El bienestar físico como motor de cambio a lo largo de la historia
04 de febrero de 2022
Vivimos en una era en la que los avances tecnológicos y científicos nos regalan conocimientos de incalculable valor sobre prácticamente cualquier cosa. Y el campo de la salud y bienestar no es una excepción. Son multitud los estudios y metaanálisis que demuestran de forma irrefutable cuáles son los beneficios de la práctica de ejercicio físico en nuestra salud a todos los niveles.
Sólo por citar algunos ejemplos, recordemos que no sólo previene la aparición de enfermedades graves o crónicas (cáncer, enfermedades cardiovasculares, infecciones respiratorias o hipertensión) sino que reduce la mortalidad por cualquier causa en un 33% y evita padecer enfermedades mentales como la depresión o el Altzheimer entre otras.
A pesar de ser conscientes de los riesgos de no practicar ejercicio físico y sabiendo que es una medicina mucho más potente que cualquier pastilla que nos receten, no deja de sorprender ver que más de la mitad de la población mundial no llega a los niveles mínimos de ejercicio físico recomendados por la OMS (150´-300´ a la semana de ejercicio moderado- caminar, montar en bici, bailar…-)
¿Por qué motivo ignoramos los riesgos del sedentarismo sobre nuestra salud física y mental y no nos ponemos en marcha? Nuestro actual estilo de vida nos da numerosísimas excusas para responder a esta pregunta, algo que sin embargo no debería servir para justificar lo que en realidad es, en muchas ocasiones, una falta de responsabilidad personal sobre nuestro propio autocuidado y el desconocimiento de los efectos que la práctica de ejercicio físico tiene en nuestro trabajo y nuestro entorno familiar y social.
Un poco de historia
Partamos de un principio fundamental: el ser humano está diseñado para moverse, y de ese movimiento dependió su supervivencia durante miles de años. La evolución no ha hecho desaparecer la necesidad de nuestros genes, órganos, músculos, huesos y articulaciones de mantener ese movimiento.
Pero vamos a ir más allá y rescatemos algunas curiosidades del pasado.
La importancia de la práctica de ejercicio físico no es algo nuevo. Si echamos la vista atrás, la historia nos aporta algunos datos sobre cómo el estar en forma físicamente ha influido en muchas sociedades desde antes de Cristo. Así fue con el Estoicismo, filosofía que promulgaba que mente y cuerpo necesitaban desafíos para fortalecerse.
Por su parte, los griegos se entrenaban físicamente para la guerra y valoraban la excelencia física y las habilidades atléticas como aspectos sublimes en favor de la solidez de su sociedad y civilización.
Los romanos dieron origen al lema “mens sana in corpore sano”, concepto que habiendo evolucionado a lo largo de los siglos relaciona la salud mental y física.
¿Y qué decir del caso de Inglaterra en la Primera Guerra Mundial? El ejército británico creó un batallón conocido como el “Football Battalion” compuesto por 400 futbolistas profesionales y amateurs consciente de la ventaja que el bienestar físico suponía en el campo de batalla.
Como podéis ver, el conocimiento de que el bienestar físico de las personas es importante no sólo a nivel personal sino incluso para una nación es tan antiguo como la vida misma. Y es aquí donde encontramos a un líder de nuestro tiempo poniendo de relieve la necesidad imperiosa de mantenerse en forma (eso sí, en un contexto “algo” diferente al de hoy en día)
El caso de John F. Kennedy
En 1960 John F. Kennedy (en adelante JFK) promovió la llamada “Declaración de aptitud física” alentando a la población estadounidense a practicar ejercicio físico en beneficio de las personas y de la nación. JFK entendió que si los americanos estaban físicamente saludables también lo estarían emocional, espiritual y mentalmente. Asimismo, relacionó la aptitud física con la actividad intelectual y el desarrollo de todo el potencial de las personas, de forma que tendrían así la oportunidad de hacer el mejor uso posible de todas sus capacidades.
Durante la Guerra de Corea se hizo evidente la disminución de la fuerza y capacidades físicas de los soldados estadounidenses, tras lo cual se sucedieron publicaciones que mostraban que muchos hombres eran rechazados para prestar servicio por no ser aptos a nivel mental o físico. JFK resaltó que los jóvenes americanos estaban muy por detrás de los europeos o japoneses en cuanto a su condición física, y se observaba una continua dejadez física que ponía en peligro la defensa de la libertad del país y amenazaba su seguridad.
Siendo consciente de que las guerras no se ganaban con unas pocas semanas de entrenamiento básico sino con el mantenimiento de una vida activa desde la escuela, JFK elevó este problema a nivel nacional y lanzó un programa nacional para mejorar la condición física de todos los estadounidenses. Creó así un Comité de Salud y Aptitud Física, responsabilizó al Departamento de Salud, Educación y Bienestar e invitó a todos los gobernadores a liderar, involucrarse y participar tanto en los programas de aptitud física como en el Congreso Nacional de Fitness Juvenil anual.
El ejercicio físico “aquí y ahora”
El sedentarismo es hoy en día una pandemia mundial invisible de la que no se habla lo suficiente y que trae consigo un gasto público millonario que tampoco podemos ignorar.
Más allá de la visión de JFK sobre la importancia del ejercicio físico para los ciudadanos y su país y con ese trasfondo bélico o de seguridad nacional que afortunadamente en muchos lugares del mundo no tienen lugar, algo que sin ninguna duda podemos traer a nuestra realidad actual y que JFK muy acertadamente destacó fue que la voluntad, la determinación y el esfuerzo son ingredientes fundamentales para superarnos y alcanzar nuestros objetivos físicos, vitales, y de cualquier otra índole. Y es en este punto donde sí podemos conectar aquel momento con nuestro “aquí y ahora”.
Adquirir el compromiso y la responsabilidad de cada uno de nosotros para ganar salud y bienestar físico y mental es imprescindible en este mundo en el que las comodidades, la inmediatez, el estrés y un ritmo de vida frenético son los “es ques” perfectos para no tomar las riendas de nuestra vida y nuestra salud y continuar dejándonos llevar por la inercia y la desidia.
Aprovechemos todo el conocimiento que antes no había y pongámoslo a nuestro servicio. Sabemos que mantenernos activos mejora nuestra concentración, creatividad y eficiencia a la hora de resolver tareas complejas, lo que mejora nuestro rendimiento en el ámbito laboral. Nuestra motivación, estado de ánimo y salud mental en general mejoran notablemente, y son innumerables los efectos fisiológicos altamente beneficiosos para nuestro organismo.
Siendo así, ¿por qué no nos convertimos en protagonistas de nuestra propia salud y bienestar y damos ejemplo a nuestros hijos sobre cómo vivir una vida mejor y más plena? La práctica de ejercicio físico conlleva vivir con unos valores, nos dota de fortaleza mental, nos sorprende enseñándonos hasta dónde podemos llegar y puede cambiarnos o incluso salvarnos la vida.
Que, ¿nos movemos?
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