El sistema de tuberías de la antigua Grecia que sobrevive junto al Partenón
09 de noviembre de 2023
Cuenta la leyenda que el monte Himeto, situado a apenas unos kilómetros del centro de Atenas y famoso por sus antiguas canteras de mármol gris, escondía en otra época grandes minas de oro. Cuenta también que un grupo de ciudadanos atenienses fue hasta allí para descubrir si esto era cierto, pero se encontró con enormes hormigas dispuestas a pelear para defender su territorio.
Lo que sí hallaron los atenienses en las laderas del monte Himeto fueron fuentes de agua que canalizaron para llevar hasta la ciudad. En el siglo VI a.C., la ciudad de Atenas creo un amplio y complejo sistema para transportar el agua a todos sus barrios y rincones. Hoy, todavía quedan restos de este sistema de tuberías, grandes tanques y fuentes que se pueden observar en puntos que van desde la plaza Sintagma hasta la colina del Acrópolis.
El agua que necesitaba Atenas
Muchas civilizaciones antiguas brillaron a la orilla de grandes ríos. Egipto organizó plantaciones y levantó las pirámides en el valle del Nilo, mientras que Mesopotamia creció comprendida entre el Tigris y el Éufrates. La evolución de Grecia, sin embargo, estuvo marcada por unos recursos de agua limitados y, muy a menudo, escasos.
La región de Atenas ha sufrido episodios de escasez de agua a lo largo de toda su historia. En el siglo VII a.C., por ejemplo, una gran cantidad de pozos fueron abandonados. El hecho de que fueran tantos (prácticamente todos de los que se tienen registros) hace que los arqueólogos se planteen dos posibles escenarios: o bien se vivió una guerra o una intensa sequía acabó con el agua de los pozos. Si estos estaban secos, ya no tenía sentido seguir manteniéndolos.
Canalización de agua. Burak Tonç (Unsplash)
Esta realidad impulsó a los habitantes de la antigua Grecia a estudiar el flujo de los ríos y el comportamiento de la lluvia, a probar diferentes técnicas y a imaginar soluciones para retener y disponer del agua. Así, cuando el tirano Peisistratos se alzó para tomar el dominio de la ciudad, los atenienses ya tenían décadas e incluso siglos de experiencia técnica en este ámbito.
Bajo el mandato de Peisistratos, en la primera mitad del siglo VI a. C., Atenas construyó un sistema complejo que comenzaba en el monte Himeto y que tenía como objetivo que el agua se compartiese equitativamente entre todos los barrios de la ciudad.
Más de 9500 metros de tanques y tuberías
El sistema de suministro transportaba agua dulce desde las fuentes de los alrededores hasta la ciudad, en una red de tuberías (en su mayor parte, subterráneas) que se extendía a lo largo de 9500 metros. Estas tuberías estaban formadas por piezas de arcilla con forma cilíndrica que posteriormente se revestían y sellaban. Sin embargo, estas piezas contaban con agujeros en la parte superior para permitir su limpieza y su mantenimiento.
Los túneles subterráneos en los que se sucedían estas tuberías estaban inclinados, para favorecer que el agua pudiese discurrir y que el flujo fuese constante. Aunque la mayor parte del acueducto estaba excavado a una profundidad de un metro y medio, en algunas zonas la infraestructura se encontraba hasta a 14 metros bajo la superficie.
Restos del acueducto de Peisistratos que pueden se conservan en Sintagma (Atenas). Badseed (Wikimedia Commons)
Este sistema contaba también con grandes tanques excavados en la roca, pozos y cisternas, ya que los atenienses utilizaban tanto las fuentes como las aguas subterráneas y la que llegaba de la lluvia. Tal y como explica el historiador Christaki M en su investigación sobre la relación entre el suministro de agua y el desarrollo de la ciudad de Atenas, la gestión que los griegos realizaban hace ya 25 siglos era similar al concepto actual de desarrollo sostenible.
A los pies del Acrópolis
Acrópolis significa, literalmente, ciudad alta. Es la palabra que utilizaban los griegos para denominar la parte más elevada de sus ciudades, en donde levantaban edificios públicos y templos para sus dioses. La de Atenas está situada a 156 metros sobre el nivel del mar, y para llegar a ella se debe subir una colina que separa la ciudad moderna de templos como el de Atenea Niké o el Partenón.
Sin embargo, no hace falta llegar a la cima para encontrar restos que nos trasladan a otras épocas: a lo largo de la colina del Acrópolis hay restos visibles de este complejo sistema. Muchas de las tuberías que llevaban agua a los atenienses hace miles de años están excavadas en estas mismas rocas, de piedra caliza porosa.
Fuente excavada en la roca a los pies del Acrópolis. Tania Alonso
De hecho, en el interior de la Acrópolis se han encontrado varias cisternas del siglo VI a.C., fuentes y varios canales de drenaje que podían contener agua suficiente para garantizar el suministro durante varios meses. Muchas de ellas se decoraban con mosaicos.
La construcción de infraestructuras relacionadas con el agua continuó durante los siglos posteriores, y se extendió a todas las partes de la ciudad. A lo largo de la historia, muchas de estas infraestructuras permanecieron ocultas y otras tuvieron diferentes usos. Durante la II Guerra Mundial, por ejemplo, la conocida como fuente de Pnyx (una de las más cercanas al Acrópolis que se conserva) fue sellada con cemento. Dentro se escondieron reliquias para asegurar su protección durante la contienda.
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