Las empresas tecnológicas de tratamiento de agua como Cadagua, nos enfrentamos a ambiciosos retos que van a cambiar los paradigmas que gobiernan la concepción de las depuradoras de nuestras ciudades.
Son tres los retos principales:
- la reutilización al más alto nivel “From toilet to tap” con las fuertes barreras psicológicas que esto conlleva;
- la recuperación de subproductos como bio-combustibles o fertilizantes que convierten las depuradoras modernas en factorías de recursos;
- y por último, la minimización de los consumos energéticos hasta convertirlas en autosuficientes, o incluso, en exportadoras netas de energía.
Reutilización de aguas residuales para el consumo humano
Hoy en día nadie pone en duda el problema global que supone el cambio climático ligado al imparable crecimiento poblacional. Se estima que en el año 2030 la mitad de la población mundial sufrirá escasez de agua. Existen experiencias reales de reúso indirecto, vía inyección en acuíferos que son posteriormente utilizados para el consumo humano. Pero la tecnología actual está preparada para para dar el salto al reúso directo. La combinación de tecnologías de Ultrafiltración, Osmosis Inversa, Oxidación avanzada y desinfección mediante luz Ultravioleta permiten generar, a partir del efluente de una depuradora, un agua totalmente apta para el consumo humano. Incluso de mejor calidad que las aguas de nuestros grifos. De hecho, ya existen experiencias reales donde aguas residuales tratadas por procesos tan avanzados como los descritos van directamente a cabeza de una planta potabilizadora sin pasar por acuíferos. Los psicólogos opinan que la aversión al reúso directo es un problema difícil pero no imposible de superar. Es cuestión de tiempo, concienciación e información.
La depuración del agua
La generación de subproductos
En las depuradoras convencionales entra agua sucia y sale agua limpia y fango. En un futuro no solo saldrá un fango altamente higienizado y en condiciones aptas para su uso en agricultura, también saldrán una serie de subproductos que conllevan un alto grado de revalorización de las aguas residuales. Uno de ellos es el fósforo. La tecnología de precipitación controlada de fósforo en forma de cristales de estruvita es ya una realidad con creciente grado de aceptación.
La estruvita se emplea directamente como fertilizante en los cultivos. La recuperación del otro nutriente más abundante en el agua residual, el Nitrógeno, no está tan extendida, pero también existen opciones tecnológicas como el striping de amoniaco o la absorción en resinas de intercambio iónico. Finalmente un concepto innovador y que se encuentra en fase de investigación, es el cultivo de micro-algas a partir del agua residual y su posterior conversión en biodiesel. Pudiendo incluso en un futuro disponer las depuradoras de un surtidor de combustible generado en la propia planta.
La depuradora del futuro como fuente de energía
Finalmente la depuración del agua del futuro se parecerá más a una central eléctrica que a un gran consumidor de electricidad como es hoy en día. Las innovaciones y combinación de tecnologías disponibles en el mercado son múltiples para lograr este objetivo. Controladores avanzados del proceso biológico, pretratamientos anaerobios del agua residual, procesos de hidrólisis térmica del fango que maximizan la generación de biogás en la digestión anaerobia, utilización de energías fotovoltaicas, etc.
En definitiva, tres ambiciosos y complejos retos totalmente alineados con la Agenda 2030 de la Asamblea General de Naciones Unidas y con su ambicioso objetivo de Garantizar la disponibilidad y la gestión sostenible del agua y el saneamiento para todos y en los que Cadagua trabaja ya para convertir en realidad.
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