Aereo

Hacer más amable el camino a la Villa Olímpica

26 de septiembre de 2012

Laura García Castellano, voluntaria olímpica en el Aeropuerto de Heathrow durante los JJOO de Londres 2012, nos cuenta su experiencia en las terminales del aeropuerto británico.

Este verano ha tenido lugar uno de los eventos deportivos más importantes del mundo: los Juegos Olímpicos. Poder participar en un evento de estas características  ya es increíble de por sí, pero además hacerlo en una ciudad como Londres, y en un aeropuerto como el de Heathrow,  lo hace todavía más inolvidable.

Gracias a Ferrovial pudimos colaborar con el equipo de Heathrow, uno de los aeropuertos más importantes de Londres y con más afluencia de viajeros. Estar allí supuso todo un privilegio, pues éramos los primeros en recibir a los atletas y al resto de la familia olímpica – periodistas, entrenadores, etc.- y darles la bienvenida a los Juegos.

Los aeropuertos pueden parecer enormes, sobre todo uno como Heathrow (con cinco terminales), y al trabajar en uno, te das cuenta de que son aún más grandes de lo que parece. Pero gracias a la ayuda del Team Heathrow – el encargado de la ayuda en el aeropuerto- nos organizaron y guiaron por cada una de las terminales en las que nos repartieron para que pudiéramos ayudar a toda la gran Familia Olímpica que iba a llegar a Londres en esos días.

Trabajar en un aeropuerto es fascinante, te das cuenta de toda la gente que está ahí es para asegurarse de que todos los viajeros cogen el avión apropiado, y te hace valorarlo más cuando viajas. Nuestro trabajo consistía en recoger a la Familia Olímpica de cada vuelo en su puerta de embarque y acompañarla hasta la salida de la terminal, donde cogían el correspondiente transporte que los llevaría, o a la Villa Olímpica, o al hotel. Esto implicaba acompañarlos a que sacaran su acreditación, pasar el control de pasaportes y recoger su equipaje.

Al estar en la Terminal 3, recibíamos vuelos procedentes de países africanos, sudamericanos y asiáticos en su mayoría. La Familia Olímpica de esos vuelos, en general, no hablaba muy bien inglés, por lo que necesitaban de toda la ayuda posible para realizar sus acreditaciones, control de pasaportes. Ha sido un orgullo poder ayudarles a hacer su camino a la Villa Olímpica un poco más accesible. En especial recuerdo a dos atletas mexicanos que venían acompañados por su entrenador y su preparador físico; ninguno de los cuatro hablaba inglés, así que nosotros tuvimos que hacer de intérpretes para que pudieran llevar a cabo sus trámites y encontrar el camino a su hotel.

Ha sido una experiencia inolvidable, tanto por el evento, como por la gente que ha colaborado en él, y me siento muy orgullosa de decir que he puesto mi granito de arena en los Juegos Olímpicos de Londres 2012.

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