Una vez llegué a Londres para trabajar como Voluntaria Olímpica en la T-5 del Aeropuerto de Heathrow pude comprobar que, mucho antes de la ceremonia, todo estaba preparado para que comiencen los Juegos. La ciudad recibió a los mejores deportistas del mundo vestida con los colores olímpicos y adornada con miles de banderas ondeantes en todas las calles. Se respiraba emoción en cada rincón.
Mandeville y Wenlock, las mascotas de Londres 2012, estaban presentes por todos los rincones de la ciudad. Su divertida presencia nos recordaba que estábamos en Londres para vivir no solamente los Juegos Olímpicos, sino también los Paralímpicos. Tanto las calles de la capital como las terminales de Heathrow se llenaron de colorido para que la fiesta fuese inolvidable.
Hasta el último rincón de Lobdres estaba impregnado del espíritu olímpico, y eso se nos contagiaba por donde quiera que fuésemos. Londres 2012 quedará grabado en nuestro corazón como una experiencia única donde todos trabajamos con un mismo fin: que estos Juegos pasen al recuerdo de todos los que los han vivido. En otras palabras… ¡que sea inolvidable!
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