El Big Data de la rehabilitación

El medio ambiente, la accesibilidad, la rehabilitación de los edificios o la eficiencia energética no son problemas que puedan acometerse de forma individual, exclusivamente por ciudadanos concienciados. La coordinación de esfuerzos entre administraciones públicas, empresas, organizaciones no gubernamentales, universidades, escuelas o medios de comunicación es esencial para lograr la adecuada sensibilización e implicación en nuestra sociedad.

Frente al crecimiento especulativo que genera burbujas de todo tipo que por supuesto acaban explotando (desde las punto com hasta las inmobiliarias) o bienintencionadas pero ingenuas teorías del decrecimiento (por lo menos en una sociedad como la española, con un 25% de paro) la alternativa es el crecimiento equilibrado. Es decir, el desarrollo sostenible. Les recomiendo que se den una vuelta por la etiqueta en Twitter #mundozombi

Un proyecto de esta envergadura debe comenzar por el diagnóstico de situación macroeconómico. La Fundación Orange y Arvo Consultores acaban de publicar el informe Datos Abiertos en las comunidades autónomas y sus mayores ayuntamientos 2014 que analiza la situación del Open Data (Datos abiertos) de gobiernos autonómicos y locales en España. Se trata de medir cómo gestiona la cuantiosa información que acumulan las administraciones públicas y como puede ésta ser reutilizada por cualquier agente social. Para ello las instituciones están desarrollando interfaces de programación de aplicaciones o servicios de consulta específicos. En España, dos tercios de las regiones y la mitad de sus mayores ayuntamientos cuentan ya con portales de Datos Abiertos.

Si bien es cierto que el origen del Open Data es la demanda de transparencia en las cuentas públicas, es indudable que se trata de una poderosa herramienta para mover al cambio social que la rehabilitación podría suponer en nuestro entorno más cercano; máxime cuando las categorías en las que más conjuntos de datos se publican son Demografía y Urbanismo e Infraestructuras en las comunidades autónomas y Demografía y Transporte, en los ayuntamientos.

En Zaragoza, por ejemplo, desde 2008, el ayuntamiento ha concedido 3.600 ayudas a la rehabilitación urbana por importe de 27,3 millones de euros, sobre un total de 73,8 millones de inversión total que beneficiaron a 17.500 residentes. La última de estas medidas, en el barrio del Picarral, ayudará a reducir hasta un 60% el consumo energético y un 70% las emisiones de CO2 de 16 viviendas que se traducirá en una mejora en su certificación energética desde el nivel E hasta el B. A todo ello hay que sumar la creación de 20 puestos de trabajo durante los meses que durará la intervención.

Sin embargo, las participaciones proactivas por parte de los reutilizadores de estos datos aún son escasas. Apenas hay solicitudes de publicación de nuevos conjuntos de datos o envíos de propuestas de nuevas aplicaciones u otros servicios de valor añadido. Por eso, cuanto más accesibles y cómodos de manejar sean este tipo de datos, más posibilidades habrá de que los agentes sociales los utilicen y les agreguen valor con independencia de si el fin que se persigue es comercial o no. El caso es que se genere valor.