a saber cuando llega) Debo destacar la amabilidad y la entrega de la gente de Tanzania, que hasta el momento me han ayudado siempre con una sonrisa en la boca y sin pedir nada a cambio. Si no llega a ser por ellos las cosas seguirían empeorando (aunque más es difícil)
Perdonad éste post un poco desastroso, pero las 20 horas de viaje (a lo que hay que sumar que la noche anterior tampoco dormí mucho) más todas las aventuras vividas en estas 20 horas hacen de mí una persona no muy lúcida.
Mañana volveré a intentarlo. Porque si algo hay en Tanzania, son historias para contar.
Escrito por Enrique Torralbo.
1 comentario
Luis
18 de agosto de 2008
Enrique tio, te has encontrado a los 3 policias mas inutiles del continente o que? Dios mio! Menos mal que no llevarias el ipod si lo tuvieras, podria ser un detonador! (con musica! yay!)