Alumnas de la clase de tejido de la Bauhaus en 1927
Construcción

14 años de cambios: las arquitectas que transformaron la Bauhaus

22 de octubre de 2024

Durante los 14 años que estuvo abierta, la escuela de la Bauhaus fue famosa por sus propuestas innovadoras, sus diseños atrevidos y su filosofía vanguardista. Y lo fue, también, por sus fiestas de disfraces. Profesores y alumnos dedicaban semanas y todo su talento a diseñar fiestas temáticas con dragones o faroles en las que no faltaba la música jazz.

Las fotos en blanco y negro que guardan los archivos nos muestran una escuela en la que los jóvenes innovaban, aprendían y se divertían. Hombres y mujeres compartían muchos de los espacios, aunque no siempre todos. Este detalle es importante: la Bauhaus dio la bienvenida a las mujeres en un momento en el que estas buscaban obtener formación e independencia. Sin embargo, las promesas de igualdad se limitaban algunas veces a las fiestas y la convivencia.

A la hora de la verdad, ellas eran aceptadas únicamente en los talleres considerados blandos, como los textiles o de color. Fueron las propias mujeres las que con el paso del tiempo y con su trabajo consiguieron abrirse camino y entrar en otros talleres relegados en un inicio a los hombres, como los de metal o arquitectura. Friedl Dicker, Wera Meyer-Waldeck o Annemarie Wikle son algunas de las mujeres que han pasado a la historia como las arquitectas de la Bauhaus.

La arquitectura como objetivo

La escuela de la Bauhaus abrió sus puertas en 1919 en Weimar (Alemania). Desde un primer momento, se ideó como un centro de arte y diseño moderno y democrático, que daba la bienvenida a cualquier persona independientemente de su edad y de su sexo. Como resultado, más de la mitad de las personas inscritas en su primer año fueron mujeres.

“La escuela funcionó como un imán para jóvenes con ganas de aprender y con necesidad de cambio. Para las mujeres supuso un doble salto, por adquirir una profesión y por sentirse en igualdad con sus compañeros. Era la primera vez que podían inscribirse en cualquier centro de enseñanza. Las leyes de la nueva república las respaldaban”, explica Josenia Hervas y Heras en su libro ‘Las mujeres de la Bauhaus: de lo bidimensional al espacio total’.

Tipografía diseñada por Herbert Bayer para la Bauhaus de Dessau, encima de la entrada al bloque de talleres.

Tipografía diseñada por Herbert Bayer para la Bauhaus de Dessau, encima de la entrada al bloque de talleres. Wiikimedia Commons.

Sin embargo, los inicios de la escuela estuvieron marcados por un fuerte sesgo que condicionaba las elecciones que tomaban hombres y mujeres. A ellos se les animaba a inscribirse en cursos de pintura, metal o madera, y a ellas a otros más ligados a lo que en aquella época se esperaba de la figura femenina, como el tejido o la cerámica.

El propio fundador de la Bauhaus, Walter Gropius, consideraba que esta diferenciación tenía lógica: sostenía que las mujeres pensaban en dos dimensiones y los hombres en tres (de ahí el nombre del libro de Hervas y Heras). Esto contribuyó a que una de las disciplinas en las que este sesgo tuvo más peso fuera la arquitectura. Su estudio era considerado por muchos como el último filtro que separaba a hombres y mujeres.

Sin embargo, con el tiempo él mismo y el resto de los profesores de la Bauhaus fueron cambiando esta mentalidad e incluyeron a las mujeres en sus clases y en sus proyectos profesionales. A lo largo de los 14 años de la Bauhaus (la escuela fue cerrada por el régimen Nazi en 1933), numerosas mujeres demostraron un gran talento y lucharon por conquistar un espacio que en un principio estaba relegado a sus compañeros.

Representación artística del día a día en la Bauhaus expuesto en el Museo of Modern Art de Nueva York en 2019.

Representación artística del día a día en la Bauhaus expuesto en el Museo of Modern Art de Nueva York en 2019. Katharina Gaenssler (Wikimedia Commons)

Aunque hoy los nombres más recordados son los masculinos, lo cierto es que el trabajo de las mujeres fue fundamental para sentar las bases del diseño, el arte y la arquitectura de la época.

De Dicker a Meyer-Waldeck: las arquitectas de la Bauhaus

Después de estudiar fotografía, arte textil y otras disciplinas artísticas, Friedl Dicker solicitó la plaza de admisión en la Bauhaus para aprender arquitectura. Destacó en el taller de encuadernación, de diseños textiles y de mobiliario, y más adelante realizó decorados y proyectos arquitectónicos.

Tras dejar la Bauhaus, tuvo una carrera muy completa en la que también destacó la arquitectura. Entre otros muchos proyectos, creo un estudio junto al artista Franz Singer en Viena en el que realizaron trabajos arquitectónicos, de diseño de interiores y de mobiliario.

Tristemente, la historia de Dicker es recordada sobre todo por el final de su vida. Fue arrestada por los nazis por su ascendencia judía, su activismo político y su ideología. En los años que pasó en el campo de concentración de Terezin enseñó a pintar a cientos de niños y niñas y organizó obras de teatro. Murió en Auschwitz, después de dejar a buen recaudo dos maletas con miles de dibujos realizados en sus clases.

Pintura de Dicker que representa las vistas desde su estudio en Praga

Pintura de Dicker que representa las vistas desde su estudio en Praga. Wikimedia Commons.

Wera Meyer-Waldeck, por otro lado, comenzó los estudios de carpintería en la Bauhaus para finalmente diplomarse en arquitectura en 1932. Cuando terminó la escuela empezó una carrera profesional que fue tan variada como completa: trabajó en una fábrica de aviones, en la Oficina de Planificación de Autopistas y Ferrocarriles del Reich o en una empresa minera.

Tras la guerra, centró sus esfuerzos en la reconstrucción del país, algo para lo que su perfil de arquitecta resultó muy valioso. Posteriormente, trabajó de forma independiente y abrió su propio estudio como arquitecta y diseñadora de interiores.

Otra de las arquitectas más reconocidas de la Bauhaus fue Annemarie Wikle, quien destacó en proyectos de viviendas y diseño de interiores. Y la lista sigue con nombres de mujeres que destacaron en diferentes disciplinas de la Bauhaus: Marianne Brandt en el metal, Margarete Heymann en la cerámica, Alma Siedhoff Buscher en la madera y Anni Albers en el textil son solo algunos de los que han quedado grabados en la historia del diseño.

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