Por segundo año consecutivo Ferrovial lanza su convocatoria pública de ayudas del Programa Infraestructuras Sociales. Y esto es noticia no solo porque pone de manifiesto el compromiso de Ferrovial con la cooperación al desarrollo, sino porque implica que el modelo que se implantó con el proyecto Maji ni Uhai se ha consolidado. Es decir, abogamos porque la empresa no debe ser un mero donante sino parte activa de la cooperación. Y esto pasa por implicar otros recursos aparte de los meramente financieros.
La participación de los profesionales en estos proyectos ha supuesto un doble efecto. Por un lado, la ONG cuenta con perfiles técnicos de alto nivel para la ejecución y mejora de los proyectos en terreno. Y por otro, la empresa genera orgullo de pertenencia entre sus empleados que desarrollan su actividad cotidiana pero en estas iniciativas sociales.
En definitiva, que en los tiempos que corren el modelo tradicional de cooperación ya no funciona. Y de esto son conscientes sobre todo las ONG que han visto, como señala Augusto Klappenbach en su artículo Tiempo de recortes: la cooperación al desarrollo, cómo los recortes en subvenciones públicas en materia de cooperación al desarrollo llegaban a los 1.389 millones (un 54% menos que el año anterior). Por ello, este modelo aún siendo más exigente para ambas partes, empresa y ONG, supone también un cambio necesario para adaptarnos al contexto actual en el que no solo vale pedir.
Ferrovial apostó hace cinco años por este modelo de cooperación activa y lanzó su primer proyecto con el ánimo de hacer frente a los hoy cuestionados Objetivos de Desarrollo del Milenio impulsados por Naciones Unidas. Desde nuestro modesto ámbito hemos conseguido lo más difícil, consolidar nuestro compromiso con dichos objetivos a través de un programa que, tras su segunda convocatoria, aspira a poner de manifiesto la necesidad de renovar modelos de interrelación entre empresas y tercer sector. Y todo ello en beneficio de personas que no entienden de crisis, de mercados, de recortes o de planes de ajuste, porque paradójicamente ellos sí que necesitan, y con urgencia, un plan de rescate.
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