Antes de pasar a formar parte del sector de la aviación siempre había pensado que viajar en avión era, probablemente, uno de los negocios más lucrativos, especialmente para las aerolíneas. Sin embargo, pasaba por alto que se trata de un proceso compuesto por una cadena de valor integrada por distintos stakeholders que también se llevan un buen trozo del pastel. Algunos ejemplos son el transporte que usamos para llegar al aeropuerto, el personal que trabaja en el aeropuerto o los servicios auxiliares por parte de la misma aerolínea, tanto antes como después del vuelo. Vamos a ver con más detalle cómo se reparte el dinero que sale de nuestros bolsillos cuando volamos.
Piensa, por ejemplo, que estás planeando ir el 15 de julio a Moscú para ver la final del Mundial de fútbol con algunos amigos.
A pesar de que el partido tiene lugar en temporada alta este verano, la buena noticia es que los billetes de avión a la capital rusa aún están a un precio razonable.
Buscando a través de cualquier agencia de viajes online, encontramos vuelos disponibles para el día previo al partido que oscilan alrededor de los 200€ por persona. Vamos a suponer que decides comprar el billete de 200€ con una recarga de 2,2€ en concepto de tasas para el sitio web que lo gestiona.
Siguiendo con la planificación, el mismo día del vuelo probablemente cojas a primera hora de la mañana el metro dirección Barajas, ya que es hora punta y coger un taxi puede ser demasiado arriesgado. El billete de metro sería 1,5€, a lo que habría que sumar un recargo tarifario del aeropuerto de 3€.
Al llegar al aeropuerto, seguramente irás directo al control de seguridad (suponiendo que has hecho el check-in online en casa el día anterior) y como es temprano desayunarás en alguna cafetería de la terminal. Aunque las tiendas del aeropuerto son algo caras (un café y un sándwich pueden costar alrededor de los 9€), no puedes saltarte el desayuno antes de un largo día de viaje y diversión.
Para llegar a Moscú enterado de las últimas noticias sobre el mundial, antes de subir al avión decides comprar un periódico para conocer las selecciones que disputarán la final: 1,5€ más fuera de tu bolsillo.
Una vez en el avión, te relajarás y descansarás, ya que es un vuelo de 4 horas y media y quizá tomes un snack con un coste de unos 5€.
Finalmente, cuando llegues al aeropuerto Domodédovo de Moscú, cogerás el tren AeroExpress, ya que el aeropuerto está bastante lejos del centro de la ciudad y, por lo que he oído, es el medio más efectivo para llegar. Este tren costará otros 7,6€ por un viaje de ida.
Haciendo la cuenta al final del día habrás gastado 230€ incluyendo el billete de avión y el resto de las compras, pero hagamos un repaso de cómo se reparte el gasto:
De los 200€ del billete de avión, los operadores del aeropuerto (en este caso, Aena y el aeropuerto de Domodédovo) captan directamente 23,3€ en concepto de impuestos y tasas aeroportuarias, mientras que los proveedores de servicios de navegación aérea obtienen otros 23,7€. Aunque nosotros, como pasajeros, no solemos ver la cantidad de las tasas aeroportuarios en los billetes, son bastante sustanciales cuando se mira el gasto total del viaje.
Hacerse una idea de las tarifas aeroportuarias es bastante fácil si tenemos en cuenta la información pública disponible en las webs de los aeropuertos y otros parámetros como el tipo de avión o la tasa de ocupación de la aeronave. La siguiente tabla muestra la primera aproximación del dinero gastado que se va para la aerolínea y lo que se va para terceros.
Una primera conclusión es que la aerolínea obtiene alrededor de 2/3 del gasto total del viaje, lo que ayuda a entender la creación de valor para los distintos actores de la industria de la aviación. Esta proporción podría ser aún más desequilibrada en detrimento de las aerolíneas por varias razones: reguladores o aeropuertos que imponentarifas elevadas, aeropuertos que se sitúan lejos del centro urbano, falta de transporte público para llegar al aeropuerto, etc.
Otra conclusión interesante de los costes “no aerolínea” a destacar sería, por ejemplo, que el operador del aeropuerto también se beneficia de las ventas realizadas en las tiendas ubicadas dentro de las terminales. Por lo tanto, probablemente otro euro del delicioso desayuno y del divertido periódico acabará en las finanzas de los operadores del aeropuerto, suponiendo la tarifa de mercado habitual del 12%.
En el lado ‘aerolínea’, sin embargo, el importe neto de 147,4€ se destinará a cubrir los costes de la compañía aérea y proporcionará algún beneficio operativo. En este sentido, muchas personas desconocen que existen tres componentes principales que absorben la mayoría de los costes de las aerolíneas: el personal (principalmente los costes de los miembros de la tripulación), el combustible y los servicios de asistencia en tierra. Suponiendo que la aerolínea obtenga al menos un 4% neto de margen (promedio del sector aéreo en Europa, según datos de 2018 de IATA), los costes del servicio en tierra serían de alrededor de 1.000€ por aeronave según las tarifas de Aena, y los gastos de tripulación y combustible de la aerolínea podrían situarse entre el 20 y 25% de los costes de la aerolínea, es decir, 38 y 48€ del precio de mi billete, respectivamente. También hay que tener en cuenta que casi la mitad del coste del combustible se paga al gobierno en un concepto de impuestos directos, es decir, el gobierno obtendría alrededor de 27€.
El siguiente gráfico refleja el reparto final de los 230€ que te gastarías en el viaje de ida a la final de la Copa del mundo de la FIFA:
Como conclusión general, resulta sorprendente que la aerolínea finalmente se lleve un beneficio bastante bajo del precio total del billete. Pero lo cierto es que el mundo de la aviación es un ecosistema complejo, donde cada participante tiene un rol que tú financias.
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