Imagen de peatones esperando para cruzar una calle
Carreteras

Coches que escuchan y calles que ceden el paso a los mayores: bienvenidas, smart roads

03 de septiembre de 2019

Belmont es hoy una gran parcela de tierra seca en el medio de Estados Unidos. Del tamaño de París, se encuentra cerca de la localidad de Buckeye, Arizona. En los próximos años, ese terreno vacío se convertirá en la primera smart city construida desde cero (si se cumplen los planes de su principal inversor, Bill Gates). Centros de datos, coches autónomos, redes de comunicación de alta velocidad, sensores y calles inteligentes serán el día a día para una población inicial de 80.000 habitantes.

De momento, como muchos de los planes que rodean a las ciudades inteligentes, lo de Belmont no es más que eso, un plan. Sin embargo, el proyecto subraya la importancia de las infraestructuras conectadas y la gestión inteligente de las mismas en las ciudades del futuro. Y ya existen ejemplos prácticos reales de smart roads en funcionamiento.

De pavimentos inteligentes a carreteras que generan energía

Los planes que el futuro tiene para las carreteras son muchos. Aquí ya hemos hablado de la importancia de las vías inteligentes para allanar la llegada gradual de los vehículos autónomos. O de los pavimentos inteligentes, como los que está probando la compañía Integrated Roadways en Denver y que permiten conocer la información del tráfico en tiempo real.

Además, los avances en sensórica, la inteligencia artificial, el Internet de las Cosas y la llegada cercana de la tecnología móvil 5G hacen soñar con nuevas funcionalidades para las carreteras como la generación de energía para los vehículos eléctricos a través de la integración de diferentes tecnologías o smart roads capaces de reducir la congestión. Pero más allá de los grandes avances, multitud de casos reales y concretos ya están cambiando la forma en que las personas y los vehículos se relacionan con las carreteras. Vamos con tres de ellos.

Imagen de un cruce de carreteras de noche ¿Puede un semáforo desarrollar empatía por un peatón lento? Unsplash/Zac Price

CrossWalk: semáforos con empatía

Desde que el tráfico rodado (primero a caballo y luego a motor) se convirtió en protagonista de nuestras ciudades, su convivencia con los peatones no ha estado exenta de complicaciones. Fue, precisamente, por esas complicaciones que nació el primer semáforo. Hoy, la tecnología contribuye cada vez más a la inteligencia de estas señales luminosas. En la ciudad de Tilburg, en los Países Bajos, han logrado que sus semáforos se vuelvan empáticos y esperen por los peatones más lentos o con problemas de movilidad.

A través de la solución Cross Walk, desarrollada por Dynniq, los semáforos escanean la calle y las aceras. Si detectan a un peatón, que tiene que tener instalada en su smartphone la app de CrossWalk, son capaces de adaptar su tiempo de apertura a sus condiciones de movilidad. Es decir, si es una persona en silla de ruedas o un mayor que camina más despacio, se mantendrán en verde para el peatón durante más tiempo.

El sistema, que está siendo implantado de forma gradual desde 2017, utiliza el software con el que ya cuentan muchos sistemas de semáforos en la ciudad y la tecnología GPS, presente en la mayoría de los dispositivos. El proyecto forma parte del plan urbanístico de Tilburg para convertirse en una ciudad más amable para peatones y ciclistas sin perjudicar al resto de vehículos.

Imagen aérea de un cruce de pasos de cebra y peatones cruzando Los pasos de peatones son un arma de doble filo para la seguridad vial. Unsplash/Sora Sagano

Starling Crossing: un paso de peatones para el futuro

Los pasos de peatones son un arma de doble filo. Los peatones suelen acercarse a ellos demasiado confiados, seguros de que pueden cruzar la calle. Los coches, en función de la hora del día y del lugar, no siempre reducen su velocidad como deberían. Al sur de Londres, la compañía Umbrellium y el Transport Research Laboratory de la ciudad han dado con una solución para aumentar la seguridad gracias al machine learning.

Starling Crossing (o, en su versión larga Stigmergic Adaptive Responsive Learning Crossing) no es un paso de peatones. En realidad, se trata de una superficie inteligente, un software de machine learning y un sistema de sensores. Esta superficie muestra configuraciones distintas en función de la situación. Por ejemplo, solo muestra el dibujo de un paso de peatones cuando es seguro cruzar para el viandante.

De acuerdo con Umbrellium, el área de cruce está vigilada por cámaras y la superficie cuenta con LED integrados y controlados por el sistema de inteligencia artificial. Gracias a una red neuronal, las cámaras son capaces de reconocer los objetos que se mueven por la calzada y la acera, diferencialos y anticipar su trayectoria. En base a eso y al momento del día, muestra un paso seguro, una configuración roja cuando se produce un cruce inesperado o señales de precaución para los vehículos.

Dordrecht: IoT para planear las ciudades

Las smart roads son mucho más que superficies luminosas y carreteras equipadas con inteligencia artificial. El término tiene también que ver con su gestión inteligente y el uso de tecnologías para planear las ciudades del futuro.

En la ciudad holandesa de Dordrecht, la compañía Libelium y un estudiante de la universidad TU Delft instalaron sensores y dispositivos del Internet de las Cosas en varios cruces del centro. Durante algo más de un año, hasta mediados de 2017, recopilaron datos minuciosos sobre los patrones de movilidad de peatones y vehículos y la demanda real a la que estaba sometida cada carretera. Esos datos están siendo utilizados hoy por la administración local para el planeamiento urbano, la gestión del tráfico y el manejo del uso de instalaciones públicas.

Estos tres proyectos pioneros son solo una pequeña muestra de que las smart roads ya están entre nosotros. En los próximos años, a medida que mejoren las tecnologías de comunicación móvil y las capacidades de almacenamiento y procesamiento de datos, las calles y carreteras ganarán en inteligencia para seguir siendo una infraestructura esencial de las ciudades del mañana.

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