De cómo David derribó a Goliat o cómo la transformación digital está afectando a las grandes corporaciones

La transformación digital irrumpió en nuestras vidas en forma de foto, libro y canción. Al tiempo crecía la penetración de internet en nuestros hogares. Son varios los ejemplos que atestiguan y dan fe de este fenómeno transformador. Compañías con orígenes de lo más diverso, pero con un elemento común: la digitalización de los negocios.

Uber, una compañía con sede en San Francisco, ha despertado las críticas de los taxistas de medio mundo, revolucionando este tradicional sector con el desarrollo de una App que conecta pasajeros con los conductores registrados en su plataforma. Tras varios contenciosos judiciales, Uber volverá a operar este año en España con una App evolucionada, UberX, dirigida a personas o empresas con licencias de VTC (vehículos con conductor). Este modelo ya está siendo explotado con éxito por Cabify, la start-up española que también está revolucionando el transporte en la ciudad.

Airbnb, el unicornio del turismo. Valorada en más de $10.000M, la cadena hotelera más grande del mundo no tiene ningún hotel. Airbnb basa su negocio en las nuevas tecnologías y la aparición de nuevas tendencias sociales como la economía colaborativa o compartida. De nuevo una App es la que conecta a los turistas con los propietarios que alquilan o comparten su vivienda.

La economía colaborativa y la transformación digital de los servicios son, una vez más, los responsables de poner en jaque a todo el sector bancario. En este caso, sin embargo, la reacción por parte de los bancos no se ha hecho esperar y la inversión por parte de los mismos en startups tecnológicas que añadan valor a sus servicios, es el pan nuestro de cada día: nuevos métodos de pago, crowdsourcing, préstamos P2P, crowdlending, etc. Nuevos servicios financieros digitales que están siendo recibidos con agrado y naturalidad por los consumidores.

La digitalización ha llegado y ha venido para quedarse. Un cambio radical que se está cocinando en los despachos de los CEO’s de todas las organizaciones, pues afecta a todos los negocios y a toda la cadena de valor. Como hemos visto en estos ejemplos, ningún sector es ajeno a esta transformación digital.

Las nuevas tecnologías han propiciado la irrupción de nuevos actores en un mercado cada vez más digital, donde las barreras de entrada son muy bajas y el que llega primero, golpea dos veces.

¿Afecta la digitalización de los negocios a compañías como Ferrovial? Por descontado ¿Podrá Goliat salir ileso de los ataques de David? Las grandes corporaciones han de aprender a obtener valor de lo digital e identificar los puntos de contacto digitales en su cadena de valor.

Entre los problemas que pueden encontrarse las grandes corporaciones a la hora de definir su estrategia digital, destaca en muchos casos, el desconocimiento de la tecnología. Una de las formas de afrontar este proceso de transformación es la búsqueda de socios con capacidades digitales o la adquisición de talento en estas áreas de especialidad. En cualquier caso, para que esta transformación se produzca será necesario, sentar las bases organizativas, así como los procesos y la tecnología y fomentarlo de forma continua.

La innovación abierta, puede ayudarnos a dar respuesta a estas necesidades, pues durante años, se ha especializado en la búsqueda activa de los socios estratégicos capaces de impulsar el cambio y acelerar la innovación en las corporaciones, buscando ese espacio de colaboración en el que aflore lo mejor de cada organización: la agilidad de la startup y la robustez de una gran corporación.