Garantizar la fluidez del tráfico en las ciudades, mejorar la experiencia de viaje y la seguridad en los trayectos de largo recorrido y desarrollar medios de pago que ahorren tiempo a los conductores son los desafíos a los que se enfrenta el sector de las autopistas.
Pensar al mismo tiempo en autopistas y futuro puede llevar a imaginar vehículos que se desplazan levitando sobre la tierra. Desafortunadamente para los amantes de la ciencia ficción, mis perspectivas para las autopistas en los próximos 20, 30 ó 40 años incluyen todavía, y afortunadamente para nuestro negocio, coches, camiones, motos, autobuses o cualquier otro medio de transporte que circule por carreteras de asfalto u hormigón.
Posiblemente se generalice el uso de motores eléctricos u otras tecnologías que mitiguen el impacto del transporte en el medioambiente o quizá los vehículos incluyan opciones de guiado inteligente, pero las infraestructuras serán esencialmente iguales a las actuales, al menos en la forma.
Al hablar de las autopistas del futuro sería conveniente diferenciar entre dos tipos de carreteras de características muy diferentes: los corredores urbanos y los corredores interurbanos o de largo recorrido. En las primeras, puesto que el crecimiento de los núcleos urbanos parece una tendencia que se mantendrá, la presión existente sobre las infraestructuras de transporte de acceso a las ciudades y de movimientos internos está en continuo aumento. De este modo, esperamos que el modelo de managed lanes se extienda como alternativa para optimizar el uso de la capacidad vial disponible, dado que este es un recurso escaso e irrepetible en los accesos a los centros urbanos. Otra evolución importante será la integración de estas autopistas urbanas en el diseño metropolitano.
En este sentido, será necesaria una mayor colaboración con el transporte local. Así, las grandes arterias de entrada a las ciudades tendrán que ofrecer una conexión seamless con la red de transporte y de aparcamientos urbanos. En ciudades superpobladas, será fundamental planificar los movimientos de sus habitantes considerando todas las “fases”: aparcamientos, autopistas y transporte público. Es en este aspecto donde veremos los mayores avances en tecnología, como la reserva de espacios en aparcamientos, la tarifa dinámica en carreteras o el cobro satelital por kilómetro recorrido, por citar algunos.
En cuanto a las segundas, los corredores interurbanos, creo que la tendencia será incluir, como parte de su diseño, nuevos desarrollos en seguridad vial o mejoras en la oferta de productos de entretenimiento, como el acceso a Internet desde el ordenador del coche, para poder trabajar desde este en traslados o atascos, o simplemente, para mejorar la experiencia del viaje.
Además, puede que se avance en la segregación de tráficos para mejorar la seguridad, con la creación de vías dedicadas de peaje para camiones; otro posible desarrollo futuro será el desarrollo de corredores integrados de transporte, incluyendo en una misma banda de terreno otros elementos como oleoductos, gasoductos o vías ferroviarias, además de las carreteras.
Por último, el futuro de las autopistas está ligado a los nuevos medios de pago que parten de opciones disponibles a día de hoy, como el peaje electrónico o el peaje vía teléfono móvil o vía satélite, que permite asignar a cada vehículo el pago correspondiente a su uso de la red de carreteras.
En Cintra somos líderes en innovación y soluciones de futuro. Nuestra participación en la primera autopista de peaje electrónico del mundo, 407 ETR de Toronto (Canadá), supuso una revolución para los proyectos de desarrollo de soluciones tecnológicas más potentes, como el cobro de peaje vía satélite o el modelo de managed lanes en Texas. Hoy, como entonces, nuestra vocación es seguir siendo líder en la promoción privada de infraestructuras del mundo. Y así lo será en el futuro.
Todavía no hay comentarios