Uno de cada tres nuevos empleados es local
Cerca de la orilla del río Charley se ubica la tranquila localidad de Chinchilla, una población que, a unos 300 km de Brisbane, no se puede considerar precisamente costera. En un país donde casi el 80% de la población vive a menos de 50 km de la costa, las cinco mil quinientas personas que eligen vivir en este pequeño pueblo resultan ser una minoría.
El propio estado de Queensland se ha desarrollado gracias a la minería, la agricultura, el turismo y los servicios financieros, y es hogar para aproximadamente una quinta parte de la población australiana. Australia es grande y, aunque no está aislada, se presta a ciertas formas de vida debido a su ubicación geográfica y a la enorme extensión del país.
Fuente Wikipedia
La arena, el mar, el surf y la mentalidad que trae consigo vivir cerca del mar son los factores que distinguen a los australianos. Con tantas personas atraídas por la costa, se entiende por qué muchas empresas se instalan allí. La prestación de servicios, unida a una gran fuente de talento y una buena base de consumidores, conforman una propuesta atractiva para cualquier empresa, consiguiendo con ello atraer a una gran cantidad de jóvenes que abandonan sus pequeños pueblos del interior en busca de trabajo y prosperidad cerca de la costa.
Fuente Unsplash Autora Annie Spratt
Pero, ¿y si se pudiera conseguir que los jóvenes (y mayores) vieran oportunidades de empleo en los lugares donde se han criado? ¿Y si no se sintieran presionados a abandonar su comunidad para encontrar trabajo? Ciento sesenta empresas locales y mandatarios acudieron a la inauguración de las nuevas instalaciones de Broadspectrum para obtener respuestas a esta cuestión.
Esta empresa de servicios australiana fomenta una cultura de cultivo en ciudades y pueblos por toda Australia. El 85% de sus empleados son locales, un 80% de las compras en abastecimientos se gasta localmente y más del 80% de los subcontratistas son también locales. Pero había un problema. A pesar de que sus cifras en la mayor parte de Australia eran buenas, las de Chinchilla no cuadraban, y las operaciones de Broadspectrum en la Cuenca de Surat estaban por debajo de estos promedios nacionales. La empresa necesitaba un cambio.
Todo esto propició una serie de reuniones con los empleados locales, con el gobierno a nivel local y con las empresas de la zona. Tras escucharlos a todos, quedó claro lo que demandaba la comunidad. La industria necesitaba mejorar la comunidad en vez de restarle valor. El dinero tenía que circular por la economía local, los jóvenes necesitaban razones para quedarse y la comunidad debía de atraer a gente a través de una renovada bolsa de empleo.
Fuente Pixabay Autor Zombaba
Habiendo 300.000 personas en la región, resultó evidente que la formación de una persona local sería más rentable que reclutar un trabajador con experiencia proveniente de la costa oriental. A pesar de tratarse una inversión a largo plazo, a día de hoy significa que uno de cada tres nuevos empleados es local. La gente de la comunidad está empezando a darse cuenta de que hay una preferencia por la contratación de población de la zona y, de hecho, quienes son candidatos están continuamente solicitando empleos. El fijarse en lo fundamental, mediante un programa de experiencia laboral, también ha sido clave para hacer ver a la juventud que emigrar de su comunidad no es necesario para conseguir un empleo. El concepto consiste en tener un impacto positivo en la región en la que quieras formar parte en tu futuro.
Lo cual nos lleva a Doha…
Fuente Pixabay Autor jchoate7
Desde que Qatar salió elegida como sede de la Copa del Mundo de 2022 ha habido una gran afluencia de trabajadores extranjeros que acuden a trabajar en el país. La población en Doha casi se ha triplicado en los últimos trece años. En 2005 se estimaba una población urbana en torno a 906.000 personas, que a día de hoy supera los 2,6 millones. Por tanto, es lógico pensar que debería ser sencillo reclutar localmente.
Pero resulta que, mirando las cifras con lupa, se hace evidente la cantidad de extranjeros que están impulsando la economía de Qatar. Sólo un 12% de los 2,6 millones de personas que viven en Doha son qataríes. Quitando a ancianos y niños, resulta que tan solo el 6% de la población urbana está en edad de trabajar. Este porcentaje se corresponde con unas 160.000 personas (en Australia, en cambio, el 53% de la población está en edad de trabajar). Para organizaciones estableciéndose en Doha es una realidad que pronto se hace patente.
Para FMM, la filial de Ferrovial Services que se ocupa del mantenimiento del aeropuerto internacional Hamad en Doha, este es uno de los obstáculos que tienen que superar. Muchos qataríes se sienten atraídos por puestos en entidades gubernamentales y, por otra parte, debido a las cuotas de qatarización, aquellos con estudios superiores son muy demandados en los sectores de la energía y de la banca.
Fuente Ferrovial
Las cuotas de qatarización son, de por sí, fascinantes. Fueron implantadas en el año 2000 como una iniciativa para asegurar que las posiciones clave en el sector industrial y en el de la energía fuesen ocupadas por trabajadores locales. Se ofrecen y se financian generosamente unos buenos programas de formación y se promete un alto nivel de seguridad en el empleo. Es fácil entender por qué muchos qataríes eligen esta ruta profesional.
Como factor extraordinario, Doha tiene una tasa de rotación de empleados del 30%. Muchos trabajadores expatriados llegan a la ciudad habiendo dejado a sus familias en sus países de origen y, tras unos años de estancia allí, están más que dispuestos a regresar definitivamente a su tierra. Para paliar este efecto, FMM fomenta promociones internas de sus empleados con la esperanza de alentarles a percibir su tiempo en la empresa como una oportunidad para mejorarse y que así decidan quedarse por periodos más largos. Se trata, en esencia, de un esfuerzo al estilo del de chinchilla para hacer ver que marcharse no siempre es la única opción.
Fuente Unsplash Autor Jeremy Bishop
El desequilibrio entre trabajadores locales con respecto a extranjeros que hay en Doha, combinado con la preferencia de los qataríes por trabajar para entidades gubernamentales, implica que sería extremadamente difícil desarrollar un programa de reclutamiento local como el de Chinchilla. Aunque no debemos descartar ninguna posibilidad porque bien es cierto que Doha es una ciudad en constante cambio y evolución. Una de las claves de una campaña de RRHH con éxito consiste en tener la capacidad de adaptarse a la comunidad y al país donde cada uno se desenvuelve. Ya sea en Australia o en Qatar, como en cualquier otro lugar del mundo, es importante ser consciente de como otros obtienen éxito en sus programas de reclutamiento. Aprende de ellos, pero no te olvides de pensar a nivel local. No existe un método único para la captación de talento. Y eso es, precisamente, lo que hace que sea divertido.
Todavía no hay comentarios