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Diseño e ingeniería

Ciudad, tecnología y futuro

27 de octubre de 2017

Un reciente post en este blog: Ingeniería-ficción. Así dibujó Blade Runner la ciudad de Los Ángeles hacia 2019 viene a colación del reciente estreno de la secuela una de las principales películas de culto de la historia del cine “Blade Runner”, en la que se nos anticipa una proyección futurista de las ciudades y la sociedad en el que la hibridación de los seres humanos con la tecnología dan lugar a una situación de conflicto de interés entre los primeros y el resultado de la hibridación, los replicantes (androides).


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Tanto en la película como en la novela de ficción que la inspiró “¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?” escrito por Philip K. Dick aparece el test de “Voight-Kampff”, también llamado test de empatía. Un examen científico-psicológico ficticio que permite detectar a los replicantes mediante una prueba que pretende detectar sus respuestas emotivas ante determinados estímulos.

La pregunta que deberíamos hacernos es, ¿cuán lejos está la película de la realidad? Discusiones como ésta en la que posiciones a favor y en contra de la reglamentación en el corto y medio plazo de la Inteligencia Artificial, ponen de manifiesto que la humanidad está a las puertas de tomar decisiones en relación a la adopción y uso de tecnología que van a marcar el devenir de la historia.

En lo que se refiere a la transformación de la ciudad, probablemente el primer enfoque del concepto Smart City, la Smart City 1.0: technology driven (tal y como identifica el profesor Boyd Cohen en su artículo “ The 3 Generations of Smart Cities”), en el que la construcción de la ciudad del futuro estaba absolutamente marcada por la implementación masiva de tecnología, nos hubiese conducido a una distopía como la que inspira la novela y reflejan las películas.

Afortunadamente, el concepto ha transitado por nuevas generaciones, la segunda Smart City 2.0: Technology enabled, city-led definida por las posibilidades tecnológicas pero su implementación en base a decisiones gubernamentales y aplicación top-down de políticas urbanas, y en la que estamos ahora mismo, la Smart City 3.0: Citizen co-creación caracterizada por la implicación y colaboración del propio ciudadano para la co-creación urbana.

Todo este proceso se está realizando en un paralelo con una fuerte tendencia a la digitalización que impacta en cada vez más esferas de nuestras vidas y que nos provoca efectos positivos como la mejora de la eficiencia y la optimización de tiempos y recursos, pero también en ocasiones la falsa ilusión de que si quisiéramos podríamos prescindir del mundo físico y funcionar perfectamente en un plano digital, virtual. Nada más lejos de la realidad, aún no podemos vivir en Matrix.

Es muy importante y conveniente recordar que durante al menos un tiempo más, mientras seamos o queramos seguir siendo humanos, estaremos irremisiblemente ligados a la esfera física y necesitaremos realizar nuestras funciones vitales básicas en dicha esfera: relacionarnos, desplazarnos, alimentarnos, etc. utilizando para ello las posibilidades que nos prestan las infraestructuras físicas sobre las que hemos evolucionado nuestra civilización.

Esas infraestructuras que hoy en día nos permiten cosas de las que somos poco conscientes, como el cotidiano milagro que supone, sean cuales sean las condiciones meteorológicas y del entorno, abrir un grifo de nuestras casas y que mane de él agua perfectamente apta para el consumo humano, pulsar un botón y que se encienda la luz, desplazarnos en nuestro vehículo privado a la escuela a la universidad o el trabajo utilizando unas calzadas sometidas a un duro e intenso tráfico diario, atravesando intersecciones, pasos elevados, etc. usar el transporte público, en tren, avión o metro (esa enorme y minusvalorada red que recorre el subsuelo urbano de nuestras ciudades).

Para que podamos hacer todas esas cosas, absolutamente claves en la calidad de vida del ciudadano urbano, es necesario no sólo la existencia de las infraestructuras, su construcción, sino la operación y mantenimiento de dichos activos urbanos. Actividades en la que cientos cuando no miles de personas ponen su conocimiento, compromiso, esfuerzo y dedicación, hasta el punto de que en determinadas ocasiones las tareas deban realizarse en condiciones que pueden llegar a comprometer la seguridad de aquellos que la operan.

Las empresas de servicios urbanos estamos completamente concienciados ante este tipo de situaciones. Incorporar y aprovechar las posibilidades de la tecnología como herramienta que mejore la seguridad de es una máxima. Tenemos múltiples ejemplos de innovación aplicada a la prevención de los riesgos laborales de nuestros compañeros dedicados al mantenimiento de instalaciones:

  1. Uso de drones que sustituyan la exposición directa de personas en actividades como la inspección de espacios confinados, infraestructuras en altura o de líneas de alta tensión.
  2. Sensorización, IoT y tratamiento de datos para un mantenimiento predictivo que reduzca exposiciones innecesarias a situaciones de riesgo.
  3. Realidad virtual para realizar formaciones en entornes semejables a los reales pero en condiciones de total seguridad y realidad aumentada para asistir a los operarios en sus tareas.
  4. Wereables y todo tipo de dispositivos, y su vinculación a aplicaciones móviles para controlar a tiempo real el estado de salud de los operarios (localización, verticalidad, constantes vitales, etc.).

En el caso de la operación y mantenimiento de sus infraestructuras, el reto de garantizar la seguridad de los operarios pasa de forma ineludible por la innovación abierta, por la colaboración entre administraciones públicas, utilities, startups y emprendedores. Porque como dice una de las frases que más me gustan en relación con el uso de la tecnología y la ciudad es la del arquitecto y urbanista británico Cedric Price ¿La tecnología es la respuesta, pero cuál es la pregunta?.

La diferencia entre la distopia descrita en Blade Runner o mejorar la calidad de vida de la gente que habita y opera nuestras ciudades, no pasa por el uso masivo de tecnología sino por trabajar colaborativamente y hacernos las preguntas pertinentes para que encontremos las respuestas tecnológicas adecuadas.

BuildUp!

Conoce más sobre el reto de innovación abierta para sartups, BuildUp! 

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