En los últimos años, los «conciertos de altura» (y con esto nos referimos a los espectáculos musicales en aviones durante los vuelos) han surgido como una de las experiencias más innovadoras y fascinantes de la industria musical. Estos espectáculos en directo únicos que se ofrecen durante los vuelos desafían el concepto tradicional de los recintos musicales y crean recuerdos inolvidables para los pasajeros a bordo del avión. En esta sintonía, nunca mejor dicho, en este artículo vamos a sobrevolar la historia de los espectáculos en directo en los aviones.
Los albores del transporte aéreo
Cuando el transporte aéreo comercial empezó a despegar en el siglo XX, todavía quedaba mucho por explorar en cuanto a la introducción del entretenimiento en directo en los vuelos. Dado que las compañías aéreas se centraban en la seguridad y la eficiencia, los pasajeros tenían que recurrir a sus propios medios para entretenerse durante los vuelos. Sin embargo, a medida que el transporte aéreo fue haciéndose más accesible en los años 60 y 70, empezó a fraguarse una nueva era para la experiencia de los pasajeros.
El despegue del entretenimiento en los aviones
A finales del siglo XX, las compañías aéreas comenzaron a introducir sistemas de entretenimiento a bordo de sus aviones con películas y música para mejorar la experiencia del vuelo. Conforme las pantallas instaladas en los respaldos de los asientos fueron convirtiéndose en algo habitual, la idea de las actuaciones en directo empezó a ganar atractivo. Las primeras manifestaciones de esta tendencia se remontan a las experiencias en vuelos chárter especiales y jets privados en los que los músicos actuaban para un público exclusivo.
La llegada de los «conciertos de altura»
El auténtico punto de inflexión llegó a principios de la década de los 2000, con los avances tecnológicos y las nuevas expectativas de los pasajeros. Así, algunas compañías aéreas y de viajes innovadoras empezaron a organizar vuelos especiales con actuaciones en directo. Un buen ejemplo de ello aconteció en 2013, cuando un grupo de músicos ofreció un concierto a bordo de la cabina de un avión en vuelo. Se trató de algo más que un simple truco publicitario. Fue un espectáculo perfectamente organizado que demostró el potencial del entretenimiento en vivo a altitud de crucero.
Ejemplos y colaboraciones destacables
A medida que la tendencia fue adquiriendo popularidad, empezaron a producirse actuaciones de gran nivel. En muchas ocasiones, importantes artistas que buscaban conectar con sus fans de formas únicas se asociaron con compañías aéreas para ofrecer actuaciones especiales. En 2015, por ejemplo, un famoso músico ofreció un concierto en un vuelo transatlántico. De este modo, lo que antes solía ser una experiencia de lo más banal se transformó en un espectáculo íntimo en el aire.
Asimismo, las compañías aéreas también empezaron a ver los beneficios de estas iniciativas. Podían diferenciarse en un mercado competitivo ofreciendo «conciertos de altura», una experiencia memorable que los pasajeros disfrutarían durante los vuelos. Un ejemplo de ello es el emblemático programa de Southwest Airlines, Live at 35, que alzó el vuelo en 2011. Esta iniciativa ofrece a los pasajeros actuaciones en directo a unos 10 000 kilómetros de altura. El pasado octubre se celebró en Miami su concierto número 100, que contó con la participación de la compositora Liz Rose, ganadora de un GRAMMY.
Las colaboraciones entre artistas y compañías aéreas se han ido volviendo más frecuentes, en muchos casos vinculadas a lanzamientos de álbumes o a la promoción de giras. Un destacable ejemplo es el concierto en directo ofrecido por el grupo británico Jamiroquai con el que celebraron el lanzamiento de su álbum «High Times» durante un vuelo de Múnich a Atenas. Este concierto, que tuvo lugar en 2007, batió varios récords Guinness, en particular el de la «actuación a mayor altitud». Jamiroquai mantuvo este récord hasta 2010, cuando James Blunt lo batió con una actuación a casi 13 000 km de altura.
La experiencia: qué se puede esperar
Asistir a un «concierto de altura» es una experiencia muy distinta a la de un concierto normal. Los pasajeros suelen tener la oportunidad de disfrutar de una actuación más íntima, con asientos limitados y viendo a sus artistas favoritos muy de cerca. El ambiente es único, ya que se fusiona la emoción de viajar con el entusiasmo de la música en directo.
Además, muchos vuelos han introducido otros elementos en sus conciertos para que los pasajeros puedan participar en el espectáculo más allá de ser meros espectadores. Algunas actividades como las sesiones de preguntas y respuestas con los artistas o los «meet-and-greets» se han convertido en componentes esenciales de estos conciertos y hacen que la experiencia sea muy participativa.
Pero no todas las actuaciones en los vuelos son iniciativa de las compañías aéreas. En un vuelo de Brisbane a Sídney, el reparto del musical del Rey León sorprendió a los pasajeros improvisando la interpretación de la canción «Circle of Life», deleitando a todos con este espontáneo recital.
El futuro de los espectáculos en directo en el aire
Si echamos la vista hacia el futuro, está claro que la tendencia de los «conciertos de altura» seguirá creciendo. Con la llegada de la realidad virtual y las tecnologías de retransmisión en directo, existe la posibilidad de que se produzcan interacciones aún mayores entre los artistas y su público. Esto podría abrir las puertas a la celebración de conciertos a distintas alturas adaptados a distintos grupos demográficos y preferencias.
Además, a medida que las compañías aéreas sigan innovando en lo relativo a la experiencia del pasajero, es de esperar que se produzcan conciertos y colaboraciones aún con mayor sofisticación que traspasen las fronteras de lo que es posible hacer en el cielo.
Conclusión
Los «conciertos de altura» marcan un capítulo fascinante en la historia de la música en directo. Además de redefinir la experiencia tradicional de los conciertos, brindan a las aerolíneas una forma única de aumentar la satisfacción de los pasajeros. Y como esta tendencia no deja de evolucionar, tal vez pronto vivamos en un mundo en el que cada vuelo podría contar con un espectáculo en directo. Sin duda, esto haría de los viajes aéreos una aventura aún más emocionante. Así que independientemente de si uno es un viajero frecuente o un amante de la música, resulta innegable que el atractivo de los conciertos en los aviones está por las nubes.
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