Captadores de viento en Yazd
Construcción

Captadores de viento: las torres encargadas de refrescar en medio del desierto

01 de mayo de 2024


En pleno centro de Irán, en la inmensa planicie que conecta dos desiertos con un valle, se encuentra la ciudad de Yazd. Allí, entre callejones serpenteantes, patios y azulejos, el calor del desierto se reduce combinando los qanats que transcurren bajo el suelo con los badgirs que miran hacia el cielo.

Los qanats son canales de agua subterránea y los badgirs, captadores de viento, elementos arquitectónicos que proporcionan ventilación natural y refrigeración a los edificios. Ambos nos permiten viajar miles de años atrás en la historia y son ejemplos de técnicas tradicionales para adaptar los edificios a los climas más extremos.

Aunque a menudo se sitúa la invención de los captadores de viento en Persia (la actual Irán), se encuentran ejemplos de estas torres en muchos otros países, como Egipto, Emiratos Árabes Unidos o la India. Hoy, el sistema y las bases de su funcionamiento se imitan también en edificios modernos.

¿Cómo funciona un captador de viento?

Los captadores de viento que se encuentran en muchas viviendas y edificios de Yazd tienen una doble función: servir como elementos ornamentales y, a la vez, crear ventilación cruzada y climatización pasiva en los edificios. Los mecanismos que hay detrás de estas altas torres pueden reducir hasta 10 ºC la temperatura en el interior.

¿Y cómo funcionan? La explicación sencilla sería que el viento fresco entra por estas torres, es dirigido hacia abajo a través de diferentes conductos y expulsa el aire más cálido del interior hacia fuera. Pero la respuesta larga es mucho más compleja. Existen muchos tipos de captadores de vientos, cuya forma y altura varía en función del clima y los tipos de viento de cada región. En los lugares en los que el viento sopla siempre en la misma dirección, tienen una sola abertura; en los que lo hace en más de una, tienen varias.

Captadores de viento en el santuario Shah Nematollah Vali, en Mahan, Irán

Captadores de viento en el santuario Shah Nematollah Vali, en Mahan, Irán. Diego Delso (Wikimedia Commons).

Existen captadores de viento unidireccionales, bidireccionales, multidireccionales y cilíndricos. Sus chimeneas pueden contar con solo dos conductos o con más de diez, y dividirse de formas muy variadas. Además, en las zonas en las que los vientos son cálidos, los conductos son más pequeños, para contribuir a enfriar el aire. Y, al contrario de lo que indica su nombre, algunas versiones de estos elementos arquitectónicos también funcionan cuando no hay viento, haciendo posible la ventilación.

Muchos de los captadores de viento de la ciudad de Yazd combinan su mecanismo con el de los qanats — sistemas de canales, también ideados en Persia hace miles de años, que tradicionalmente han captado las aguas subterráneas y las han conducido bajo los pueblos y las ciudades. A través de estos captadores de viento, el aire entra hacia zonas ya enfriadas gracias a la influencia del qanat.

Funcionamiento de los captadores de viento complementados con canales.

Funcionamiento de los captadores de viento complementados con canales. Ilustración basada en un artículo publicado en la revista Scientific American en 1978. R@ge (Wikimedia Commons).

El agua enfría el ambiente y aumenta la humedad del aire, lo que contribuye a mejorar la sensación térmica y aumentar el confort en climas desérticos, donde el aire es muy caliente y seco. De este modo, la combinación entre los qanat subterráneos y las altas torres crea un sistema muy eficiente. Otros mecanismos juegan con las fuerzas del viento, la presión, las corrientes o la evaporación para conseguir resultados similares.

¿Cuál es la huella de los captadores de viento en la arquitectura actual?

Tras siglos de historia, estas construcciones han terminado definiendo el perfil de numerosas ciudades y convirtiéndose en símbolos arquitectónicos de diferentes países.  Uno de los captadores de viento más conocidos y también uno de los más altos que se conservan es el del jardín Dowlatabad, en Yazd.

Captador de viento en el jardín Dowlatabad, en Yazd, Irán.

Captador de viento en el jardín Dowlatabad, en Yazd, Irán. Mohamadsadegh Darvishamiri (Unsplash)

La belleza y la eficiencia de los atrapavientos ha inspirado a arquitectos e ingenieros a lo largo de la historia. En las últimas décadas, su funcionamiento se ha visto como una solución frente al cambio climático. Al aumentar la ventilación de los edificios, se reduce la demanda de aire acondicionado, se limita el uso de combustibles fósiles y, de este modo, se recorta la emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera.

El objetivo de integrar el funcionamiento de estos mecanismos tradicionales en contextos urbanos y edificios modernos ha llevado a idear nuevos diseños y nuevas tecnologías. Hoy, existen muchos ejemplos de captadores de viento en Masdar, la ciudad que Emiratos Árabes Unidos comenzó a construir en 2008. Allí, nuevas versiones de las tradicionales torres distribuyen el viento por las calles.

Otro ejemplo lo encontramos en los llamados monodraught windcatcher, diseñados por una empresa australiana y utilizados desde hace ya dos décadas. Se trata de dispositivos que favorecen la ventilación natural utilizando muy poca energía eléctrica. Tal y como explica la empresa que está detrás del mecanismo, el viento fresco entra en la habitación y expulsa el aire viciado.

En Europa también existen mecanismos basados en estas altas torres. Un ejemplo lo encontramos en el centro comercial Bluewater en Kent, Reino Unido. En este edificio, varios captadores de viento rotatorios están integrados en un sistema inteligente de gestión de edificaciones (BMS), combinando así una tradición milenaria con las tecnologías más actuales.

 

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