Comencemos echando un vistazo al origen etimológico de la palabra “trabajo” para entender por qué aún hoy para muchos es algo negativo, más allá de las condiciones mínimas de seguridad y salud exigibles. La palabra “trabajo” proviene del latín tripalium, que significaba literalmente ‘tres palos’ y siglos atrás fue un instrumento de tortura formado por tres estacas a las que se amarraba a los presos. Esta palabra, que conlleva en sí misma molestia, tormento y sufrimiento, ha evolucionado a lo largo de la historia en distintas lenguas (“labor” en inglés, “lavoro” en italiano, “trabajo” en español o “travail” en francés por ejemplo). A pesar de que hoy en día lleva implícita una retribución económica, mantiene aún una connotación negativa que debería cambiar si queremos vivir mejor y convertirla en una fuente de satisfacción personal, siempre y cuando prime la seguridad y la salud en su desempeño.
Hoy día, son cada vez más las personas que han dado con la clave y trabajan con un propósito más allá del hecho de obtener un salario. Darle sentido a nuestro trabajo nos ayuda a sentirnos mejor, más motivados y en definitiva más felices. Sin embargo, las circunstancias no siempre son las más idóneas y la ausencia de garantías para desempeñar nuestras tareas de forma segura y con salud nos llevan en ocasiones a padecer enfermedades relacionadas con el trabajo.
Si tenemos en cuenta que dedicamos al trabajo dos terceras partes de nuestra vida, es evidente que las condiciones en las que llevamos a cabo nuestras tareas son absolutamente determinantes en nuestro bienestar y salud, y que trabajar en condiciones de máxima seguridad debería ser algo innegociable y que nos atañe a todos. Afortunadamente, en la actualidad existe mucha mayor conciencia sobre la creación de culturas de seguridad y salud en el trabajo en las que desde las direcciones de las organizaciones se promueven entornos laborales seguros y saludables y que además cuentan con la participación activa de todos sus colaboradores para encontrar soluciones eficaces y sostenibles a los problemas inherentes al entorno laboral.
Sin embargo, en ciertos sectores como la agricultura, manufactura o la construcción por ejemplo, reducir el impacto del desempeño del trabajo en la salud sigue siendo un reto en el que se sigue trabajando diariamente. Pero aún queda un largo camino por recorrer para garantizar la máxima seguridad y salud para las personas al mismo nivel que en otros sectores.
Seguridad y Salud en el sector de la Construcción
Cada día, aproximadamente 6.300 personas mueren en el mundo como resultado de accidentes laborales o enfermedades relacionadas con el trabajo. Esto supone más de 2,3 millones de muertes al año. Las malas prácticas en seguridad y salud en el trabajo, más allá del coste económico que supone para los gobiernos, suponen un coste humano preocupante e inaceptable.
La Construcción presenta unos porcentajes de siniestralidad superiores a otros ámbitos, por lo que aún se le sigue considerado uno de los sectores más peligrosos para trabajar, por el elevado número de accidentes y casos de mala salud. Diferentes investigaciones muestran que los factores psicosociales inherentes al diseño y gestión del trabajo son factores que contribuyen a aumentar los accidentes relacionados con el trabajo y diferentes problemas de salud. ¿Esto qué significa? Que en Construcción se dan una serie de circunstancias particulares o características del propio trabajo que conducen a padecer, entre otras enfermedades, estrés, ansiedad, depresión o insatisfacción laboral y que por lo tanto influyen negativamente en la seguridad, salud y bienestar de las personas. La presión en los tiempos de ejecución, la responsabilidad, la falta de apoyo, la temporalidad y subcontratación, la inseguridad laboral, los procedimientos o la falta de formación e información son solo algunos ejemplos de factores psicosociales que día a día impactan negativamente en nuestra salud.
¿Y si nos unimos para construir juntos una cultura de seguridad y salud positiva?
La celebración del Día Mundial de la Seguridad y Salud en el trabajo es sin duda una oportunidad para continuar creando conciencia mundial sobre la magnitud, las consecuencias y el impacto de las enfermedades, accidentes y lesiones derivadas del trabajo. En los trabajadores en primera instancia, pero también en sus familias, las organizaciones y la sociedad en general. Y aunque en materia de seguridad y salud hemos evolucionado exponencialmente en las últimas décadas, nos enfrentamos a continuos riesgos para la vida de las personas que no podemos ignorar. Y así como por ejemplo el Covid 19 ha traído consigo nuevas formas de trabajar, con sus oportunidades, pero también sus riesgos, sin duda también nos ha demostrado lo importante que es contar con sistemas sólidos de seguridad y salud en el trabajo.
En cualquier caso, es deber de todos nosotros, cada día, el colocar la salud, seguridad y bienestar de las personas en el centro de la cultura de cualquier organización a través de sistemas resilientes que contribuyan a reducir el número de accidentes, lesiones y muertes relacionadas con el trabajo.
Si a esto unimos un cambio de paradigma y concebimos el “trabajo” no como un castigo o sufrimiento sino bajo la perspectiva de un propósito que da sentido a lo que hacemos, en un ambiente laboral saludable y en el que desempeñamos nuestras tareas diarias con motivación, nuestro nivel de salud y bienestar estarán a otro nivel y podremos disfrutar de una vida laboral segura y plena.
2 comentarios
Tu Malla
15 de septiembre de 2022
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