tres mujeres en un campo de girasoles
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Día Mundial de la Alegría: ¿sabes cómo identificar y sacar partido a esta emoción?

01 de agosto de 2022

Alegría y felicidad…no son lo mismo

Es habitual confundir ambos términos y hablar indistintamente de uno u otro pensando que son lo mismo, cuando en realidad se trata de dos estados diferentes, aunque siempre muy positivos.

Mientras que la felicidad es un sentimiento profundo de dicha que puede permanecer en el tiempo, la alegría es una emoción básica más pasajera y espontánea, y podría considerarse como una vía para alcanzar la felicidad. En otras palabras: una persona infeliz puede sentir momentos de alegría y una persona alegre puede no llegar a sentirse feliz.

El efecto de la alegría en nosotros y en los demás

Al tratarse de una emoción, la alegría trae consigo una respuesta orgánica que genera reacciones químicas y físicas en nuestro cuerpo, modifica la forma en cómo nos sentimos y genera una sensación de placer ante estímulos agradables.

¿Sabéis que la alegría se retroalimenta? Cuanto más alegres estamos mayor bienestar emocional, lo que a su vez nos produce más alegría. Pero no sólo eso. La alegría es una emoción expansiva que proyecta altos niveles de energía positiva y apertura, y además es generadora de nuevas conexiones personales.

La sonrisa es la expresión por excelencia de la alegría, y al ser contagiosa, invita a compartir y disfrutar con otros del momento en el que se da y recibe. ¿A quién no le agrada ver una sonrisa espontánea? A lo largo del día, tenemos la oportunidad de transformar situaciones cotidianas (dar los buenos días, saludar por las mañanas, compartir un café, ofrecer o pedir ayuda, construir un proyecto) en momentos mucho más agradables y satisfactorios gracias a esas sonrisas que además ayudan a establecer vínculos más fuertes con los demás. Y todo esto, por supuesto, también en el entorno laboral.

Trabajar con alegría

Pretender que nuestra jornada laboral transcurra con una sonrisa en la cara permanente sería un disparate, pero sí es importante saber que es posible transformar nuestra experiencia en el entorno laboral gracias a pequeñas dosis de alegría, a través de las cuales mejoraremos sin lugar a duda no solo nuestro bienestar físico y mental y nuestros niveles de satisfacción, sino también el ambiente de trabajo y nuestras relaciones con los demás.

La alegría puede surgir de forma natural o espontánea, pero también puede venir provocada por ciertas conversaciones, chascarrillos o chistes, situaciones generadoras de vínculos saludables, motivadores y entornos más colaborativos. Multitud de estudios han demostrado que reírse en el trabajo es altamente beneficioso ya que alivia la carga mental e incluso se asocia con un ligero aumento de la productividad.

La alegría disminuye el estrés liberando adrenalina y endorfinas en el cerebro, contribuye a mejorar la autoestima, la energía, el rendimiento y la perseverancia. ¡De hecho es uno de los factores clave para conseguir nuestras metas a largo plazo!

Liderar con alegría, ¿es posible?

La alegría no tiene por qué estar reñida con la rigurosidad, la exigencia, la seriedad, la responsabilidad, el compromiso o la presión para conseguir unos objetivos empresariales ambiciosos y retadores. Más bien todo lo contrario, puesto que aumenta nuestros niveles de compromiso y estimula la creatividad y la colaboración, la precisión analítica y la productividad. De ahí que liderar con alegría no sólo es posible sino altamente recomendable. La alegría contribuye a relajar el ambiente sin perder el foco en los objetivos, a aumentar la confianza y reforzar el trabajo en equipo. Y no hay nada mejor que un liderazgo saludable que despliegue genuinamente bienestar a través de pequeños gestos que impactan poderosamente en el estado de ánimo de sus colaboradores.

¿A quién no le causa alegría haber cumplido con el deber, haber dado lo mejor de sí mismo u observar los logros obtenidos?

El trabajo nos da la oportunidad de desarrollar nuestras mejores cualidades y así sentirnos satisfechos y alegres. La alegría puede entrenarse de diferentes maneras: conociéndonos a nosotros mismos, aprendiendo a pensar de manera más positiva y siendo empático y asertivo.

Alegría y psicología positiva

En un mundo en el que están tan normalizado vivir con altísimos niveles de estrés…

En un mundo en el que no es extraño convivir con altos índices de infelicidad e insatisfacción vital…

En un mundo en el que, más que nunca, hace falta parar para valorar todo lo bueno que nos rodea…

Adquirir y desarrollar recursos personales para desplegar todo nuestro potencial y conocer cómo ciertos ingredientes, como en este caso la alegría, mejoran nuestra calidad de vida, puede ser de vital importancia para superar situaciones críticas y en definitiva vivir y sentirnos mejor. Y en este sentido, la psicología positiva tiene mucho que decir: no ignoremos los contratiempos y crisis que a veces nos azotan. Pero sí valoremos y permitamos que lo positivo acerca de la vida, que es mucho y a menudo se da por hecho, esté mucho más presente y nos ayude a vivir mejor.

Vivir y trabajar con optimismo y sentido del humor, mantener buenas relaciones con los demás, practicar la amabilidad y el agradecimiento y nutrirnos de la alegría que estas y otras tantas pequeñas cosas de la vida nos traen, puede ser un buen punto de partida si queremos mejorar nuestro bienestar.

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