Feromonas para controlar la procesionaria del pino
12 de febrero de 2014
La procesionaria del pino (Thaumetopoea pityocampa) es el insecto defoliador más importante de los pinares alimentándose de todas las especies del género Pinus y Cedrus llegando a provocar defoliaciones importantes y en casos graves y continuados, la muerte por debilidad del ejemplar o por ser vectores de otro tipo de patologías.
La lucha contra la procesionaria en las zonas verdes bajo la responsabilidad de Ferrovial Servicios se centra en zonas ajardinadas recreativas y de esparcimiento y ocio, no por el daño que pueda causar a la masa arbórea en sí, sino por los graves y peligrosos perjuicios físicos que provocan los pelos urticantes de las orugas en las personas y en los animales de compañía sobre todo en perros, especie especialmente sensible al utilizar el hocico a ras de suelo de forma que el contacto con las orugas o sus pelos urticantes han provocado trastornos alérgicos de extrema gravedad, llegando incluso a provocar amputaciones de lengua o cirugía labial.
En las actuaciones acometidas en Galicia, dada la tipología de la masa arbolada a tratar se han descartado últimamente las aplicaciones insecticidas, en cualquiera de sus formas, primero por anticiparnos en el cumplimiento de las ultimas directrices europeas en la utilización de insecticidas en los espacios públicos, por otro lado en la franja litoral aun en los días de calma total de viento, los insecticidas son derivados por la existencia de la brisa marina, contaminando el entorno, al mismo tiempo que al no ser un método selectivo se eliminan otros insectos beneficiosos del ecosistema.
La utilización de las inyecciones insecticidas directamente en el tronco (endoterapia) la hemos descartado por las dimensiones de la superficie a tratar y a que la plaga posee una propagación aérea, lo que impide la selectividad del tratamiento. Dado que la plaga no debe ser completamente erradicada para preservar el equilibrio del ecosistema, se debe tener controlada en parámetros aceptables. Para ello realizamos la colocación de trampas de feromonas para capturar a las polillas macho en vuelo reproductor. Dadas las características de la masa se han colocado 1 trampa cada 2000 m2 , lo que supone un total de 40 unidades, situadas estratégicamente.
Por otro lado, nuestro protocolo de actuación también supone la colocación de 300 trampas de policarbonato en el tallo, que impiden el descenso de las orugas, quedando atrapadas en su interior, de forma que se le impide físicamente alcanzar el suelo para completar su ciclo biológico. Estas acciones se complementan con la recogida manual de las “procesiones “ de orugas que se encuentran en las zonas pavimentadas a diario, para su destrucción posterior.
Todos estos procesos se complementan con la colocación de carteles informativos para que los usuarios de estas zonas extremen las precauciones en estos espacios con sus mascotas con sencillas medidas que eviten accidentes en el período que coincide con la bajada de orugas al suelo. Con este sistema hemos logrado reducir las incidencias en usuarios a niveles de leves urticarias en perros y ausencia de incidencias en humanos .
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