Historia

Cuando París odió la Torre Eiffel

31 de marzo de 2023

Los primeros ascensores de la Torre Eiffel no comenzaron a funcionar hasta el 26 de mayo de 1889, 11 días después de que la torre se inaugurase con el inicio de la décima Exposición Universal en París. Sin embargo, esto no empañó su éxito: solo en la primera semana, más de 30 000 visitantes subieron a pie sus más de 1700 escalones, maravillados por la que en aquel momento era la torre más alta del mundo. 

Desde su cima, los visitantes celebraban su construcción. En su primera planta se abrieron restaurantes, y en la segunda se llegó a instalar una imprenta que hacía ediciones especiales de ‘Le Figaro’ que los visitantes se llevaban de recuerdo (y que servían de prueba de que habían subido a la famosa Torre Eiffel). 

En el suelo, sin embargo, quedaron otros muchos que no veían la construcción con tan buenos ojos. Lo cierto es que, durante años, el proyecto fue muy criticado por una parte de la sociedad parisina. Algunos artistas, arquitectos y periodistas se alzaron contra la Torre Eiffel, a la que llegaron a llamar “monstruo de hierro”, “trágica farola gigante” o “esqueleto de atalaya”. La construcción, protestaban, no encajaba con la arquitectura que había hecho de París una de las ciudades más admiradas y visitadas del mundo. 

De juicios a manifiestos

La construcción de la Torre Eiffel se alargó durante dos años, dos meses y cinco días, y tanto en la fecha en la que comenzaron las obras como en la que terminaron (en enero de 1887 y en marzo de 1889, respectivamente), se contaba con que permanecería en pie durante 20 años. La noticia de que una torre de hierro iba a marcar el horizonte de París durante dos décadas no fue siempre bien recibida. 

Cartel expo Paris 1889

Cartel de la Exposición Universal. Wikimedia Commons

Muchos de los vecinos que vivían cerca del Campo de Marte, en el séptimo distrito de París, intentaron llevar a juicio a Gustave Eiffel. Y el 14 de febrero de 1889, un mes después de que comenzasen las obras, el periódico Le Temp publicó en portada la ‘Protesta de los artistas contra la Torre de Monsieur Eiffel’

Este manifiesto, que pasó a la historia, estaba firmado por personas tan reconocidas e influyentes como los escritores Guy de Maupassant y Alexandre Dumas (el hijo del escritor del mismo nombre), el poeta François Coppée, el pintor William Bouguereau e incluso Charles Garnier, el arquitecto de la Ópera de París.

“Venimos, escritores, pintores, escultores, arquitectos y apasionados aficionados de la belleza hasta ahora intacta de París, a protestar con todas nuestras fuerzas, con toda nuestra indignación, en nombre del gusto francés no reconocido, en nombre del arte y de la historia de Francia amenazados, contra la erección, en el corazón de nuestra capital, de la inútil y monstruosa Torre Eiffel”, puede leerse en el comunicado.

Sus autores consideraban la torre una deshonra para la ciudad, una “torre vertiginosamente ridícula, semejante a una negra y enorme chimenea de fábrica” que “ni siquiera la capitalista América querría”. Todos ellos – y muchos otros – opinaban que acababa con la belleza de París y que alejaría, para siempre, el turismo de la ciudad. 

La arquitectura, en el punto de mira

Uno de los puntos más criticados de la Torre Eiffel era sin duda su tamaño. Cuando se construyó, la torre tenía 312 metros de alto (hoy tiene 330, debido a la que se le añadió una antena), lo que la convirtió en el edificio más alto del mundo hasta que se levantó el edificio Chrysler en Nueva York, 41 años después. Su ancho es de 125 metros, y su estructura metálica, formada por más de 18 000 piezas de hierro, pesa más de 7300 toneladas.

Imagen Torre Eiffel

Estructura de la Torre. Prensa Tour Eiffel Paris.

Estas cifras eran tan impresionantes para la época que incluso algunos arquitectos presentaron sus dudas ante la posibilidad de su construcción. La revista La Construction Moderne, por ejemplo, criticó la viabilidad de la torre y, especialmente, la de sus ascensores.

Tal y como explica Bertand Lemoine, arquitecto, ingeniero e historiador francés autor del libro ‘The Eiffel Tower’, Gustave Eiffel y las autoridades de la ciudad defendieron siempre la viabilidad, la estética y el futuro de la torre. El ingeniero llegó a compararla con las pirámides de Egipto, en el sentido de que ambas son grandes construcciones que simbolizan la superación de las dificultades técnicas.

Cimientos Torre Eiffel

Construcción de los cimientos de la torre. Léna (Wikimedia Commons)

“Por el hecho de que nosotros seamos ingenieros, ¿creen ustedes que la belleza no nos preocupa en nuestras construcciones y que cuando hacemos algo sólido y perdurable no nos esforzamos también por hacerlo elegante?”, escribió Eiffel. “¿Acaso las auténticas condiciones de la fuerza no son siempre compatibles con las condiciones secretas de la armonía?” 

La segunda vida de la torre

A pesar de las críticas, Eiffel pudo construir su torre y llevar una nueva estética a París. Las críticas se fueron apagando poco a poco, a medida que la popularidad de la construcción crecía y su imagen se convertía en un símbolo de la ciudad.

Sin embargo, algunas de las voces más detractoras mantuvieron su postura a pesar del paso de los años. Fue el caso del escritor Guy de Maupassant, por ejemplo, que llegó decir que le gustaba mucho la cafetería situada en la planta baja de la torre con las siguientes palabras: «Es el único lugar en París donde puedo comer y no ver esa torre horrible».

La construcción fue adquiriendo diferentes usos prácticos. Eiffel la convirtió en una gran antena de radio y en el centro de numerosos experimentos técnicos, lo que evitó que se demoliese en 1910, cuando se acababa el contrato que permitía tenerla en pie. Jugó un papel importante durante la Primera Guerra Mundial y siguió funcionando como antena hasta muchos años más tarde.

Campo de Marte y Torre Eiffel, Paris

La Torre Eiffel en el Campo de Marte. Il Vagabiondo (Unsplash).

Hoy, la Torre Eiffel recibe más de un millón y medio de visitantes cada año y es, sin duda, uno de los edificios más emblemáticos y reconocidos de todo el mundo. La historia nos muestra, una vez más, como los cambios y la innovación no siempre gustan ni son bien recibidos, y cómo el mundo de la ingeniería y la arquitectura no es una excepción.  

 

Imagen Principal: La torre durante su construcción, a finales del siglo XIX. Prensa Tour Eiffel Paris

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