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4 propósitos verdes para el Año Nuevo

30 de enero de 2024

Aunque es cierto que la Nochevieja ya quedó atrás, algunas personas seguimos intentando encontrar buenos propósitos de Año Nuevo. Por ello, aquí van 4 ideas para consumidores concienciados con las que podrán contribuir a reducir el impacto que sufre la madre tierra.

Carrito de la compra más verde

Optar por comprar frutas y verduras frescas, maduras, de temporada y cultivadas localmente es una magnífica manera de apoyar a los pequeños comercios y explotaciones agrícolas. Pero, por si eso fuera poco, también contribuye a reducir notablemente la huella de carbono de los alimentos que consumimos. Además, no pasa nada si no hay mercados agrícolas o cooperativas cerca. Son muchos los pequeños comercios de alimentación que se abastecen de productos locales, por lo que brindan otra alternativa para apoyar a las comunidades locales y, al mismo tiempo, conseguir productos en su punto óptimo de maduración y frescura. Por otra parte, los productos locales se transportan en menos tiempo y, por tanto, conservan mejor su valor nutritivo y su sabor. ¡Todos salimos ganando!

puestos de un mercado local

Siempre que sea posible, opta por comprar alimentos vegetales. Y sí, ya lo sabemos: no todo el mundo quiere hacerse vegano o vegetariano. Pero, ¿y si te digo que también tienes la opción de hacerte reducetariano? Se trata de una estrategia eficaz para paliar los efectos más generalizados del consumo de alimentos. Porque, de hecho, casi el 90 % de la deforestación mundial se debe a la expansión agrícola y prácticamente el 25 % de la superficie terrestre se dedica al pastoreo. Sin duda, esto supone una amenaza para la biodiversidad y los ecosistemas esenciales.

Aunque parezca un cambio con poca repercusión, lo cierto es que la adopción de una dieta más vegetal no solo es beneficiosa para la salud, sino que también contribuye a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y a mitigar la pérdida de biodiversidad. Así que, ¿por qué no empezar por probar los lunes sin carne para ir creando el hábito? Además, nunca ha habido un momento más oportuno para intentarlo, ya que ahora existen sustitutos vegetales para una amplísima variedad de ingredientes. Yo, por ejemplo, me considero todo un experto en tartas de queso; pues bien, una de las mejores tartas de queso que he probado en mi vida la hizo la vecina vegana de mis padres.

También es fundamental comprobar el origen y la producción de los productos que echamos al carrito de la compra, ya que la industria alimentaria es responsable del 26 % de las emisiones de gases de efecto invernadero. El transporte es el origen de casi una quinta parte (aproximadamente el 5 %) de estas emisiones. Poner en práctica algunas iniciativas como elegir productos ecológicos, comprar verduras en pequeñas cantidades y organizar un menú semanal puede reducir aún más el desperdicio de alimentos y minimizar la contribución a los vertederos, dado que los alimentos no consumidos aportan entre el 8% y el 10% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. Así que no cabe duda de que son muy buenas ideas.

Y, por supuesto, no olvides utilizar bolsas de la compra reutilizables.

Vehículos más verdes

Aunque ya se comercializan varios vehículos eléctricos, en esta ocasión vamos a centrarnos en otras tecnologías de baterías en desarrollo que están dando solución a algunos de los problemas más importantes.

vehículos más verdes

La batería híbrida, el paquete de baterías Gemini de ONE, es una combinación de una célula de fosfato de hierro y litio (LFP), que suministra ráfagas rápidas de energía, y una nueva célula de óxido de manganeso y iones de litio (LiMnO), «sin ánodo», que añade energía a la primera con el tiempo. Gracias a la fusión de ambas, un Tesla Model S ha podido recorrer más de 1200 km con una sola carga, lo que (salvo que surjan nuevos obstáculos) sitúa a la tecnología de los vehículos eléctricos al mismo nivel de competitividad que la de los coches de gasolina.

Pero si no te gustan las baterías de iones de litio, no te preocupes, porque ya se está empezando a apostar por las de iones de sodio. Aunque todavía están en fase de desarrollo y, por supuesto, no están exentas de obstáculos, la ventaja es que el sodio es el sexto elemento más abundante en la corteza terrestre y su concentración en el agua de mar es mil veces superior a la del litio (23 600 partes por millón frente a 20, respectivamente). Además, las baterías de sodio pueden fabricarse con ánodos de aluminio, otro elemento más económico y mucho más abundante que el que se suele emplear, el cobre, que es mucho más costoso y escaso.

En China ya se han fabricado los primeros coches eléctricos con baterías de iones de sodio y, de hecho, el fabricante de automóviles BYD confía en vender microcoches eléctricos para circular por la ciudad. Al mismo tiempo, la empresa británica Faradion se ha asociado con Infraprime Logistics Technologies para fabricar baterías de iones de sodio para el mercado automovilístico indio.

Pero por si los vehículos eléctricos todavía no te acaban de convencer, hay algo más que los consumidores deberían tener en cuenta. Según diversos estudios, el propietario medio de un coche solo lo conserva durante tres años antes de venderlo, sobre todo debido al modelo universal de leasing de tres años. Ahora bien, si los primeros propietarios los conservaran durante cinco años en lugar de tres, se reduciría drásticamente la producción de automóviles y, por tanto, las emisiones de CO₂ asociadas.

Cultiva tu propio verde

Lanzarte a la aventura de cultivar tu propio huerto es otra forma más de minimizar tu huella de carbono. El cultivo de tus propios alimentos no solo reduce los residuos de plástico y vidrio, sino que también elimina las ya mencionadas emisiones de carbono asociadas al transporte de alimentos. Además, no podemos olvidar la satisfacción que se siente al cuidar de otro ser vivo.

Si no tienes mucha idea sobre el cultivo de huertos, puedes empezar plantando lechugas, pimientos o tomates, que son cultivos fáciles de mantener. De hecho, eso es justo lo que yo hice en mi huerto de 1 m x 1 m x 50 cm hace unos años. (Aunque he perdido las fotos, ¡lo siento, querido lector!). A medida que vayas cogiendo experiencia, podrás pasar a cultivar muchas de tus frutas, hierbas y verduras favoritas.

planta de albahaca

La mayoría de los productos de los supermercados son importados. Y este hecho también contribuye al aumento del uso de combustibles fósiles. Por lo tanto, cultivar tus propias verduras no solo te permitirá ahorrar, sino que también reducirá el impacto ambiental. Además, algunos productos importados contaminan el agua y el aire en sus zonas de cultivo. Así que si tienes tu propio huerto, por muy pequeño que sea, estarás contribuyendo al fomento de un estilo de vida sostenible, que redundará en beneficio tanto de tu bolsillo como del medioambiente.

Y esto nos lleva a hablar del compostaje (o compost). Se trata de una práctica infalible que se practica durante todo el año y que sirve para combatir el despilfarro de alimentos y vivir de forma sostenible. Asimismo, ofrece la solución perfecta para reponer la tierra de tu floreciente huerto. Cosas como la piel de las patatas, la cáscara de los huevos, la piel de las frutas o incluso el papel de los periódicos antiguos, que son ricos en materia orgánica, se descomponen de forma natural y pueden aportar una valiosa contribución a tu pila de compost. De hecho, existen muchos kits y equipos especializados precisamente para esto.

Vístete del verde que quieres ver en el mundo

La industria de la moda es uno de los sectores más contaminantes. Representa un 10 % de las emisiones mundiales de carbono y se calcula que genera 92 millones de toneladas de residuos al año.

Entre las prácticas de compra sostenibles destaca evitar la moda rápida (fast fashion) y decantarse por empresas que utilicen materiales reciclados y de origen sostenible. Basta con hacer una rápida búsqueda en Internet para encontrar una amplia lista de marcas que apuestan por los tejidos ecológicos. Comprar en tiendas o portales de compraventa de ropa de segunda mano, donde se da una nueva vida a prendas usadas, es otra de las prácticas que contribuyen a reducir la demanda de nueva producción y, en muchos casos, resulta más rentable que comprar a marcas de moda rápida.

ropa de una tienda de segunda mano

El ser humano genera cada año la descomunal cantidad de 2240 millones de toneladas de residuos sólidos urbanos, de los que solo el 55 % se gestiona en instalaciones controladas. En estos tiempos de consumismo desmedido, los expertos abogan por un cambio de los hábitos de compra de los consumidores y subrayan la importancia de priorizar los productos duraderos, considerar las necesidades por encima de los caprichos y fomentar las prácticas de compartir y reparar. Con estos cambios se puede reducir significativamente el uso de materiales de gran huella, como los textiles utilizados en la industria de la moda.

Con los propósitos de Año Nuevo, todos deberíamos introducir cambios lentos, graduales y positivos en nuestras vidas y en las de los demás. Así que no debemos presionarnos para hacer todo lo que hemos propuesto de golpe. En definitiva, aprovecha todo lo que puedas hacer para vivir un nuevo año más verde, feliz y próspero para darte una merecida palmadita en la espalda.

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