¿Tu empresa está preparada para la era de la conectividad?
01 de noviembre de 2017
Estamos en la era de la conectividad
Todo está continuamente conectado y todos estamos constantemente conectados. Se conectan las empresas, las marcas, los sistemas…pero sobre todo, se conectan las personas. Gracias a la multitud de herramientas digitales y aplicaciones podemos conectarnos con cualquier persona, a cualquier hora y en cualquier lugar del mundo. No hay límites, no hay barreras geográficas y no hay restricciones. Conecto con lo que necesito, con quien me apetece y cuando considero.
Y gracias a esta conectividad infinita, las grandes compañías pueden operar como auténticas organizaciones globales. A pesar de que muchas están formadas por un conjunto de empresas y filiales con su propia identidad local, estas herramientas les permiten estar en contacto continuo y compartir objetivos y estrategia.
Un ejemplo de ello es Ferrovial, formado por cuatro negocios y una corporación y presente en más de 15 países. Solamente Ferrovial Servicios tiene más de 80.000 empleados repartidos por 9 países y operando bajo negocios y marcas distintas. Sin esas facilidades de conexión, resultaría tremendamente complicado trabajar conjuntamente hacia una visión compartida.
Por ello, dotar a las personas de recursos que permitan una colaboración eficiente resulta clave dentro de las organizaciones. En Recursos Humanos, uno de nuestros objetivos es facilitar contextos y herramientas que permitan desarrollar el talento de nuestras personas, independientemente del negocio en el que trabajen o del país en que se encuentren, así como fomentar la colaboración y el trabajo como una unidad.
Los retos de la construcción de relaciones
Gracias al rápido avance de la tecnología las relaciones virtuales y el trabajo en equipo fluye al margen de la lejanía. Sin embargo, a pesar de que la comunicación entre empleados se produce, para las compañías y para este tipo de aplicaciones, dos retos en cuanto a la construcción de relaciones y lazos.
Las diferencias culturales y geográficas
Por un lado, gestionar las diferencias culturales y geográficas que pasan por aspectos tan básicos como el idioma o los husos horarios. El mero hecho de tener que organizar una videoconferencia con Sydney, Madrid y Austin a la vez, puede resultar todo un desafío. La diferencia horaria imposibilita hacerlo dentro del horario laboral y afecta a las circunstancias personales de las personas que participan. Es necesario tener un mayor conocimiento de la cultura de los países en que operamos, pero también de la “microcultura” de los equipos e, incluso, de algunas circunstancias personales de nuestros profesionales. La conectividad también pasa por una mayor flexibilidad.
Las relaciones personales
El segundo reto tiene un carácter mucho más “humano”. Las aplicaciones son eficaces, pero quizás menos eficientes en lo que la parte más humana se refiere, en términos de emociones y relaciones. El contacto físico no es imprescindible para que los proyectos se desarrollen ni para alcanzar los objetivos marcados. Pero ayuda mucho, hace que fluyan las cosas de manera natural e incluso, agiliza el trabajo diario. No se trata de un contacto constante ni de relaciones personales, sino de darnos la oportunidad de compartir alguna vivencia juntos. En ocasiones, es cuestión de tener la posibilidad de apoyar la mano en un hombro tras un proyecto fallido o de abrazarnos para celebrar un éxito. Esa muestra de humanidad y de camaradería, nos hace soldar la identidad compartida y nos hace sentirnos parte de algo mucho más grande, algo que está por encima de nuestros objetivos y nuestras funciones.
A pesar de estar conectados a esa multitud de dispositivos y aplicaciones, se echa en falta una conexión real, mucho más profunda. Y es más probable que esa conexión y ese entendimiento se produzca frente a la máquina de café e incluso en los lavabos que a través de una pantalla o un auricular. Esto, en cierta medida, “deshumaniza” las relaciones, las descafeína de emociones, las hace más planas y las reduce a relación de proyecto o reporte.
Últimamente no dejamos de oír hablar de la Inteligencia Artificial y de la posibilidad de que los robots destruyan millones de empleos, e incluso hablamos de empleos y profesiones del futuro que nadie conoce. Pero estamos olvidando que somos nosotros mismos quienes en el día a día nos estamos robotizando.
Necesitamos mayor conexión humana, tanto con nosotros mismos como con los demás. Esa conexión nos lleva a un mejor entendimiento y a una complicidad de equipo, nos lleva a compartir, ayuda a multiplicar el conocimiento y las capacidades y canaliza las motivaciones individuales hacia un propósito común. Y esta capacidad humana es la que verdaderamente fomenta la colaboración.
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