De todas las opciones que uno tiene de vivir su vida, la más reconfortante es sin duda aquella en la que dedica algo de su tiempo para mejorar el mundo. No hay fórmulas mágicas, ni hay superhéroes, no existe un lugar en el mundo donde no haya injusticias que erradicar. Además del deber de las instituciones, no siempre tan eficiente como cabría esperar, cada uno de nosotros somos responsables de repartir algo de solidaridad en el mundo. Es lo que nos define como humanos. Hay muchas maneras de comprometerse con nuestros semejantes, todas necesarias. Una de ellas es involucrarse en un proyecto cuyo objetivo profesional y vocacional sea precisamente el de alzar la voz de los olvidados del sistema y reclamar justicia social.
Este 8 de septiembre, Día del Cooperante, es precisamente esta figura la que queremos homenajear, unos 2.500 españoles, según la Asociación Española de Cooperantes, trabajan en proyectos sociales, sanitarios, medioambientales etc. en todo el mundo y unos 26 en nuestro proyecto en el sur de la India.
Son personas que han preferido volcar todo su conocimiento en la mejora de las condiciones de vida de países empobrecidos porque consideran que la desigualdad no tiene patria ni fronteras, que creen que los cambios son posibles, que la transformación de las sociedades, por muchos kilómetros que les separen de su hogar, es una tarea de todos. Han hecho del inconformismo su modo de vida.
En la India rural hemos podido dar un salto cualitativo gracias a ellos, profesionales de la medicina, de la enfermería, de la enseñanza, de la ecología, terapeutas ocupacionales dedicados a tiempo completo a compartir sus conocimientos con la población local, a contribuir al empoderamiento de colectivos que, por distintas razones, no tienen acceso a la sanidad, a la asistencia social, a la educación. La India será en 2022 el país más poblado del planeta. El 80% de los casi 1.400 millones de habitantes que tendrá –actualmente son más de 1.200- seguirá viviendo en zonas rurales en condiciones extremadamente duras, donde el hambre y las enfermedades fácilmente tratables, como la diarrea, la tuberculosis siguen causando estragos. La pobreza extrema es la peor de las injusticias y la más mortal de todas porque niega el acceso a la oportunidad de cambiar tu destino.
Paradójicamente, el compromiso de todos acabaría con la pobreza extrema. Y ahí entran todos los gobiernos, todas las ong’s y todas las personas. Nuestro compromiso individual es valorar de qué manera podemos participar en los profundos cambios sociales que se necesitan para conseguirlo, salir de nuestra zona de confort y utilizar los mecanismos que tengamos a nuestro alcance para apoyar la causa más noble que se nos ocurre: conseguir que esos cambios se traduzcan en el reconocimiento de los derechos fundamentales de las personas que sufren.
Conoce más sobre la Fundación Vicente Ferrer en su web.
Sobre la Fundación Vicente Ferrer y Ferrovial
Ferrovial y la Fundación Vicente Ferrer están trabajando en el año 2015 en la construcción de viviendas para 20 mujeres intocables y sus familias, un total de 119 personas, en la aldea de Byrepalli, distrito de Anantapur (India).
Las viviendas, realizadas con materiales y mano de obra locales, permitirán a estas personas salir de su actual precariedad residencial, y a medio plazo, acceder a mejores condiciones de vida.
Esta colaboración se enmarca en el programa Juntos Sumamos, a través del cual los empleados de Ferrovial que así lo deciden, destinan mensualmente una aportación a un proyecto social y Ferrovial dobla la cantidad recaudada.
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