A pesar de estar recibiendo continua información sobre cómo ser más sostenibles, las consignas no tienen suficiente calado en la población y todavía estamos a años luz de lograr ser eficientes. En general, los humanos, actuamos en base a la “ley del mínimo esfuerzo”; todo cambio en nuestras asentadas costumbres cotidianas, aun reportándonos beneficios, ofrece una gran resistencia, y los tímidos resultados lo confirman.
La crisis económica que ha golpeado al grueso de la población, ha propiciado una reducción en los consumos (agua, electricidad, gas…); pero no nos engañemos, si esta tendencia se produce sólo por motivos económicos, el efecto puede durar lo que dura la crisis, tornando perversamente a consumos desmesurados en época de bonanza económica.
Para invertir esta tendencia ambientalmente insostenible, considero necesario incidir en tres aspectos fundamentales:
- EDUCACIÓN
Implementar en el currículum escolar materias específicas, relacionadas con el desarrollo
sostenible y, lo que es más importante, los educadores han de conseguir que el alumnado se sienta partícipe del proceso permanente de aprendizaje con el objetivo de lograr sociedades justas y ecológicamente equilibradas. Tenemos que conseguir, no sin esfuerzo, que la sostenibilidad forme parte de nuestra cultura.
- CONCIENCIACIÓN
Para lograr la sostenibilidad ambiental es preciso que haya conciencia ciudadana. Mientras que no seamos conscientes de que cada actuación irresponsable con el medioambiente, comporta consecuencias irreversibles, seguiremos contribuyendo a la degradación del planeta comprometiendo gravemente el bienestar de las generaciones venideras: “piensa global, actúa local”. Cambios en nuestros hábitos diarios, por pequeños que sean, suponen mejoras para todos.
- IMPLICACIÓN DE LAS ADMINISTRACIONES
Los poderes públicos, a través de sus diferentes Administraciones, tienen la responsabilidad de implementar y reforzar las políticas puestas en marcha, para potenciar el ahorro energético. España, es de los países europeos más rápido y adelantado en hacer normativas exigentes para cumplir los compromisos internacionales, pero de los menos eficientes a la hora de sus implantaciones reales. Una de las medidas ejemplares e impactantes para la población, sería la de aplicar, dentro de la propia Administración, planes de optimización energética en los edificios públicos interviniendo en profundidad para que se convirtieran en edificios con una alta eficiencia energética.
Ser sostenible, ya no es sólo una preocupación de ecologistas y grupos comprometidos con los problemas medioambientales; cada persona que habita el planeta, tiene la responsabilidad de cuidar, mantener y prolongar al máximo los recursos existentes que hay en él.
Escrito por Marisa Martínez Gobantes Escrito el Miércoles, 10 Septiembre 2014, originalmente en tu casa es mas.
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