Cómo las nuevas herramientas y la tecnología pueden ayudar a mantener los riesgos bajo control
23 de febrero de 2022
Tras más de 20 años trabajando en seguridad y salud, y una década trabajando solo en la industria de la construcción, estudié para obtener un doctorado en gestión de seguridad y un futuro puesto como profesional de la seguridad dentro de una organización.
La naturaleza de estos puestos se ha vuelto a menudo muy administrativa, en lugar de centrarse en la prevención y los futuros riesgos. Rellenar el papeleo sobre lo que ocurrió la semana pasada no es tan valioso como entender lo que tendrá que gestionarse de forma proactiva en los días siguientes.
El pensamiento sobre esto todavía está evolucionando, pero ese es el cambio fundamental que debe producirse.
Cuando voy a una organización, pregunto sobre sus prácticas de seguridad y les reto a explicar qué están haciendo ahora que no estuvieran haciendo en los años 90. La mayoría de las compañías tienen dificultades para encontrar algo nuevo; la función de seguridad y salud ha experimentado muy poca innovación en los últimos 25 años.
En esa época, las tasas de muertes en la industria estaban planas o en algunos casos aumentando en muchos países. Nuestras herramientas, técnicas y prácticas de seguridad no han mantenido el ritmo del riesgo cada vez mayor en nuestras operaciones.
Algunas empresas todavía basan sus prácticas de gestión de riesgo en el trabajo tal y como era hace 30-50 años: tecnología mecánica, procesos lineales con procedimientos operativos estándar y un ritmo de trabajo mucho más lento.
Ahora trabajamos de una forma distinta. Las empresas son mucho más complejas: desde nuevas tecnologías y software a modelos de negocio no convencionales. Al mismo tiempo, se están restringiendo los recursos y las expectativas de producción y beneficios están aumentando.
Combinando todas estas cosas tal vez deberíamos preocuparnos de que el riesgo se nos pueda ir de las manos.
El punto crítico tecnológico
Afortunadamente estamos empezando a alcanzar un punto crítico con tecnologías que incluyen realidad documentada (RA), realidad virtual (RV), formación just-in-time y códigos QR:
- La RA mejora digitalmente las capacidades de una persona. Con tecnología de voz y cámaras acopladas al cuerpo, el personal puede hablar con alguien para comprobar los procedimientos, obtener ayuda y valorar problemas.
- La RV puede simular entornos y proporcionar a la gente experiencias realistas de una forma muy segura. Podemos poner a la gente en situaciones ‘peligrosas’ y enseñarles a afrontar los riesgos con seguridad.
- Con la formación just-in-time, la gente recibe la información cuando la necesita. Formarse 90 segundos antes de la tarea es mucho más efectivo que hacerlo seis meses antes.
- Los empleados o contratistas nuevos pueden escanear códigos QR al llegar al lugar para abrir y completar cursos de iniciación. También pueden utilizarse en paquetes de trabajo, con el personal escaneando un código en cada paso de un proceso para acceder a breves vídeos prácticos.
Estas tecnologías ya llevan un tiempo del mercado y cada vez se han puesto más a prueba. El siguiente paso es que se generalicen.
Nuevos modelos para seguridad y salud
Si estuviese diseñando la seguridad y salud de una organización ahora, no tendría gente desplegada en cada sitio. Habría un par de puestos de enlace claves, más un puesto de mando central con los mejores expertos en productos químicos, trabajo en altura, operaciones con grúas, entrada en espacios reducidos y excavación disponible 24/7 para hablar mediante cascos de RA con supervisores en todo el mundo y en tiempo real. Este modelo sería mucho más económico y efectivo que tener a gente en cada sitio gestionando el papeleo.
Hemos trabajado con una empresa para reescribir todo su manual de seguridad y salud en un formato de preguntas y respuestas. La tecnología de IA nos permite hacer un seguimiento de las preguntas que más hace la gente y explorar lo que eso significa en cuanto al riesgo dentro del negocio y qué soporte y actuaciones se necesitan.
Dentro de cinco años, es posible que la forma en la que llevamos a cabo los procedimientos de seguridad y salud sea irreconocible, sin un solo folio de papel. Todas las personas que desarrollasen un puesto operativo podrían llevar un casco de RA mediante el que accederían a todo, desde vídeos prácticos hasta avisos de riesgo, desde informes de incidentes hasta la solicitud de ayuda de expertos. Incluso sin la tecnología de RA, podemos lograr todo eso hoy mismo con teléfonos inteligentes.
Mejorar el trabajo para mejorar la seguridad
Es muy complicado gestionar la seguridad y salud tan solo con nuestros procesos y procedimientos de seguridad y salud. Lo que más contribuye a los resultados en cuanto a seguridad es la forma en que planificamos y ejecutamos el trabajo: los contratistas que elegimos, la calidad del equipamiento, cómo planificamos, el flujo de trabajo que seguimos o las capacidades del personal en su puesto operativo principal.
Hay muchas cosas que hacen que el trabajo sea más o menos seguro. Etiquetaríamos muchas de ellas como insumos y procesos de trabajo, no como seguridad.
La seguridad es un resultado del trabajo. Para mejorar la seguridad, debemos mejorar el trabajo.
La única manera de tener una imagen real de la seguridad y el riesgo en un negocio es entender cómo se hace realmente el trabajo, no las políticas de seguridad que digamos que tendrían que suceder o lo que el gerente piensa que está sucediendo. Llamamos a esto ‘trabajo real’ (work as done).
Las empresas deben tener la capacidad de:
- Orientar y fijar la dirección y las expectativas para el trabajo.
- Permitir que se alcancen esas expectativas proporcionando los recursos, formación, capacidades y capacidad para ejecutar el trabajo de forma efectiva cada día.
- Ejecutar todo el trabajo de forma efectiva tomando decisiones inteligentes, comunicándose bien y teniendo gente competente al frente para monitorizar el rendimiento.
Las organizaciones seguras deben ser seguras también psicológicamente. Si hay un flujo libre de información en un negocio, si todo el mundo cree que puede hablar sobre seguridad con los que toman las decisiones, habrás superado la mitad del camino para convertirte en una organización segura. Generar esto no es fácil, pero es muy importante.
Menos valoración, más monitorización de control
El aspecto más importante de la gestión del riesgo es tener los controles de riesgo correctos implementados. Parece obvio, pero a menudo es la parte peor ejecutada del proceso.
He visto organizaciones que emplean el 80% del esfuerzo solo en identificar y valorar los riesgos para hacer el papeleo.
Pero valorar el riesgo es tan solo el punto de partida. Lo cierto es que mediante ese ejercicio no has hecho realmente nada. Tienes que retarte a ti mismo a hacer más, a hacer todo lo posible. El 80% del esfuerzo en seguridad y salud debería emplearse en asegurar que los controles están implementados, son conocidos, efectivos y se monitorizan continuamente.
Para identificar los peligros siempre tenemos que empezar por el entorno y las tareas laborales. Después valoramos los riesgos, cuáles serían las consecuencias y cuál es la probabilidad de que se produzcan. A continuación, vemos qué puede hacerse para minimizar esos riesgos en lo posible. Por último, implementamos controles y nos aseguramos de que están funcionando y se monitorizan.
A menudo, cuando los incidentes se producen, es porque las organizaciones no han dedicado el tiempo suficiente a esta segunda parte del proceso.
Las prácticas de seguridad son importantes y deberíamos llevarlas a cabo como se debe, no como un ejercicio mecánico sin importancia. Siempre tienen que estar bien diseñadas, ser bien entendidas y ejecutarse correctamente.
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