Cuando Jonathan Harker termina de recorrer el castillo del conde Drácula, su fascinación por las vistas a bosques infinitos y ríos serpenteantes da paso rápidamente al terror. Se encuentra rodeado de altos muros de piedra y de puertas cerradas con llave, y no parece haber ninguna salida a su alcance. “El castillo es una prisión, y yo soy su prisionero”, concluye el personaje de la novela de Bram Stoker.
El mundo de la literatura está lleno de novelas en las que los edificios, como el siniestro castillo del conde Drácula, son protagonistas. Casas familiares, caóticas, embrujadas, en ruinas o aún sin construir han servido de escenario a innumerables historias y han determinado el futuro de sus personajes.
Hacemos un repaso de algunos libros y de las mejores historias que giran alrededor de casas y edificios.
‘Siempre hemos vivido en el castillo’, Shirley Jackson
La casa de los Blackwood ha pertenecido a la familia desde hace generaciones. Sus estanterías y armarios están llenos de recuerdos de todos y cada uno de los familiares, desde plumas y tinteros hasta viejos tarros de mermelada que se almacenan en la despensa. Pero hoy la actividad de la casa es solo un recuerdo del pasado.
Desde el incidente, los vecinos temen pasar por allí. Algunos se acercan, intentando ver qué pasa en su interior, y los niños apuestan para ver quién de ellos se atreve a colarse. En su interior, Merricat, su hermana Constance y su tío Julian se atrincheran, temerosos de lo que puede esperarles fuera y sin sospechar que su vida y la de la casa están a punto de volver a cambiar.
‘Cien años de soledad’, Gabriel García Márquez
Muchas casas de Colombia encajan con la descripción de la más famosa de Macondo. Juan Pablo Jou-Valencia (Unsplash)
Poco después de la fundación de Macondo en un claro entre ninguna parte y el fin del mundo, comienza la construcción de la casa de José Arcadio Buendía y Úrsula Iguarán. Esta casa, «la más hospitalaria y fresca que hubo jamás en el ámbito de la ciénaga”, se va llenando de nuevas habitaciones a medida que la familia va creciendo y recibiendo a sus invitados.
La trama de ‘Cien años de soledad’ evoluciona a la vez que la casa, en la que se construyen cuartos, baños, corrales y hasta talleres para crear pescaditos de oro. García Márquez la convirtió en el eje central a partir del que giran todas las mágicas historias de la novela.
‘La abadía de Northanger’, Jane Austen
Cuando la joven Catherine Morland viaja hasta la abadía de Northanger para visitar a unos amigos, su imaginación empieza a volar a toda velocidad. Por su mente pasan todas las novelas góticas que le gusta leer, en las que los castillos y los monasterios son el escenario de historias de terror y de muerte. El edificio se convierte en su obsesión y se convence de que la casa de sus amigos esconde un gran misterio.
‘La abadía de Northanger’ es la primera novela que intentó publicar Jane Austen. No lo consiguió, sin embargo, hasta que ya se había convertido en una escritora reconocida. En ella imita las novelas góticas, en las que los edificios siempre tienen un papel importante.
‘Nuestra señora de París’, Víctor Hugo
Gárgola de Notre Dame. Rita Chou (Unsplash)
La historia del jorobado Quasimodo, la gitana Esmeralda y el archidiácono Claude Frollo determinó para siempre el futuro de la catedral Notre Dame de París. Víctor Hugo centró su trama en el interior y los alrededores de la catedral, describiendo sus altos techos, su campanario, sus torres y sus gárgolas. Y no lo hizo sin un objetivo.
A través de las páginas de la novela, publicada a principios del siglo XIX, el escritor hizo una defensa del arte gótico y una dura crítica al estado de conservación del edificio. Temía que, sin mantenimiento, terminase cayéndose. La historia llamó la atención del pueblo francés, despertó un nuevo interés por conservar su patrimonio artístico y llevó a la creación de un movimiento de preservación histórica que hizo realidad la restauración de Notre Dame.
‘La casa de cristal’, Simon Mawner
Villa Tugendhat, en Brno, la República Checa. David McKelvey (Flickr)
Un reconocido arquitecto recibe un encargo diferente: diseñar una vivienda que dé protagonismo a la luz y el cristal en Checoslovaquia. Este encargo se convierte en la Villa Laundauer, su mejor obra. Sin embargo, la pareja que lo encargó no puede disfrutarla durante mucho tiempo. El ascenso del nazismo los obliga a exiliarse, y su vivienda termina destinada a unos fines muy diferentes a los que habían imaginado.
Esta novela lleva a la ficción la historia del matrimonio Tugendhat y Grete Löw-Beer, que encargó la construcción de su casa al arquitecto Mies van der Rohe.
‘El fantasma de Canterville’, Oscar Wilde
Cuando la familia Otis se muda de Estados Unidos a Inglaterra para vivir en el castillo de Canterville, su anterior dueño les advierte: allí vive el fantasma de sir Simon. Un noble que vaga por sus pasillos y habitaciones desde hace 300 años, culpable de haber asesinado a su esposa.
Pero ni esta historia ni las visitas del fantasma consiguen atemorizar a la familia. El castillo pasa de ser visto como un edificio embrujado, tan propio de las novelas góticas y de terror, a ser el escenario de las bromas y las risas de los nuevos inquilinos.
La lista de libros que giran alrededor de una casa o un edificio no acaba aquí. Le siguen otros como ‘Adiós fantasmas’ de Nadia Tarranova, el relato breve ‘Casa tomada’, de Julio Cortazar y, por supuesto, ‘Drácula’.
Todos ellos dan vida a historias en las que las casas, la arquitectura y la construcción determinan la la vida y la suerte de los personajes.
Imagen principal: Cederic Vandenberghe (Unsplash)
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