Cómo se construyeron los acueductos romanos y dónde están los más famosos, que todavía se pueden visitar
30 de noviembre de 2022
Los acueductos romanos cumplían un papel vital para la civilización de la época: abastecer de agua apropiadamente a cientos de ciudades del mediterráneo. Era una forma de transportar agua potable a través de canales, zanjas, túneles o puentes elevados.
Como con maestría explica Isaac Moreno Gallo, un conocido ingeniero técnico de obras públicas, historiador, profesor y gran divulgador –tanto en las redes sociales como en documentales producidos para Televisión Española– los romanos usaban el agua profusamente: para bañarse a diario en las termas, para beber en las fuentes públicas, para disfrutar de ella en los hogares que podían pagar la derivación del caudal y, lo que sobraba, para el alcantarillado público.
¿CÓMO SE CONSTRUÍAN LOS ACUEDUCTOS?
Esquema de un acueducto romano Pietro Todaro, Università degli Studi di Palermo
Los acueductos romanos requerían de un estudio previo para que se pudieran transportar las mejores aguas desde los manantiales hasta las ciudades, porque tan solo usaban la fuerza de la gravedad para el desplazamiento del agua.
Un estudio topológico permitía comparar las cotas, porque se sabía que la pendiente del acueducto debía tener como mínimo unos 20 centímetros por kilómetro (el acueducto desciende 20 cm al recorrer 1 km). De este modo para un gigantesco acueducto de 50 km bastaría un desnivel de unos 10 metros de altitud entre el origen y el destino.
Estos cálculos de ingeniería y otros relativos a las presiones, tuberías y registros de los túneles pueden parecer complejos de calcular, pero los romanos los conocían bien y habían aplicado la «ciencia empírica»: construyendo a escala, ampliando modelos, viendo lo que funcionaba en la práctica y lo que no.De ese modo decidían dónde se debían de asentar las nuevas ciudades antes de su fundación, pues la dependencia del agua para la vida cotidiana era algo vital y prioritario. Tan es así que las más grandes urbes solían contar con dos acueductos distintos por si alguno fallaba o para cuando necesitaban reparaciones.
El trabajo consistía pues en cavar las zanjas y túneles necesarios para que el agua pudiera circular, estando perfectamente calculada su nivelación y pendiente antes de utilizar ladrillos, piedra, hormigón, cemento y tuberías de piedra o plomo allá donde era necesario. En algunos desniveles insalvables construían incluso sifones, donde el agua bajaba y subía, soportando mayor presión.
También era habitual construir puentes con canales en la parte superior para atravesar valles y desfiladeros y ahorrarse de este modo recorrer los laterales de las montañas en interminables curvas y en distancias mayores que harían impracticable la obra. Aunque la mayor parte de los acueductos viajan bajo tierra, hoy en día solemos llamar «acueducto» a las partes que están construidas sobre puentes.
¿CUÁLES SON LOS ACUEDUCTOS FAMOSOS QUE SE PUEDEN VISITAR HOY EN DÍA?
Fontana de Trevi (CC) Sten Ritterfeld
Desafiando al paso del tiempo muchos de los acueductos romanos todavía existen, aunque sea parcialmente, y se pueden visitar. Los historiadores e ingenieros no dejan de asombrarse con su construcción y de vez en cuando se hace algún nuevo descubrimiento, generalmente bajo tierra o en túneles.
Roma e Italia – En la antigua Roma se llegaron a construir 11 grandes acueductos que totalizaron 500 km de longitud, de los cuales unos 60 km iban sobre arquerías; en Italia se conocen unos 15. Cada uno daba servicio a una zona de la ciudad y algunos se pueden visitar. El llamado Aqua Marcia con 91 km y casi 190.000 toneladas de agua de caudal diario es el más largo; otros como el Anio Novus o el Aqua Claudia tenían más de 65 km y prácticamente el mismo caudal.
Parque de los acueductos, Roma (CC) Misviajesporahi
En el Parque de los Acueductos, a 8 km del centro de Roma se pueden visitar las arcadas de varios de ellos. Uno de los casos más curiosos es el del Aqua Virgo de Roma, que todavía se usa a día de hoy para proporcionar –con algunas modificaciones modernas, eso sí– el caudal a la Fontana de Trevi y los leones de la fuente central de la Piazza del Popolo.
España – En nuestro país se conocen cerca de 25 acueductos romanos, de los cuales el mundialmente famoso Acueducto de Segovia es sin duda el más conocido, además de uno de los más espectaculares. Se cree que es tan espléndido simplemente porque en la época en que se construyó (siglo II) los acueductos eran una forma de ostentación pública de riqueza y poderío de las ciudades, algo que como sabemos también sucede hoy en día.
En cualquier caso cumplía perfectamente con su misión principal, en este caso transportar el agua desde la Fuenfría, en la Sierra de Guadarrama, hasta la ciudad. A su paso por el centro de Segovia recorre un tramo de 813 metros soportado por 167 arcos, alcanzando los 28 metros de altura y una pendiente del 1% (un metro de desnivel por cada 100 metros recorridos).
Acueducto Pont del Diable
Otros acueductos muy conocidos y visitables son el Acueducto de les Ferreres o Puente del Diablo de Tarragona y el Acueducto de los Milagros en Mérida (Badajoz) con 830 metros de arcos y 25m de altura.
El de los Caños de Carmona es un caso especialmente curioso; son los restos de un acueducto de 17 km que abasteció Sevilla y que quedaron con el tiempo sin uso en medio de las calles de la ciudad, incluyendo algunos arcos, tuberías y una alberca. Es fácil de encontrar y hasta de ver en Google Street View: calle Luis Montoto, 28, Sevilla.
Francia – El imperio romano construyó en lo que hoy es Francia cuatro acueductos principales, de los cuales el Acueducto del Gier es el que mejor se conserva, además del más largo de todos: 85 km. Debido a su gran longitud han quedado muchos restos todavía visitables en su recorrido hasta la ciudad de Lyon.
Otra maravilla es el Puente del Gard, que salvaba 275 metros con 49 metros de alto sobre el río Gard, toda una proeza de ingeniería para la época. El agua recorría en total 50 km, por varios puentes en un intrincado recorrido.
También está el Acueducto de Fréjus, de 40 km, en la zona de la Provenza-Alpes-Costa Azul. En Francia hay más acueductos preciosos, pero casi todos provienen de épocas medievales o posteriores, lejos de los tiempos de los romanos.
Puente del Gard (CC) Benh Lieu Song
Inglaterra – En lo que ahora es Inglaterra todavía quedan algunos vestigios de la presencia romana en forma de acueductos, unos cinco que son tan visitables como curiosos aunque algo pequeños en comparación con los romanos o españoles.
Está el de Durnovaria, en Dorchester, con algunos restos y túneles; los de Longovicium, un fuerte en lo que hoy es el Condado de Durham, son dos pequeños acueductos de unos 100 metros de longitud, y se usaban para la minería.
Finalmente, en Gales se puede encontrar el acueducto de las Minas de oro de Dolaucothi, adonde se llevaba el agua para los trabajos de minería, que estuvo activo entre el siglo I y III de nuestra época. Una curiosidad es el parecido de algunos de los mecanismos de elevación del agua con el empleado en las Minas de Río Tinto españolas.
Los siglos han pasado por todas estas grandes obras de la ingeniería humana haciendo mella en las construcciones, muchas de las cuales han desaparecido, aunque algunas han tenido la suerte de ir siendo mantenidas, reformadas o restauradas cada pocos siglos, muchas veces porque todavía eran útiles y se podían seguir usando.
Gracias a esto hoy, en día se pueden visitar, disfrutando con ello no sólo de la belleza de las construcciones de la antigüedad, sino también de unas increíbles muestras del ingenio humano para conseguir lo imposible; en este caso, hacer llegar el agua a dónde más se necesitaba para convertirla en algo cotidiano, sano y cómodo. Algo que sin duda transformó las vidas de los romanos y por extensión del resto de la civilización europea.
Imagen principal: Acueducto de Segovia (CC) Marco de Hevia
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