La red de Metro de Madrid fue inaugurada en 1919 por el rey Alfonso XIII. Aquella infraestructura estaba compuesta por una única línea de servicio que pasaba por las estaciones de Cuatro Caminos, Ríos Rosas, Martínez Campos, Chamberí, Bilbao, Tribunal, Gran Vía y Sol. Todas estas paradas están hoy operativas salvo Chamberí, convertida ahora una estación museo.
El éxito del Metro de Madrid en su primer año de funcionamiento fue rotundo, registrándose más de catorce millones de usuarios. Aquella red primera del suburbano comprendía alrededor de 3,5 kilómetros de largo y ocho diferentes paradas, todas distribuidas por la zona central de la ciudad.
En décadas siguientes, el Metro de la capital española amplió su cobertura de forma progresiva. Ferrovial Agroman desarrolló importantes actuaciones de ingeniería en el suburbano madrileño: en 1934, nos encargamos de conectar las estaciones de Sol y Embajadores; en 1944, completamos la llamada “Línea de los Bulevares”; en 1963, desarrollamos el tramo comprendido entre Argüelles y Moncloa…
Aquellos contratos ayudaron a fortalecer la capacidad de nuestra empresa. Desde entonces, nuestra compañía ha construido más de 150 kilómetros de túneles de metro, desarrollando diversas estaciones y paradas en ciudades como Bilbao, Granada, Lisboa, Santiago de Chile o Valencia. En cuanto a la evolución del Metro de Madrid, la red actual ya es la sexta más grande del mundo en cuanto a número de kilómetros.
Poner a punto una infraestructura de este calibre requiere actuaciones ordinarias de mantenimiento. Por eso, a lo largo del verano de 2013, nuestro equipo completó diferentes trabajos para Metro de Madrid en el tramo comprendido entre las estaciones de Tribunal y Bilbao. Este tramo empezó a construirse a comienzos del siglo XX, a base de mampostería de granito y ladrillos de adobe, con túneles de 6,86 metros de ancho y 5,36 metros de altura, la mayor parte a poca profundidad del suelo y siguiendo, en general, el trazado de las calles. Por esta sección del Metro circulan coches de tren de 2,3 metros de ancho y entre 3,34 y 3,52 metros de altura. El largo medio es de 14,72 metros.
Estas medidas y materiales implican que a día de hoy sea imposible introducir maquinaria que ya se utiliza en túneles con anchos superiores. Es por esto que nuestro equipo de 70 profesionales coordinó diferentes turnos de trabajo que, a lo largo de 24 horas diarias, desarrollaron los procesos correspondientes, compensando así limitaciones operativas mencionadas. La actuación acometida por nuestra compañía comprendió la protección de las vías, el establecimiento de gálibos, la limpieza y el saneamiento del revestimiento del túnel y, por último, la impermeabilización y el refuerzo estructural de este tramo de la infraestructura subterránea.
LA OBRA DEL VERANO DE 2013
¿Qué procedimientos seguimos para cumplir con nuestro cometido? Para empezar, debemos considerar que la vía del tramo Tribunal-Bilbao de Metro de Madrid está ejecutada sobre balasto y traviesa de madera. Esto hace necesaria la protección completa de la misma mediante lonas ignífugas para evitar la contaminación del balasto en los procesos de limpieza y gunitado del túnel. Una vez protegida la vía, se limpia toda la sección del túnel con agua a alta presión antes del repicado manual, con el fin de eliminar la capa de polvo adherida al paramento. Con el repicado manual se sanea el revestimiento de ladrillo alterado por el paso del tiempo, la humedad y otros agentes, y que tiene un espesor medio de entre cinco y diez centímetros.
En este tramo de túnel , que discurre por debajo del nivel freático, se producen entradas de agua importantes en zonas localizadas procedentes del terreno. Para cortar o canalizar estas vías de agua, se realizan inyecciones de lechada de cemento y se colocaron drenajes profundos, para evitar que se den arrastres de finos y se generen huecos en el trasdós del revestimiento de ladrillo o mampostería. En los tramos en que las entradas de agua afectan a toda la sección del túnel, se colocaron láminas drenantes como revistimiento estanco para evitar la entrada de agua previamente a la ejecución del acabado estructural de refuerzo.
El refuerzo interior del túnel se realiza mediante la colocación de malla electrosoldada fijada tanto a la bóveda como a los hastiales del túnel con anclajes mecánicos colocados en una cuantía aproximada de 5 uds/m2, sobre el que se aplica una capa de hormigón proyectado de 10 cm de espesor, que queda como acabado definitivo. Los gálibos en los túneles construidos en esta época llegan, en algunos puntos, a estar por debajo de 10 cm, por lo que es fundamental un estudio exhaustivo de los mismos previamente a la ejecución del refuerzo. Con esto garantizamos que en ningún punto puedan producirse pérdidas de gálibo con la ejecución del revestimiento estructural definitivo.
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