Estamos en la década de la acción (ONU dixit), que traducido a lenguaje que todos podamos entender es que nos hemos dado hasta el 2030 para dejar el mundo sin problemas.
Así escrito tal vez parece demasiado ambicioso. Pero la verdad es que hay unos objetivos (concretamente diecisiete) que todos los países han aceptado y que son esencialmente buenos. Por ejemplo, a no ser que haya un milagro, en 2030 seguirá habiendo personas en el planeta que no tengan acceso a agua de calidad, pero todos debemos colaborar para que sean muchas menos de las que lo son hoy (2.200 millones de personas todavía no tienen acceso a agua potable gestionada de manera segura).
¿Y esto qué tiene que ver con las empresas?
Las compañías han aceptado esta agenda que proponía la ONU y los gobiernos de los países. Los objetivos de desarrollo sostenible (ODS), tienen metas e indicadores, y este enfoque ha permitido que los directivos y empresarios sientan que es un lenguaje que entienden y comparten. Así que los ODS se han convertido en una buena herramienta para influir en las estrategias de las empresas y para medir sus logros.
¿Pero qué tipo de logros?
Pues los logros que los directores de responsabilidad corporativa llevan impulsando desde principio del siglo XXI:
- Que una empresa responsable además de conseguir una cuenta de resultados saneada debe medir, gestionar y optimizar sus impactos ambientales (E).
- Que su actividad tiene sentido porque se realiza con y para personas (empleados, proveedores, clientes, habitantes de pueblos y ciudades) y que hay que medir cómo mejoramos la vida de todos ellos, es decir, los impactos sociales (S).
- Que todo ello debe ser gestionado con unos estándares éticos y de transparencia que hemos denominado buen gobierno (G).
¿Y los ODS?
Son una ayuda para identificar aspectos clave de E, de la S y de la G. Es decir, una empresa responsable debe tener en cuenta criterios ESG en su gestión, porque si no, a largo plazo, no será sostenible.
Ese es el concepto de sostenibilidad: que tus relaciones con las personas y con el medio ambiente puedan continuar en el tiempo, y eso solo es posible si tus relaciones con las personas (agrupadas en grupos de interés) son justas y equilibradas, y si cuidas el contexto donde se desarrollan tus actividades y no sobreexplotas los recursos.
Al final parece que se entra en bucle, porque estamos hablando de lo mismo: ESG, sostenibilidad, responsabilidad, por supuesto con sus matices, y todo en el contexto de los ODS. Lo importante es recordar que las empresas están formadas por personas que acorde a su nivel de responsabilidad toman decisiones. Una empresa por tanto será responsable si sus directivos y empleados lo son en sus decisiones estratégicas, pero también en las del día a día. Por eso la RSC -ESG -sostenibilidad, es tan compleja y transversal.
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