Construcción de un tunel
Tuneles

Retos, desafíos y sorpresas de abrir túneles, los puentes subterráneos

01 de diciembre de 2020

Siempre me ha parecido fascinante el desafío de levantar puentes. Construcciones que permiten establecer comunicaciones entre dos puntos y ofrecen la forma más sencilla y rápida de salvar cualquier obstáculo.

El principio de mi carrera profesional giró en torno a estos desafíos, pero terminé trabajando en túneles, para descubrir que en cierto modo son sus gemelos subterráneos. Ambos buscan sortear un obstáculo, permiten crear nuevas conexiones y pueden tener un gran impacto en la vida de la gente. Aunque hay también grandes diferencias: una de ellas está en los secretos que nos encontramos cuando empezamos a trabajar bajo tierra.

Un mamut, palos de lavanderas y la Cerca de Felipe II

En los últimos años, he participado en numerosos proyectos subterráneos que han tenido algo en común: la incertidumbre de no saber lo que nos íbamos a encontrar. Y lo cierto es que los terrenos nos han deparado numerosas sorpresas.

Trabajando en uno de los tres aparcamientos de Serrano en Madrid, por ejemplo, nos encontramos con un tramo de la Cerca de Felipe II. En el puente de Segovia, también en Madrid, nos topamos con restos romanos del siglo I. Y trabajando en un tramo de la vía de circunvalación M30, que rodea la ciudad, con palos de lavanderas.

Hallazgos como estos hacen que se tenga que parar inmediatamente el proyecto e informar a las autoridades encargadas de gestionar el patrimonio. Desde el punto de vista profesional, la primera reacción suele ser de duda. ¿Cuánto tiempo estará parado el proyecto? Sin embargo, los hallazgos no tardan en hacer despertar nuestra curiosidad, y es entonces cuando nos lanzamos a leer cómo era la Cerca de Felipe II, una muralla construida en el siglo XVI para establecer un control fiscal y sanitario de la ciudad de Madrid, o qué construcciones levantaban los romanos hace ya 20 siglos.

Muchas veces, estos descubrimientos nos llevan a trabajar mano a mano con una empresa de arqueología que se encarga de estudiar y medir su importancia. Esto fue necesario, por ejemplo, cuando nos encontramos con algo que nunca habíamos imaginado: los restos de un mamut.

Puentes bajo tierra

La mayor parte de las dificultades a la hora de diseñar y excavar túneles tienen relación con el propio terreno – y van más allá de lo que podemos encontrar –. Por ello, varían mucho en función de cada proyecto.

Por ejemplo, el mayor miedo que teníamos al hacer el Colector de Excedentes de Lluvias en la subcuenca de Pinos, en Madrid, era encontrarnos con una bolsa de agua con mucha presión, algo que podría generar problemas de seguridad. En Serrano, tuvimos que buscar soluciones alternativas al encontrar no solo la cerca de Felipe II, sino también un cable de alta tensión refrigerado por aceite.

Muchas veces, la solución para hacer frente a estos obstáculos está en combinar los túneles y los puentes. Superar las interferencias puenteándolas, del mismo modo que lo hacemos en la superficie, pero esta vez bajo tierra. La única diferencia es que, en lugar de tratarse de ríos o montañas, son, por ejemplo, líneas de metro o fuentes subterráneas.

Para hacer esto, he podido valerme de mi experiencia previa en el ámbito de los puentes. Fue en primero de Ingeniería de Caminos cuando me enamoré de estas estructuras, y continué estudiándolas con profesores como Javier Manterola, un referente en el mundo de la ingeniería, y haciéndolas realidad en el mundo laboral. Años después, de la mano de Ferrovial, pude utilizar toda esta experiencia en otros ámbitos.

La importancia de captar y diversificar talento

Mi trayectoria no hubiese sido posible sin el papel de Ferrovial, una empresa flexible que busca dar nuevas oportunidades a sus trabajadores. Creo que es algo fundamental que nos ayuda a crecer como profesionales y a ampliar nuestros horizontes laborales. Sin embargo, y sobre todo si dejamos atrás los límites de la empresa, queda aún mucho por hacer. Sobre todo, a la hora de educar en la igualdad a niños y niñas.

Cuando yo era pequeña, quería ser piloto. En más de una ocasión me dijeron que no era posible, que en todo caso podría ser azafata. Cuando estudié, en las carreras de ingeniería las mujeres éramos una clara minoría. Hoy el mundo es muy diferente y las cifras van creciendo, pero seguimos siendo muy pocas las mujeres ingenieras en obra, por ejemplo. Por ello es tan importante hacer un esfuerzo y educar en la igualdad.

Solo si contamos con talento y lo podemos diversificar, es posible encontrar trabajadores versátiles que puedan enfrentarse a todo tipo de retos. Como nos sucedió, por ejemplo, cuando tuvimos que hacer frente a túneles y puentes, o a los desafíos de ambos por igual.

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