Aunque nunca nos hayamos parado a pensarlo, los túneles son una parte esencial del día a día de millones de personas en todo el mundo. Este tipo de infraestructuras permite acortar nuestros tiempos de desplazamiento y mejorar nuestras comunicaciones. Hablamos, por lo tanto, de soluciones que mejoran nuestra calidad de vida.
Para completar obras así es fundamental contar con la última tecnología. Aquí entran en juego las máquinas tuneladoras, presentes en los proyectos de excavación más exigentes y avanzados de las últimas décadas. Gracias a las tuneladoras, las grandes obras de excavación son más seguras y, al mismo tiempo, se completan de forma más rápida y eficiente.
Un buen ejemplo del trabajo de estas grandes máquinas lo tenemos actualmente en la ciudad de Londres. Allí, Ferrovial forma parte de un consorcio de empresas que desarrollará el mayor tramo de construcción del Crossrail, un nuevo medio de transporte subterráneo que cruzará la ciudad para conectarla de Este a Oeste.
El reto es completar dos grandes túneles de 6,4 kilómetros de longitud y 6,2 metros de diámetro. Para realizarlo con éxito se están empleando grandes máquinas tuneladoras de 140 metros de largo, 1,000 toneladas de peso y 6,2 metros de diámetro.
Así, las tuneladoras funcionan de forma casi continua, a un ritmo de 100 metros por semana. Una vez estén debajo del suelo, estas grandes máquinas apenas tendrán descanso y se mantendrán operativas durante 24 horas la mayor parte de los días. Conforme vayan avanzando el proceso de excavación, las tuneladoras permitirán que se construyan las paredes de los túneles por los que luego circulará el Crossrail.
A lo largo de los últimos años, Ferrovial también ha estado presente en la elaboración de túneles para infraestructuras de transporte tan variopintas como el Metro de Lisboa, el Aeropuerto de Heathrow o la M-30 de Madrid.
Esta última obra tuvo una visibilidad notable en los medios de comunicación gracias a “Dulcinea”. No hablamos de la musa de Don Quijote, claro está, sino de la gran máquina tuneladora que permitió el soterramiento de la circunvalación que recorre y rodea la capital de España con una capacidad de hasta cuatro carriles por cada sentido.
“Dulcinea” era, por aquel entonces, la tuneladora más grande del mundo, con un peso de más de 4.300 toneladas y una potencia de 12.000 kilovatios. Su longitud, de 107 metros, y su diámetro, de más de 15 metros, fueron suficientes para que decenas de medios de comunicación se interesasen por este auténtico prodigio de la ingeniería.
Otros importantes trabajos de Ferrovial con grandes máquinas tuneladoras han permitido sacar adelante otros proyectos como la ampliación del Metro de Madrid. Además, las tuneladoras también han ayudado a ejecutar obras como los túneles de Guadarrama y de Pajares, hitos de construcción clave para el desarrollo del transporte ferroviario español de alta velocidad.
Así las cosas, como demuestran los ejemplos mencionados, las tuneladoras permiten sacar adelante auténticas proezas de la ingeniería y la construcción. Se trata de poner estas máquinas de última generación al servicio de todos los ciudadanos para hacer sus vidas un poco más fáciles.
1 comentario
Infraestructuras, seguridad e innovación | infraestructuras inteligentes
13 de julio de 2012
[...] era su sección transversal circular. Este escudo y su funcionamiento son el antecesor de nuestras tuneladoras modernas, que permiten entregar proyectos extremadamente complejos con un altísimo factor de [...]