Las ciudades van a adquirir un protagonismo cada vez mayor en la economía, el gobierno y la sociedad de los países. De acuerdo con la información del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas, el 70% de la población de los países desarrollados vive en ciudades, y todas las previsiones indican que esta cifra continuará en aumento.
Trasladado al día a día, este dato implica que los gobiernos locales deberán hallar soluciones que satisfagan del modo más eficiente y sostenible los servicios que una población creciente demande en áreas como el transporte y la movilidad, el mantenimiento de infraestructuras, la limpieza e iluminación viaria, el consumo energético o la conservación de zonas verdes y deportivas. Este es uno de los grandes desafíos al que se enfrentan las grandes urbes en este siglo XXI.
El modelo de “ciudad inteligente” da respuesta a este reto. Este nuevo modelo de gestión de los servicios municipales, basado en la integración de servicios, la innovación, la gestión de la información en tiempo real y la eficiencia en el empleo de los recursos, garantiza la mejora en la calidad de vida de los ciudadanos y contribuye a reforzar la relación que mantienen con su ayuntamiento. De este modo la ciudad es más competitiva y se convierte en destinos atractivos para los inversores.
Para impulsar el modelo de “ciudad inteligente”, el Ayuntamiento de Santander y Ferrovial han suscrito un acuerdo para la creación del Centro de Investigación de Ciudades Inteligentes. Este centro certifica la apuesta que ambas instituciones hemos realizado por integrar la innovación en la gestión de los servicios municipales.
Tal y como destacó el alcalde Íñigo De la Serna en la presentación del proyecto, este acuerdo público-privado convertirá a Santander en un laboratorio de ideas, en el que se desarrollarán y se pondrán en práctica proyectos orientados a alcanzar la eficiencia, el ahorro de costes y la mejora de la calidad de los servicios municipales. Este esquema de colaboración es el que promueve IDC en su análisis “Ciudades Inteligentes en España”, donde destaca que el desarrollo de las ciudades inteligentes no es exclusivo de los organismos públicos, sino que requiere la participación de organizaciones privadas y una sociedad madura.
El Centro de Investigación de Ciudades Inteligentes nace con vocación internacional: los proyectos que se desarrollen se podrán exportar a otras ciudades del ámbito nacional e internacional. Además, pretende ser un motor para el desarrollo económico y científico en la ciudad. Por una parte fomentará la participación de empresas -ya sean multinacionales o empresas locales-, e instituciones académicas en los proyectos, y, por otra, promoverá la celebración de encuentros entre empresas, investigadores y emprendedores con el fin de generar ideas y nuevos proyectos. El centro contará con unos cimientos sólidos: la Universidad de Cantabria y el Instituto Tecnológico de Massachusetts. Dos instituciones de prestigio internacional que se sitúan en el pódium de las investigaciones sobre la interacción de la ciudad con el ciudadano.
En definitiva, este centro responde a la propia filosofía del modelo de “ciudad inteligente”: desarrollar el diálogo entre gobiernos, empresas, universidades y ciudadanos con el objetivo de hacer de las ciudades espacios más habitables.
Pero, ¿cómo se traslada el concepto de ciudad inteligente a la realidad diaria de una urbe? Sobra decir que las “ciudades inteligentes” van más allá de la tecnología y de los sensores.
El éxito de esta estrategia queda demostrado en experiencias como el PFI de Birmingham, un proyecto que Ferrovial desarrolla actualmente en la segunda ciudad de Reino Unido.
En esta ciudad británica, hemos establecido indicadores de calidad de servicios en distintas áreas, que se han traducido, tras un año de operación, en un incremento del 20% de la eficiencia y una mejora en los índices de satisfacción de los ciudadanos. Además, hemos potenciado el desarrollo económico local mediante la creación de 300 empleos directos, diversos programas de formación dirigidos a colectivos en riesgo de exclusión y el compromiso con las empresas locales para la cadena de suministro. Este modelo lo vamos a trasladar a la gestión de los servicios urbanos de otras ciudades. Un ejemplo de este propósito: el PFI de Sheffield.
Esta entrada está dividida en dos partes, la segunda continúa en: Una nueva relación entre el ciudadano y la ciudad (II).
2 comentarios
New Urban Lab in Santander, Spain | www.smartcitieshub.com
14 de septiembre de 2012
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Una nueva relación entre el ciudadano y la ciudad (II) | infraestructuras inteligentes
20 de septiembre de 2012
[...] Este artículo constituye la segunda parte de: Una nueva relación entre el ciudadano y la ciudad (I) [...]