La visión y la pasión de Richard Rogers por la arquitectura y el hecho de que -como me comentó una vez- a medida que se va haciendo mayor disfruta más diseñando, nacen directamente del impacto que su trabajo produce en la calidad de vida de las personas.
Richard Rogers cree que todo el mundo tiene derecho a pasear de un extremo a otro de la ciudad por espacios que sean seguros a la vez que hermosos, y esa visión se encuentra enraizada en la determinación de Ferrovial de servir a las comunidades y sociedades a través de los brillantes proyectos de ingeniería de la compañía.
La primera vez que tuve la oportunidad de conocer a Richard me sorprendió la simplicidad y honestidad con que transmitía sus ideas, lo que constituye un reflejo verdadero de su estilo arquitectónico y su enfoque humanístico de la vida.
Richard siempre ha impregnado su trabajo de una pureza pragmática y elegante. Así, todos y cada uno de sus proyectos se desarrollan bajo un prisma de eficiencia, espontaneidad y discreta excelencia.
Algunos de los principios de la filosofía zen se pueden identificar fácilmente en el trabajo de Richard Rogers: simplicidad (eliminando lo superfluo para dejar sitio a lo importante), austeridad (absteniéndose de añadir lo que no es absolutamente necesario en primera instancia) y naturalidad (incorporando patrones y ritmos en el diseño).
Hay un proyecto que encarna todo lo anterior a la perfección: la casa de Rogers en Wimbledon (Londres). Construida para sus padres a finales de la década de los sesenta, la construcción consta de estructuras de acero, elementos de iluminación y fachadas laterales que emplean una tecnología que, por aquel entonces, sólo se desarrollaba en EE.UU. para la fabricación de contenedores frigoríficos: paneles con aislamiento recubiertos de aluminio lacado y ensamblados con neopreno.
Rogers usó aquí la innovación en los elementos industriales y las nuevas tecnologías para crear un espacio flexible y personal, un homenaje a su madre y a la fuerte atracción que ella sentía por los colores vivos. Las estructuras de metal, la encimera de la cocina, las persianas enrollables y las puertas correderas se pintaron en diferentes tonos de amarillo y verde. La casa de Rogers es un lugar que cuenta la historia y la cultura de una familia.
El Centro Pompidou en París, es otro gran ejemplo de la simplicidad con que Rogers afronta los proyectos. Con el fin de crear espacios amplios y flexibles en el interior, todos los elementos no esenciales (ascensores, cables, tuberías y tanques) se dispusieron en el exterior del edificio.
La inevitable colaboración a gran escala entre Ferrovial y Rogers Stirk Harbour & Partners se materializó en la terminal T4 del Aeropuerto de Madrid-Barajas, donde Richard llevó a nuevas cotas los principios de claridad estructural y coherencia en el tratamiento de los materiales. El resultado ha sido un edificio admirable y funcional con patrones y ritmos claros repetidos una y otra vez que aportan luz, elegancia y eficiencia al conjunto.
El compromiso de Richard Rogers con la innovación y la sostenibilidad le ha hecho acreedor del premio Stirling en dos ocasiones y del premio Pritzker en 2007. Su enfoque humanista del diseño urbanístico y el desarrollo de grandes ciudades como Londres, Barcelona y Shanghái demuestra que el legado más duradero de un arquitecto es el de ser un verdadero ciudadano del mundo.
La pasión de Richard Rogers por la mejora de las ciudades y las comunidades es uno de los principios que subyacen en el ADN de Ferrovial. El uso innovador de materiales y tecnologías que se respira en cada detalle de un diseño de Richard y su estilo revolucionario ha contribuido a la consolidación de la arquitectura británica como líder a nivel mundial. Es precisamente el interés por la innovación, lo que hace que la exitosa alianza entre Ferrovial y Rogers sea tan especial.
No resulta pues sorprendente que cuando Richard me planteó la posibilidad de colaborar nuevamente, esta vez con motivo de la exposición Inside Out de la Royal Academy en Londres, coincidiendo con su 80º cumpleaños y que pretende rendir homenaje a su trabajo, ideas y filosofía, el resultado sólo podía ser uno. Es motivo de gran satisfacción ver que, mediante la ampliación de nuestra alianza al futuro, el diálogo entre Ferrovial y uno de los mejores arquitectos del último siglo sigue prosperando y que el futuro sostenible de nuestras ciudades, tal y como ambos lo visualizamos, se transforme en realidad.
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