No somos conscientes todavía, pero hoy en día hay miles de niños que se educan hablando, dando órdenes y preguntando a un asistente doméstico robotizado instalado en su habitación. «Alexa, pon It’s Raining Tacos» es lo que escucha decir Rachel Metz, editora del MIT Technology Review, a su sobrina de 4 años. Su familia tiene instalados varios dispositivos Amazon Echo Dot. Rachel Metz reflexiona, en su artículo Crecer con Alexa, sobre cómo afectarán estos mayordomos robóticos a su educación y a su comportamiento.
Si a esto le sumas que, como consecuencia de la pandemia del COVID-19, encima tienen que ver a sus abuelos, tíos o amigos a través de aplicaciones móviles tipo Skype, llegamos a una conclusión obvia: está claro que su forma de comunicarse será muy distinta a cómo lo hacemos nosotros.
Pero no todos los paradigmas en comunicación vienen acompañados de tecnologías tan revolucionarias como la Inteligencia Artificial o el 5G. En 2017 el hashtag de Twitter cumplía 10 años. Parece mentira pensar que hubo una época que no lo usábamos. Ni siquiera la propia compañía americana adivinó el potencial, ya que fueron sus usuarios los que popularizaron este tipo de etiquetado. Y aquí radica el gran éxito del hashtag: supone una forma de categorizar toda la información que nos impacta, imposible de analizar toda ella en profundidad.
Vivimos en un mundo donde las tecnologías avanzan más rápido de lo que podemos adaptarnos. No sabemos lo que nos depararán, pero podemos jugar a adivinar la manera en que interactuaremos las personas en el futuro:
¿Cómo será la comunicación del futuro?
Vivimos la época del “compartir” el momento (y al momento)
A todos nos ha pasado, entrar en un restaurante y ver parejas pegadas a las pantallas de su móvil. Eso si no somos nosotros mismos los que lo hacemos. La forma de comunicarnos ha evolucionado, hemos pasado de una época en la que “vivíamos” el momento, a otra en que lo “compartimos”.
Hoy en día a casi nadie se nos ocurre asistir a un concierto sin sacar un vídeo o hacer una foto. Las apps de mensajería y las redes sociales nos permiten compartir ese momento mientras lo vivimos. De golpe la experiencia forma parte no sólo de los amigos con los que asistes al concierto, sino de todos aquellos contactos que tengas en tus redes. No sólo eso, podemos hasta retransmitir en directo nuestra experiencia con cualquier aplicación de streaming.
Toda esta gran cantidad de información compartida nos lleva a generar una enorme base de datos de experiencias, donde casi podemos saber al momento qué está pasando en la otra punta del mundo.
Viviremos más experiencias que ningún antepasado nuestro, sólo que a través de los demás. Las experiencias se completan con la participación de nuestras comunidades, lo que nos lleva a que reduzcamos la comunicación con las personas que nos rodean.
La comunicación interpersonal desaparece
Ya en 2017 nuestra ex-compañera Ana Salgado, en su momento gerente del DataLAB de Ferrovial, reflexionaba en este blog sobre la muerte de la comunicación interpersonal. Estamos más conectados que nunca, hablamos con amigos y familiares por todo el mundo, y cada vez tenemos más herramientas para disimular la distancia… a cambio, esta tecnología nos hace huir de la conversación cara a cara, básica para las relaciones sociales de los seres humanos. Sin embargo, estamos a tiempo de reducir este impacto, como muy bien explica Ana en su artículo.
Sabremos mucho de ti antes de hablar contigo
¿Nunca has pensado que cuando tu hijo sea mayor podrá acceder a una plataforma con toda la información de lo que has hecho a lo largo de tu vida? Sólo con acceder a tu perfil personal de Facebook o Instagram se podrá hacer una idea de tus gustos, dónde has viajado, qué músicos escuchabas, etc.
Llegará una generación que tendrán acceso a mucha más información personal de sus contactos que la que nosotros hemos tenido. Y, por lo tanto, la forma de interactuar será también distinta. Quizás se acepte y respete más a todo el mundo o quizás selecciones a tus amigos antes de hablar con ellos.
En cualquier caso, a día de hoy cada vez somos más conscientes de la defensa de la privacidad. Seguramente evolucionemos hacia una mayor educación en este aspecto. Sin embargo, lo publicado hasta ahora, publicado está.
Hablaremos distintos idiomas, pero todos nos entenderemos
¿Será posible estar en una call internacional y entender de manera simultánea a todos los participantes hablando lenguas nativas? ¿O traducir un cartel tan sólo con sacarle una foto?
Google lleva años trabajando en un proyecto de traducción simultánea, una especie de Torre de Babel 2.0. Sus aplicaciones son enormes, tanto en un plano profesional como de ocio.
Reducimos las barreras del idioma, haciéndonos más partícipes de las culturas y tradiciones de otras regiones. Pero, ¿cómo puede afectar esto a esas mismas tradiciones? ¿Es posible que esa integración las haga globales? Son cuestiones difíciles de responder a día de hoy.
Pero no nos quedaremos sólo con entender a otras personas. Amazon está trabajando en un proyecto para traducir… ¡lo que tu mascota quiere decirte!
Por no hablar de la gran implementación de los emojis, una especie de esperanto de nuestra época. A día de hoy podemos transmitir emociones, sensaciones o sentimientos con el uso de alguno de estos símbolos. Como Digital Manager de Ferrovial los utilizo con frecuencia para conseguir más interacciones en nuestras publicaciones y reforzar mejor nuestros mensajes. Aun así, no dejo de preguntarme, ¿los utilizo de manera gramaticalmente correcta? ¿El punto y aparte viene antes o después del emoji? Entiendo que su rápida implementación en el lenguaje escrito obligará a formular nuevos códigos. 😉
La comunicación con robots crece
Y aumentará de manera considerable los próximos años. “Los bots conversacionales están de moda” afirma Cristina García-Ochoa, Jefa de proyectos de innovación en Ferrovial. Aunque en este caso, por el momento, son ellos los que tienen que aprender a comunicarse con nosotros.
Y digo por el momento porque, como comenta el periodista Juan Samaniego: “a medida que la robotización del mundo se hace más real, crece el debate alrededor de cómo nuestra sociedad va a adaptarse a la revolución de las máquinas”. La ciencia ficción y Hollywood ha tratado de responder a estas preguntas, la mayoría de los casos con resultados apocalípticos.
La realidad es que comenzaremos una etapa imparable en la que adaptaremos nuestro lenguaje para que nos entienda un software. El cuál nos responderá lo más parecido a cómo respondería una persona. Así lo entiende también Tyrell Corporation, la empresa creadora de los Replicantes en Blade Runner:
Nuestro lema es: más humanos que los humanos.
La forma de informarnos y entretenernos también evoluciona
Vaya por delante que, como consecuencia del COVID-19, mucha gente ha sustituido sus partidos de fútbol de los domingos por partidas al Among Us, u otros videojuegos en grupo. Esto es un impacto directo en la forma de entretenernos que nadie esperaba.
Pero quería centrar mi reflexión en un debate que veníamos viendo desde hace tiempo: la competencia directa de las redes sociales y los medios de comunicación. Durante los últimos han convivido. Lo que técnicamente llamamos relación transmedia: yo veo un programa de televisión y, a la vez, lo comento en mi cuenta de Twitter usando su hashtag oficial.
Parece que todo está cambiando con el incremento de plataformas streaming, como es Twitch. Aquí los influencers, y muchos usuarios anónimos, retransmiten en directo diferentes contenidos y acumulan miles de usuarios que los siguen. Lo mas impactante es pensar la baja producción que requieren sus retransmisiones. De la relación transmedia pasamos a que unos ven la televisión y otros el móvil.
Somos individuos, no grupos de interés
Los profesionales de comunicación de las empresas nos adaptamos casi cada día ya no sólo a las nuevas plataformas, sino también a nuevos usos de la misma – como fue el exitoso caso de Manuel Bartual y su historia en tiempo real desde Twitter.
Como usuarios, tras una época de anonimato, ahora queremos ser escuchados y recibir los mensajes de manera personalizada. La publicidad y los medios trabajan en ajustar al máximo sus mensajes a sus públicos objetivos.
Nuestro reto como profesionales de la comunicación y como empresa es el de conocer nuestro público objetivo y saber adaptarnos a la manera en que buscan e interactúan con la información. Ya sea con vídeos en directo, con emojis, de manera privada o con robots…
Y tú qué opinas, ¿crees que estas tendencias mejorarán la manera en que nos comunicamos o perjudicará nuestras relaciones interpersonales?
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