Ambulancia para atender pacientes de coronavirus
Ambulancia

Así se organiza una red de ambulancias para hacer frente a la crisis sanitaria

13 de abril de 2020

La crisis provocada por la COVID-19 ha transformado, en solo unas semanas, el día a día de millones de trabajadores. Para los que trabajamos en el ámbito de la sanidad, el cambio ha servido para afianzar algunos de los valores más férreos de nuestras profesiones, como pueden ser el compromiso, la voluntad o la humanidad.

Desde Ferrovial nos encargamos de la gestión y el transporte de emergencias sanitarias en ambulancias en Madrid y La Rioja, dos de las comunidades más afectadas por la crisis. Durante estas últimas semanas, han cambiado nuestras rutinas de trabajo y nuestros procedimientos. Los servicios se han disparado y las exigencias han sido mayores que nunca.

Sin embargo, y gracias a la profesionalidad y las ganas de nuestros equipos técnicos en emergencias sanitarias, jefes de tráfico, coordinadores de urgencias, operadoras, administrativas y personal de gestión, las ambulancias han salido a las calles para ofrecer un servicio que hoy es más importante que nunca.

Las ambulancias de la COVID-19

Una de las medidas más efectivas para frenar el contagio de la enfermedad es la limpieza. Y esa es, precisamente, la primera que se impuso en nuestras ambulancias.

En Madrid, por ejemplo, el servicio del SUMMA se divide entre el traslado de pacientes confirmados y sospechosos de COVID-19. A los pacientes que tienen síntomas, pero no han dado positivo, se les protege con una mascarilla quirúrgica y unos guantes, para que no toquen nada. Los técnicos van protegidos con una bata, gafas anti salpicadura, guantes y mascarilla quirúrgica. Sin embargo, y como toda precaución es poca, mantienen el mínimo contacto físico posible con el paciente y limpian con hipoclorito de sodio todo lo que toque.

Cuando se trata de pacientes con COVID-19 confirmado, la ambulancia se protege con un plástico que tapa los armarios y con otro que separa los espacios del técnico (conductor) y el paciente. El equipo de protección individual (EPI) de los técnicos también cambia. En lugar de una bata, llevan un impermeable. Y la mascarilla no es quirúrgica, sino de FFP2, con válvula. Una vez trasladado el paciente, se desinfecta toda la parte trasera de la ambulancia con hipoclorito de sodio.

En La Rioja, las ambulancias destinadas a pacientes confirmados o sospechosos de COVID-19 son pequeñas. Tienen la mejor equipación posible, tan solo oxígeno y DESA (desfibriladores) una batea sanitaria y una camilla para garantizar así que la limpieza sea lo más ágil y rápida posible y la ambulancia pueda estar disponible, de nuevo, en solo diez minutos. En ese tiempo, se cuenta con una máquina de ozono para dotar a la desinfección de los vehículos de una mayor seguridad.

Esta medida es fundamental en una comunidad de poco más de 365.000 habitantes, que se sitúa en las primeras por tasa de contagio por habitante. Durante los primeros días, se destinó una sola ambulancia a la crisis de la COVID-19. Ahora son ya cinco, divididas entre las diferentes subdivisiones de la región.

Además de estas ambulancias, parte de la flota se destina la actividad habitual. En La Rioja, por ejemplo, se han suprimido algunos de los servicios de colectivo de manera consensuada con el cliente, (aquellos pacientes que se trasladan para ir a rehabilitación, consultas y tratamientos de todo tipo), pero muchos otros no se pueden suspender. Hablamos, por ejemplo, de personas que necesitan quimioterapia o diálisis. Para ellos, el servicio continúa igual, aunque con las debidas medidas de precaución. Algo que en la situación actual exige un esfuerzo extra de toda la plantilla.

Ambulancia para atender pacientes de covid 19

Formación, protocolos y muchas ganas

La dedicación y la colaboración de nuestros trabajadores está siendo fundamental para hacer frente a esta crisis. El trabajo en equipo y las ganas que están poniendo cada uno de ellos son la base que hace posible dar este servicio a la comunidad.

Detrás de nuestro trabajo hay horas de formación y muchos protocolos. En Madrid contábamos con la experiencia del ébola, que nos amenazó en 2014. Aunque la situación provocada por el virus SARS-CoV-2 es muy diferente, los primeros días empezamos a actuar con los protocolos de esta enfermedad. Luego se rebajó, ya que las medidas para ponerse y quitarse los EPIS, por ejemplo, son más complejas en caso de ébola. Seguimos los protocolos que envía y actualiza el Ministerio de Sanidad, y además elaboramos documentos internos que compartimos con los trabajadores.

En La Rioja seguimos también al máximo las medidas de seguridad. Los equipos de urgencias se han dividido en turnos de 24 horas, para que siempre cuadre la misma rotación junta y no se mezclen los trabajadores, limitando el riesgo de contagio. Hemos montado varias carpas de limpieza de vehículos y contamos con mucho material de limpieza, máquina de ozono, sulfatadores y protocolos consensuados en todo momento con el cliente para una mejora de calidad asistencial al paciente. como sulfatadoras, que agilizan el trabajo.

Los conductores técnicos que realizan servicios de colectivo (traslado de pacientes fuera de servicios de urgencias), llevan siempre el mismo vehículo y a los mismos pacientes. Cuando terminan su turno, limpian correctamente la ambulancia y se la llevan a casa.

Como resultado, el nivel de contagios en nuestros equipos es muy bajo en ambas comunidades. Diferentes colectivos nos están dando la enhorabuena, porque, aunque tenemos bajas, son menos de las que se esperaban. Y no nos cabe duda de que se debe a la profesionalidad que nuestros trabajadores han mostrado desde el principio.

Tiempos más humanos

La situación excepcional que estamos viviendo ha sacado nuestro lado más humano. Desde el primer día hemos ido sumando historias de ayuda y colaboración, ya sea entre colectivos o entre compañeros.

Los primeros días fueron muy complicados. En La Rioja, por ejemplo, los trabajadores de las operadoras tenían listas de 50 o 60 personas esperando en situación de urgencia, porque los hospitales estaban desbordados. Desde aquí queremos dar las gracias a todo el equipo, y en especial a nuestro gestor, Ángel Aparicio.

En Madrid, a día de hoy, muchos de los traslados se hacen de hospital a hospital, o bien de hospitales al pabellón de IFEMA o a hoteles. Más que nunca, dependemos de la colaboración entre colectivos y profesionales, y queremos dar también las gracias a todo nuestro equipo, y en especial a nuestro gestor Javier Peña, a los gerentes Álvaro Sedano y Oliver Turrado a nuestro director, Francisco Manuel Bernardino Caro, por su apoyo y su trabajo.

Desde ambas sedes queremos hacer lo máximo posible respaldando a nuestros trabajadores y a todos los colectivos que precisen de nuestra ayuda. Y apoyar a la gente. En la Rioja, por ejemplo, los vehículos que no están trabajando salen cada tarde a las ocho menos cuarto a hacer sonar las sirenas por las calles de la ciudad. Los vecinos nos lo devuelven, un poco más tarde, con su apoyo. Uno de los muchos gestos que nos emocionan y nos animan a seguir adelante.

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