Innovación urbana

Cronourbanismo: ¿y si empezamos a medir las ciudades por minutos?

04 de julio de 2022

Para millones de personas de diferentes ciudades del planeta, las distancias se miden en tiempo. Calculamos cuánto nos lleva llegar al trabajo, al gimnasio, al supermercado o a la estación de metro más cercana y lo contamos en minutos. Muchas veces, estas distancias son tan largas que los días parecen acortarse y estos minutos se quedan, desaprovechados, en los desplazamientos.

Algunas ciudades han decidido dar un giro de 180 grados a esta situación y convertir el tiempo en su aliado. Su premisa se basa en el cronourbanismo, un nuevo modelo en el que se garantiza que todo aquello que necesitamos en el día a día – dónde vivir, trabajar, comprar, hacer deporte y disfrutar del tiempo de ocio, por ejemplo – esté disponible a pocos minutos andando o en transporte público.

La ciudad de los 15 minutos

El cronourbanismo es un nuevo modelo urbano que busca descentralizar las ciudades. Acabar con el modelo de urbe en el que existen zonas de negocios, residenciales, comerciales y de ocio separadas entre sí por largas distancias. El modelo en el que los ciudadanos pierden cada día gran parte de su tiempo en desplazarse para trabajar, ir de compras o hacer deporte. Un sistema, al fin y al cabo, poco eficiente.

En su lugar, apuesta por ciudades organizadas en pequeños núcleos, en donde todos los barrios y vecindarios disponen de los servicios necesarios para su día a día. Es decir, ciudades en las que los ritmos dejan de estar marcados por las prisas, las largas distancias y las exigencias del tráfico.

La idea de cronourbanismo fue popularizada por la alcaldesa de París, Anna Hidalgo, y su plan para convertir esta urbe en La Ville Du Quart d’Heure (o la ciudad de los 15 minutos). El término fue una idea de Carlos Moreno, asesor de la alcaldía, quien apostaba por transformar la capital de Francia – una ciudad que se extiende durante más de 100 kilómetros cuadrados y es el hogar de varios millones de personas – en una ciudad de proximidad.

Paris de los 15 minutos
El París de los 15 minutos. Paris en Commun.

Sin embargo, el concepto cronourbanismo tiene sus raíces en demandas que van más allá de las calles de París. Ya en 1920, hace un siglo, el urbanista norteamericano Clarence Perry planteó el concepto de los neighbourhood units o unidades vecinales. Estas pequeñas comunidades estaban delimitadas por vías por las que circulaba el tráfico, dejando en su interior calles con espacios peatonales y cuatro elementos básicos: escuelas, parques, comercios y edificios residenciales.

Los beneficios del cronourbanismo

El plan de la ciudad de los 15 minutos nació, en un primer momento, para reducir el impacto medioambiental del tráfico en las calles de París al limitar los desplazamientos en vehículos privados y fomentar la peatonalización, el transporte público y la creación de carriles bici. Sin embargo, el modelo presenta muchos otros beneficios.

La consultora Deloitte destaca, por ejemplo, la creación de sensación de comunidad. De acuerdo con su análisis, este tipo de ciudades mejoran la habitabilidad de los vecindarios y promueven la participación en los asuntos relacionados con la comunidad. Al disponer de más tiempo libre y poder disfrutar del entorno y sus beneficios, las ciudades se vuelven lugares más amigables y menos estresantes, en los que se favorece la cooperación.

Peatones cruzando una calle urbana
Peatones cruzando una calle urbana. Behzad Ghaffarian (Unsplash).

Entra en juego, también, la reactivación de la economía y la democratización del mercado de la vivienda. En los últimos años, hemos podido ver cómo la gentrificación desplaza a los habitantes de numerosos barrios y cómo los locales dejan de albergar negocios familiares para dar paso a comercios destinados a nuevos públicos. Una de las premisas del cronourbanismo es que los barrios puedan ofrecer soluciones a personas de diferentes edades y nivel adquisitivo. De este modo, señalan desde Deloitte, se conseguirá que sean más asequibles para vivir.

Por último, entra en juego la mejora de la calidad de vida y la salud de los ciudadanos. ¿Y qué es necesario para lograr todo esto? Deloitte señala como imprescindible lo siguiente:

  • Garantizar un acceso sencillo a servicios médicos y de alimentación.
  • Construir vecindarios multiculturales con diferentes tipos de viviendas y niveles de asequibilidad.
  • Contar con oficinas, espacios comerciales y oferta hotelera.
  • Tener abundantes espacios verdes.
  • Crear corredores para peatones y ciclistas.
  • Reducir la comodidad de viajar en automóvil (por ejemplo, limitando las vías a un solo sentido o reduciendo las plazas de aparcamiento).

De París a Estocolmo

El ejemplo más conocido de cronourbanismo es la ciudad de los 15 minutos de París, que se basa en cuatro pilares: proximidad, diversidad, densidad y ubicuidad. Pero no es el único: en Suecia, por ejemplo, el plan es implantar el modelo de ciudad de un minuto a nivel nacional.

El modelo escandinavo (basado en el movimiento Street Moves) va un paso más allá del francés y plantea esquemas urbanos basados en la vida de los vecindarios. Su objetivo es que los propios vecinos puedan decidir cómo se utiliza el espacio de su calle o manzana mediante consultas y talleres colectivos. Esto, señalan sus creadores, incentiva que se promuevan espacios compartidos y se favorezca la cooperación. El plan de Suecia es poder implementar este modelo no solo en su capital, Estocolmo, sino en cada calle del país antes de 2030.

Imagen del proyecto Street Moves de Suecia
Imagen del proyecto Street Moves de Suecia. Utopia Architects.

El cronourbanismo ha tenido también su impacto en Estados Unidos. En Portland, Oregón, se ha planteado un enfoque con perspectiva social que busca fomentar la creación de viviendas asequibles, más transporte público, más espacio peatonal y, en definitiva, barrios más inclusivos y comunitarios. El plan de Portland tiene como meta que el 90 % de los residentes de la ciudad puedan caminar o pedalear para satisfacer todas sus necesidades diarias (excepto las relacionadas con el trabajo) antes de 2030.

Otro ejemplo, esta vez en España, es el de Pontevedra. Aunque los planes de la ciudad nunca se plantearon bajo el término cronourbanismo, lo cierto es que sí llevan a que sus vecinos puedan moverse caminando hasta cualquier punto y en pocos minutos y a favorecer la cohesión y la reducción de las diferencias sociales.

El cronourbanismo es, así, una solución para hacer las ciudades más cercanas, amables y humanas. Ciudades en las que cualquier barrio sea un buen lugar para vivir, los minutos no se pierdan en eternos desplazamientos y las distancias no determinen la calidad de vida de sus habitantes.

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