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La conducción autónoma y la accesibilidad - Ampliando nuevos horizontes

12 de enero de 2024

¿Qué es la conducción autónoma?

La conducción autónoma se puede definir como «la capacidad de un coche para conducir parcial o totalmente por sí mismo, con intervención humana limitada o nula». Dentro los sistemas de automatización tenemos diferentes niveles. Las automatizaciones condicional y alta se registran en las categorías de vehículos de nivel 3 y de nivel 4, respectivamente. La categoría de vehículos de nivel 5 describe los automatizados con sistemas capaces de realizar toda la gama de funciones y modos de conducción que haría un conductor humano, incluida la dirección, la aceleración/desaceleración, la supervisión del entorno de conducción y el control de los aspectos de la conducción.

Para que un vehículo pueda conducir parcial o totalmente por sí mismo, la interfaz principal del vehículo debe ser capaz de coordinar y ejecutar con éxito funciones en torno a tres grandes pilares que son la seguridad, la conectividad y los sistemas de conducción autónoma.

Personas con diversidad funcional en el ámbito del transporte

Según la Organización Mundial de la Salud, más de mil millones de personas, es decir, el 16 % de la población mundial, tienen algún tipo de discapacidad. Aproximadamente, el 46% de las personas de 60 años tienen algún grado de diversidad funcional, y más de 250 millones de adultos mayores sufren discapacidades de moderadas a graves.

Las personas con diversidad funcional, mayores o con movilidad reducida, a menudo les supone un desafío desplazarse de forma autónoma por varios motivos como pueden ser impedimentos físicos o psiquiátricos, el deterioro de las capacidades de la conducción o que no existan opciones de transporte público en sus zonas de residencia. Incluso aunque existan opciones de transporte público, también puede ocurrir que no sean accesibles para este tipo de usuarios. Según una encuesta representativa realizada a adultos  con discapacidad en Estados Unidos, el 34 % de ellos afirmó tener problemas con el acceso al transporte.

Dentro de los diferentes modos de transporte, el transporte público es esencial para que personas de todas las edades y procedencias puedan llevar una vida plena y satisfactoria. Todas estas limitaciones que enfrentan las personas con diversidad funcional les dificultan significativamente el acceso a servicios esenciales y a vivir de forma independiente.  Por ello, la conducción autónoma surge como una opción de peso que ilumina el camino y permite a los usuarios con diferentes limitaciones y necesidades tener esperanza en un futuro más autónomo e inclusivo para ellos.

Mejorando la accesibilidad al transporte para personas con diversidad funcional

Como principal ventaja, y quizá más obvia, los usuarios que no puedan conducir por algún impedimento ahora sí podrán hacerlo porque, en la mayoría de los casos, no habrá volante y, de haberlo, no será requisito esencial usarlo. La ausencia de volante o salpicadero permitirá que puedan construirse vehículos con puertas más anchas y suelos planos para las personas que utilizan dispositivos de asistencia, o disponer de un mayor espacio para implementar interfaces de usuario adaptativas para personas con diferentes habilidades y necesidades. Además, esta facilidad de personalización del habitáculo del vehículo, podría ser una nueva opción para personas con discapacidad visual o con visión limitada que no pueden conducir ya que aparte de poder desplazarse mucho más rápido de forma autónoma, podrían adaptarse de forma mucho más cómoda y rápida al vehículo.

Gracias a la conducción autónoma, los usuarios con diversidad funcional podrán recuperar la independencia perdida debido a sus limitaciones o necesidades. El poder desplazarse libremente sin depender de familiares, amigos u otras personas contribuirá a mejorar la autonomía de estos usuarios. Esta nueva autonomía que brindará la conducción autónoma puede facilitar considerablemente el acceso a servicios esenciales como servicios de salud o educativos e incluso puede influir en las decisiones de vivienda, ya que las personas con discapacidades o movilidad reducida dispondrán de un abanico de posibilidades de residencia mucho más amplio.  Además de facilitar el acceso a servicios esenciales, ofrecerá la posibilidad de mantener una vida social activa y participar en actividades recreativas, lo que mejorará su inclusión social y participación comunitaria y les permitirá gozar de un bienestar emocional y mental.

La conducción autónoma también puede facilitar el acceso a oportunidades laborales y educativas al proporcionar un medio de transporte flexible y accesible, eliminando barreras para una participación más activa en la sociedad. En 2022, un estudio realizado por el National Disability Institute predijo que los vehículos autónomos podrían ayudar a muchas personas con diversidad funcional a salir de sus casas y conseguir trabajo.

En 2017, un White Paper financiado por la Ruderman Family Foundation sobre el impacto de la conducción autónoma en personas con diversidad funcional, estimó que esta tecnología podría suponer un ahorro de hasta 19.000 millones de $ anuales en sanidad si tenemos en cuenta las citas a las que estas personas no pueden asistir a causa de problemas de transporte.

Otro de los grandes beneficios que puede proporcionar la conducción autónoma para personas con diversidad funcional es la de tener viajes más relajados y menos estresantes ya que los usuarios no tendrán que preocuparse por la conducción, podrán realizar viajes largos sin preocuparse por la fatiga asociada a la conducción y podrán planificar los viajes, adaptándose a sus necesidades y horarios individuales. Estas ventajas contribuyen a la reducción del estrés emocional, que está directamente vinculada con una mejor calidad de vida.

Por último, pero no menos importante, la conducción autónoma tiene el potencial de reducir significativamente la probabilidad de accidentes debido a errores humanos, beneficiando especialmente a personas con diversidad funcional o mayores, quienes podrían ser más vulnerables a lesiones en accidentes automovilísticos.

Iniciativas de movilidad autónoma para personas con diversidad funcional

Entre las iniciativas más recientes, destaca sin duda la de Waymo, una empresa dedicada a la conducción autónoma y que puso en marcha el primer servicio de vehículos autónomos del mundo. Actualmente da servicio en las ciudades estadounidenses de Phoenix y San Francisco; y próximamente lo hará en Los Ángeles y Austin. La empresa californiana ha creado la Red de Accesibilidad de Waymo, en la que se asocia directamente con organizaciones que apoyan a personas de todas las edades con diversidades funcionales físicas, visuales, cognitivas y sensoriales. Actualmente la red consta de 15 organizaciones, pero muy probablemente se expandirá en los próximos años.

Sahl Kazi, una jóven de 20 años con discapacidad visual e imposibilidad para conducir, publicó un video en la plataforma TikTok donde contaba sus experiencias como persona con discapacidad visual y cómo deseaba que los coches autónomos fueran factibles para poder tener más libertad para hacer cosas con la familia y los amigos. Uno de sus vídeos tuvo gran repercusión y llegó a oídos de Waymo. Desde entonces, Waymo y Sahl han estado en contacto activamente, con Sahl apareciendo como oradora en reuniones internas, participando en tests o iniciativas educacionales. «Tengo la sensación de que las personas con discapacidad visual o con cualquier desventaja son siempre una idea tardía. Pero lo estamos consiguiendo, sin pausa, pero sin prisa, con el trabajo que está haciendo Waymo. La tecnología de conducción autónoma que Waymo se está esforzando por sacar adelante, normalizar y hacer accesible es absolutamente enorme…«. o “Al final, el mero hecho de poder llegar a donde tienes que ir, puede parecer tan simple como eso, pero en el fondo es una nueva sensación de seguridad, es una nueva sensación de liberación. Por fin está sucediendo. Por eso es tan especial.”, son dos de las frases más remarcables de Sahl en sus últimas apariciones.

El pasado octubre de 2022, May Mobility, un desarrollador de tecnología para conducción autónoma; y el proveedor de tecnología de transporte Via, colaboraron en el proyecto goMarti para la puesta en marcha de una flota de vehículos autónomos accesibles en silla de ruedas en Grand Rapids (Minnesota), convirtiéndose así en el primer programa de transporte público que utiliza sistemas de conducción autónoma conformes a la Ley de Discapacidad Estadounidense  en una zona rural de Estados Unidos. El proyecto ha sido todo un éxito y la capacidad de los vehículos autónomos para transformar los desplazamientos de las personas con discapacidad ha quedado más que patente en los usuarios que han participado.

La Universidad de Michigan, una de las universidades pioneras en la investigación sobre conducción autónoma, ha lanzado un programa piloto junto a May Mobility (Detroit ADS) en el que tres lanzaderas híbridas funcionarán durante 50 horas a la semana y darán servicio a aproximadamente un centenar de personas discapacitadas o mayores de 65, en la ciudad de Detroit.  Todos los vehículos cumplirán la Ley de Estadounidenses con Discapacidad y podrán transportar sillas de ruedas. En las primeras fases del programa, los vehículos contarán con un operador de seguridad cualificado a bordo de cada vehículo, que estará disponible para responder preguntas y ayudar a los usuarios con sillas de ruedas al subir y bajar de la lanzadera.

El futuro de la conducción autónoma y las personas con diversidad funcional

La conducción autónoma surge como una gran revolución en la vida diaria de personas con diversidad funcional, mayores o con movilidad reducida. A medida que avanzamos hacia el futuro, comenzamos a vislumbrar grandes oportunidades y mejoras significativas en la calidad de vida de estos usuarios, gracias a la eliminación de barreras para el acceso a servicios esenciales y la creación de oportunidades para contribuir al ámbito laboral y educativo.

Aunque celebremos los actuales avances, es esencial que se sigan realizando estudios sobre la tecnología autónoma, y que estos no solo aborden los vehículos y sus características, sino todo el trayecto. Las soluciones de diseño accesibles para los sistemas autónomos deberán adaptarse a las necesidades, circunstancias y preferencias de cada grupo; y la investigación futura en diversos grupos de personas con diversidad funcional deberá incluir más estudios de ingeniería y estudios experimentales prospectivos de mayor calidad para evaluar los resultados de la accesibilidad. Una comunidad de prácticas basada en el compromiso de las partes interesadas acelerará el desarrollo y el despliegue de sistemas y servicios autónomos accesibles de forma inclusiva, lo que beneficiará a la pluralidad de las partes interesadas.

Un aspecto crucial en el futuro de la conducción autónoma para personas con diversidad funcional será la regulación legal que marquen cada uno de los gobiernos. Los gobiernos pueden desempeñar un papel muy importante en la regulación de los vehículos y en garantizar que sean accesibles para esta comunidad. Los responsables políticos deben trabajar con estos grupos y con la industria de la movilidad autónoma para promover normativas que fomenten el diseño accesible a medida que se despliegan los vehículos autónomos y garantizar que estos avances beneficien a todos de manera equitativa y ética.

En resumen, el futuro de la conducción autónoma y su impacto en personas con diversidad funcional, mayores o con movilidad reducida es prometedor, pero aún queda un largo camino por recorrer para que estos avances se lleven a cabo a nivel global y podamos disfrutar de ellos de cerca.

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