El valor de involucrarse en un voluntariado de infraestructuras sociales en la India
05 de mayo de 2023
Cuando en la Fundación Esperanza y Alegría decidimos mejorar las instalaciones del Mundakayam Medical Trust Hospital en la India, nos dimos cuenta de una cosa: era fundamental dotar al nuevo edificio de un sistema de suministro de agua de calidad. Un sistema que garantice el acceso a este recurso y pueda dar respuesta a todas sus necesidades.
Para conseguirlo, contamos con la colaboración, la ayuda y el apoyo de Ferrovial. Pero el papel de la empresa no se ha quedado solo en el desarrollo de este proyecto: el equipo se ha implicado tanto que varios de sus trabajadores han viajado hasta la India para conocer personalmente la situación de las personas que necesitan y van a utilizar este hospital.
A través de un programa de voluntariado, estos trabajadores se han involucrado en la construcción de las nuevas instalaciones del Mundakayam Medical Trust Hospital. Demostrando, así, que el voluntariado permite dejar una huella en las personas y aportar verdadero valor a la sociedad.
Educación, esperanza y alegría
La Fundación Esperanza y Alegría nació en 2001, hace ya 22 años. Hoy está presente en 22 países en los que desarrolla proyectos que tienen como principal misión educar. Y es que nosotros pensamos que sin educación no hay futuro, no hay esperanza ni alegría. Una vez que educas a una persona estás educando a su entorno y dándole recursos para mejorar.
Además de en la educación, nuestros proyectos ponen el foco en la sanidad, la alimentación, el acceso al agua y los derechos de los niños y las mujeres, entre otros ámbitos. Nuestra filosofía se inspira en los principios espirituales de la madre Teresa de Calcuta, y busca llegar a las personas más desfavorecidas, sin distinguir por motivos de origen, creencias, etnias, culturas, razas ni género.
Hoy en día, y con años de experiencia a nuestras espaldas, desarrollamos gran parte de nuestros proyectos en España y en la India. Algunos terminan resultando autosostenibles, mientras que otros siempre dependen de fondos. Por ello, una de nuestras inquietudes es garantizar que reciban financiación.
Mantener económicamente estos proyectos no sería posible sin nuestros socios, sin la colaboración de entidades responsables y comprometidas y sin realizar acciones de sensibilización. Una de las vías que tenemos para dar a conocer la realidad y concienciar a la sociedad es el voluntariado. Organizamos actividades en sede, orientadas al ámbito corporativo y también a nivel internacional.
Estas últimas se realizan en los lugares donde la Fundación desarrolla sus proyectos, mano a mano con las organizaciones locales con las que trabaja. Fue de este modo como varios trabajadores de Ferrovial viajaron a la India, a la región de Kerala, para conocer el impacto que las nuevas instalaciones del hospital iban a tener en los habitantes de la zona.
El valor del voluntariado
Para nosotros era especialmente importante que los voluntarios de Ferrovial pudiesen ver el antes y el después de su proyecto. Que conocieran la realidad de los habitantes de Kerala y pudiesen entender hasta qué punto mejorar el hospital puede cambiar sus vidas. Este es el verdadero valor de un programa de voluntariado.
Yo, personalmente, tuve la suerte de hacer voluntariado desde muy joven, en mi época universitaria. Poco después de mudarme a Nueva York para continuar mis estudios en la Universidad de Columbia, noté que me faltaba algo. Me faltaba el voluntariado. Me involucré en diferentes proyectos y fue ahí cuando tuve la suerte de conocer a la madre Teresa y descubrir su filosofía.
Más adelante tuve la oportunidad de viajar varias veces a América Latina por motivos laborales. En cada viaje visitaba algún proyecto, y fui topándome una y otra vez con la pobreza. Años más tarde, mi vida dio un giro cuando el padre Gastón de Henar, muy amigo de la madre Teresa, me contactó pidiéndome ayuda. Una gran inundación en el delta del Ganges había afectado a muchísimas personas, la mayoría de ellos intocables.
En ese momento me di cuenta de que para tener un impacto real en la vida de estas personas era necesario hacer algo más organizado. Decidí crear una fundación inspirada en los principios espirituales de la madre Teresa, para los pobres más pobres, que tuviese como eje central la educación. Y así es como, tras una trayectoria que empezó con un voluntariado, nació la Fundación Esperanza y Alegría.
Un hospital donde no falte el agua
El hospital Mundakayam Medical Trust se encuentra en una zona muy dulce y bonita de la India, rodeado de montañas y poblaciones rurales. Es, a su vez, una zona muy pobre, en la que hay muy pocas posibilidades. Como en toda la India, es un lugar de contrastes, en donde te encuentras personas muy ricas y otras terriblemente pobres.
Cuando comenzó la pandemia de COVID-19, la Fundación acudió con ayuda humanitaria. Hicimos una UCI y mandamos material médico. Fue una acción instintiva, y en ningún momento imaginamos el grandísimo impacto que iba a tener. Permitió salvar muchas vidas y cambió totalmente el modo en que los habitantes de la región vivieron los peores momentos de la pandemia.
A partir de ahí, el padre Soji se dio cuenta de que el hospital no tenía los medios necesarios para atender a la población. Era necesario hacer uno más grande, y nos pusimos manos a la obra. Se empezó a construir hace unos meses y se espera que la primera fase esté terminada en el mes de noviembre. En ese momento, se podrá empezar a usar.
Presentamos el proyecto a varias entidades, y Ferrovial se hizo cargo de la parte relacionada con el acceso al agua. Esto es fundamental, ya que el agua es vida, es progreso, es sanidad y es educación. Lo es todo. Por ello es tan importante desarrollar la parte hidráulica, que se basa en un sistema de recogida de agua de lluvia, la construcción de dos depósitos subterráneos y la instalación de un sistema de filtrado, purificación y extracción de agua.
Para desarrollar este proyecto y cualquier otro, el dinero es importante, pero igualmente importante es el corazón. Por esto estoy tan agradecida por cómo los trabajadores de Ferrovial se han implicado con estas obras. Por viajar hasta la India para conocer a quienes iban a ser los verdaderos beneficiaros del hospital. Cuando se involucran el alma y el corazón, y se entiende que en otras partes del mundo hay gente que nos necesita, todo cambia.
Como decía la Madre Teresa de Calcuta “una gota en el océano no es nada, pero qué haría el océano si se quedara sin gotas”, desde la Fundación necesitamos mucha ayuda para conseguir desarrollar proyectos como este de manera satisfactoria, tanto con voluntarios como también socios, por pequeños que sean.
Para mí, Ferrovial es ya parte de la Fundación Esperanza y Alegría, y la Fundación Esperanza y Alegría es ya parte de Ferrovial, por la implicación que la empresa ha tenido en este proyecto.
En próximos posts, conoceremos la experiencia de los trabajadores que participaron en este voluntariado contada en primera persona.
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