Elástico, de colores, pegajoso, estas son algunas de las características de los chicles. Pero probablemente la última es una de las que más incomodan a todo el mundo. Cuántas veces nos habrá pasado que vamos caminando por la calle y de repente un pegajoso chicle nos impide dar una zancada. La reacción posterior te la puedes imaginar. Y es que el incivismo o el despiste hace que nuestras aceras no solo sean más pegajosas, también se calcula que en cada goma de mascar haya 50.000 gérmenes patógenos. Tanto es así que no es de extrañar escuchar que en Singapur la importación, fabricación, venta y consumo de chicle está prohibido desde 1992.
Ya que tenemos el privilegio de poder mascar chicle, es un must limpiar bien las calles y quitar los chicles de la calzada; aunque debido al factor pegajoso esto puede resultar bastante complicado.
¿Rascar o morir?
Como si de un anuncio de un detergente se tratara, “el rascar se va a acabar” y una nueva generación de métodos para quitar los pegajosos chicles ha surgido. Este es el caso de Gumpak, la nueva forma de quitar el chicle de las calles de Maia (Portugal).
¿De qué se trata Gumpak?
Los empleados de limpieza de Ferrovial Serviços en la ciudad portuguesa de Maia cuentan con una curiosa herramienta que -manejada por un operario- consigue extraer una media de 3 chicles por minuto, lo que significa: ¡más de 1000 chicles al día!
Al contrario de los sistemas convencionales de eliminación de chicles por raspado, este equipo consta de mochila y cepillo y es extremadamente sencillo de manejar. Además, puede ser utilizado no sólo en las calles, sino en el interior de edificios como aeropuertos, centros comerciales, grandes superficies,… ya que apenas produce ruido, minimizando así la contaminación acústica.
Solución biodegradable a partir de remolacha
Aunque lo verdaderamente sorprendente de la Gumpak es lo que contiene dentro: una solución de limpieza biodegradable, con pH neutro, no corrosivo, no peligroso, sin fosfatos, que no deja residuos y que se fabrica a partir de extracto de remolacha. Los beneficios de la utilización de este producto de limpieza contrasta con la recurrente utilización de productos químicos perjudiciales para el medio ambiente.
La Gumpak consta de un cuerpo de carbono que contiene el detergente, dos botellas de LPG que es una mezcla de gas butano y propano, y la batería (recargable en cualquier toma de corriente, con una autonomía de 8 a 12 horas). Además, posee una manguera a presión con la que rocía la solución calentada, cuya potencia y flujo son fácilmente controlados por un mando a la distancia. El equipo pesa unos 6 kg y cuenta con mangos y cinturón acolchados para asegurar el confort del profesional que lo carga.
¿Cómo funciona la Gumpak?
Primero el operador debe comprobar que la mochila está llena del detergente y LPG, después ha de conectar el equipo y esperar unos tres minutos para que alcance la temperatura ideal. A continuación, se ajusta la salida de la solución y se coloca cerca del chicle. Después de dos o tres segundos, el líquido calentado actúa en la goma, que al ser frotado con el cepillo de alambre, se deshace. Por último, se barre toda el área donde el chicle estaba pegado, para asegurar la dispersión de los pequeños fragmentos resultantes del proceso.
En funcionamiento, el equipo no requiere conexión a enchufes eléctricos o grifos. Tampoco necesita señalización adicional o áreas de paso bloqueadas a los peatones, de forma que no se interfiere en el día a día de los ciudadanos.
Complemento a la limpieza tradicional en ciudades
Esta innovadora forma de eliminar los chicles del pavimento es el complemento perfecto al resto de servicios tradicionales de limpieza urbana que la filial portuguesa de Ferrovial Servicios lleva a cabo, como: el lavado de contenedores, el barrido y lavado de calles y la aplicación de herbicidas. Y tan innovador y curiosa es que hasta ha despertado el interés de la prensa portuguesa (ver del minuto 19:36 y al 22:51):
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