El Dato. Condición necesaria pero no suficiente
El dato se ha convertido en una herramienta fundamental en la toma de decisiones de las grandes empresas. El análisis de datos, junto a todo el proceso que lo mueve y lo transforma, se ha convertido en un activo estratégico que ayuda a mejorar y a evolucionar a las grandes organizaciones.
05 de julio de 2019
Creo firmemente en el poder del dato. Creo, desde la evidencia empírica, en su incuestionable impacto e influencia en el proceso estratégico de la toma de decisiones. Pero cuestiono su influencia en la trasformación del negocio cuando se da más valor al dato en sí que a los procesos encargados de guiarlo, gobernarlo y transformarlo en conocimiento.
Hoy en día existen casos de éxito que muestran cómo empresas valientes entendieron el dato como un activo estratégico y crearon el ecosistema necesario para asegurar que fuera gobernado y guiado en toda su extensión. Compañías que revolucionaron su sector, logrando ponerlo del revés y dejando en vía muerta a aquellos que desde su inmovilismo no fueron capaces de entender que todo cambió.
De forma inmediata, el caso de Netflix aparece en mi mente. Un clásico sin duda, pero no deja de ser un claro exponente de cómo una compañía que se dedicaba al alquiler por correspondencia de películas en formato DVD entendió que se daban las circunstancias apropiadas – pantallas digitales, ancho de banda, tecnología streaming – para trasformar la industria televisiva, convirtiéndose así en un gigante mundial de la comunicación. Todo esto partiendo de un principio, tan sencillo, como antiguo y complejo: “tengo que entender a mis clientes”.
Considero que la clave del éxito de Netflix no fue solo su capacidad para adquirir, integrar y analizar cualquier tipo de dato relacionado con el uso de su plataforma por parte de sus clientes. Lo consiguió tomando el dato como punto de partida, apostando por su gobierno y generando procesos encargados de transformarlo en conocimiento. No me resisto a comentar su última gran apuesta por contenidos interactivos en el que el usuario puede elegir la trama de un capítulo de una serie de acuerdo a sus preferencias. Simplemente brillante ¿Crearon este contenido interactivo para satisfacer al usuario, o buscaron la forma de obtener más información de este a la vez que le satisfacen? No tengo la menor duda de cuál es la respuesta, una nueva forma de profundizar en sus gustos y preferencias enfocado a la creación ad hoc de contenidos.
Una estrategia dinámica acorde con el grado de madurez
A lo largo de mi carrera profesional he tenido la fortuna de trabajar en diversos sectores empresariales. En mi actual empresa, Ferrovial Servicios, se han desarrollado en los últimos años diferentes proyectos e iniciativas en materia de analítica de datos, algunas basadas en métodos estadísticos tradicionales, otras en nuevas técnicas de análisis como la inteligencia artificial. Todas estas con un propósito claro, impulsar la gestión basada en datos a través del negocio, logrando con esto reducir costes energéticos en mantenimiento de edificios, entender la dinámica de una ciudad a través de los datos urbanos, optimizar rutas y proponer recogidas dinámicas de residuos, mejorar la seguridad de nuestros trabajadores, realizar mantenimiento predictivo de activos o utilizar técnicas de reconocimiento de imágenes para analizar el estado de infraestructuras críticas.
De forma general, en base a mi experiencia, considero que si quiere incorporar la gestión basada en datos en una empresa todo comienza con el diagnóstico. En especial, aquellas empresas que no tiene el dato en su ADN, tienen que modular su trasformación de acuerdo a sus capacidades reales de adopción y cambio. Esto me recuerda al proceso en el que un niño, con el tiempo, pasa de jugar con puzles infantiles a resolver otros de millares de piezas.
Cuando un niño de 3 años comienza a jugar con puzles, inicialmente aplica una técnica de ensayo –error, probando ficha a ficha todas las combinaciones posibles hasta dar con la correcta. Poco a poco, empieza a desarrollar estrategias simples que le permiten agrupar fichas por colores o imágenes, logrando así, construir fragmentos de puzles que le aportan pequeñas victorias, manteniendo su motivación para poder avanzar hacia nuevos retos.
Con el paso del tiempo, según aumenta la dificultad del puzle, las antiguas técnicas no funcionan. Llega un momento en que necesita aplicar nuevas estrategias, basadas en metodologías más complejas. Esto es posible porque el niño mientras jugaba con los puzles fue madurando cognitivamente. Desarrolló capacidades útiles para afrontar la resolución de problemas, elaborar estrategias y seguirlas, además de adquirir habilidades espaciales y visuales.
- La clave del éxito: reside en ser capaces de identificar, durante todo el proceso de juego y aprendizaje, el estado de madurez del niño. De esta forma, podrá introducir, cuando lo consideremos necesario, aquellas técnicas y metodologías más adecuadas para que ante retos más complejos pueda seguir logrando su objetivo final: divertirse y terminar el puzle.
- El aprendizaje: si nos precipitamos con una estrategia demasiado avanzada en los primeros pasos, coartaremos sus mecanismos de aprendizaje y eliminaremos su motivación al dejar fuera de la ecuación el juego y la diversión. Por otra parte, si no somos capaces de ir añadiendo gradualmente madurez a su juego, con nuevas técnicas y metodologías, llegará un momento en el que no pueda resolver puzles complejos, se sentirá frustrado y perderá el interés por el juego.
Una organización debe asegurar que construye y utiliza los procesos y metodologías encargados de guiarla y gobernarla de acuerdo a su grado de madurez. En la empresa en la que trabajo, de carácter internacional, se está abordando un reto que emana de la complejidad y variedad en materia de datos en sus unidades de negocio y los servicios que opera. En los últimos años hemos adquirido competencias, y desarrollado nuestras capacidades, apoyados en la implantación de proyectos de analítica de datos escalables y sostenibles.
Si continuamos con la analogía anterior, estamos ante un gran puzle global de múltiples dimensiones. Para ello nos hemos dotado de un plan estratégico de datos y de un programa para impulsar la gestión del negocio basada en datos. En último término, el objetivo es asegurar que en cada momento se aplican los procesos adecuados para guiar al negocio en este viaje que busca la trasformación del dato en conocimiento, y la de este en nuevas decisiones. Decisiones más informadas, y en muchos casos más acertadas.
La experiencia previa en sectores en los que gestión basada en datos es una realidad nos enseña que no existe una única receta, ni un camino predefinido. Nos muestra el poder del dato en toda su extensión. Un poder que ha logrado trasformar sectores al mismo tiempo que hacía caer empresas que lo desdeñaron. Un poder que no se puede obviar y se debe aprovechar. Un poder que existirá únicamente si se crean los adecuados procesos, en cada momento, encargados de guiar y gobernar el dato.
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