Desde el Yukón a la Tierra de Fuego: 48.000 kilómetros de asfalto y un obstáculo insalvable
Carreteras

Desde el Yukón a la Tierra de Fuego: 48.000 kilómetros de asfalto y un obstáculo insalvable

20 de noviembre de 2018

Se ha ganado el nombre de carretera. Incluso, los angloparlantes la llaman highway que, si bien no siempre significa autovía, sí se refiere a una carretera principal. Pero ni es una única carretera, ni está asfaltada en su totalidad. Ni siquiera está completa. Eso sí, lleva cerca de un siglo ocupando los sueños de moteros y amantes de los road trip. Así es la Ruta Panamericana, un recorrido de 48.000 kilómetros entre el sur y el norte del planeta. Un camino de caminos incompleto por culpa de un único obstáculo insalvable.

La Ruta Panamericana ostenta el récord Guinness de ser la carretera más larga del mundo que se puede recorrer en coche. Conecta, al menos en teoría, dos puntos míticos: el Yukón, en el extremo noroeste de Canadá, y Tierra del Fuego, en Argentina. La historia de esta carretera que no es carretera nos habla de las grandes obras, sus dificultades y la importancia de las vías de comunicación terrestres para los países. Y también tiene una dosis de aventura. Empecemos por el principio.

Una carretera para unirlos a todos

“El 1 de julio de 1936, el encuentro diplomático entre México y Estados Unidos en el Puente Internacional de Laredo, Texas, y Nuevo Laredo, Tamaulipas, inauguró el primer tramo de lo que después se llamó Carretera Panamericana. El acto inaugural abrió oficialmente la circulación automotriz desde el río Bravo hasta la capital mexicana”, explica el investigador Víctor Manuel Gruel Sández, de la Universidad Autónoma de Baja California.

Carretera panamericana a su paso por Perú en los años 40

Carretera panamericana a su paso por Perú en los años 40

Se ponía así fin a 10 años de obras a ambos lados de la frontera entre Estados Unidos y México. Habían pasado 13 desde que, en la Quinta Conferencia Internacional Americana, celebrada en Santiago de Chile, el 25 de marzo de 1923, se había sugerido el proyecto. La mayor parte de países se mostró entusiasmado y ya en la sexta conferencia (1928) se dio luz verde a la idea de conectar el norte y el sur de América por carretera.

Para Gruel Sández, el impulso detrás de esta infraestructura se debió a la política panamericanista que buscaba comunicar por tierra Norteamérica con Sudamérica. Básicamente, los primeros proyectos estaban centrados en construir una carretera de la frontera norte de México hasta Buenos Aires.

“En este contexto y con el propósito de integrar los caminos carreteros, Estados Unidos ofreció una cooperación económica a los países de América Latina para financiar sus propias redes de transporte”, señala el investigador. Aunque no todos aceptaron.

El proyecto estaba en marcha, pero los problemas estaban por llegar. Falta de inversiones reales, ausencia de compromiso y la complicada geografía de la región dificultaron su desarrollo en las décadas que siguieron. El tramo que más impulso recibió es también el tramo más conocido hoy: la carretera interamericana entre Nuevo Laredo (México) y Yaviza (Panamá).

Salvo el tramo mexicano, el resto de esta infraestructura se financió con ayuda de Estados Unidos. Aunque se anunció su inauguración en 1946, la carretera interamericana, sin asfaltar en su totalidad, se terminó de construir a finales de los 60. ¿Y al sur de Yaviza? Nada. La carretera se había topado con un muro que, a día de hoy, sigue siendo infranqueable.

Mapa de la carretera panamericana / Seaweege

Mapa de la carretera panamericana / Seaweege

El tapón del Darién

La geografía es caprichosa. A veces, convierte un lugar en un cruce de caminos, de historias y civilizaciones. La península arábiga o la actual Turquía, son uno de esos enclaves que, por su situación en el mapa, han sido parada obligatoria en multitud de rutas. Otras veces, sin embargo, lo que estaba destinado a ser un cruce de caminos se convierte en un tapón. Es el caso del Darién, una franja de selva espesa y pantanos entre el istmo de Panamá y Colombia, justo al sur de Yaviza. Una barrera histórica entre el norte y el sur del continente americano.

El llamado tapón del Darién ocupa, en realidad, un área de la provincia panameña de Darién y los departamentos de Antioquía y Chocó, en Colombia. Es una región de gran biodiversidad que, además, esconde alguna de las mejores playas del Caribe. Y es, también, un lugar que ha atrapado a cientos de exploradores y aventureros desde que el conquistador español Vasco Núñez de Balboa lo “descubrió” para los europeos. Pero eso es ya otra historia.

La selva del Darién es la causa de una brecha de 130 kilómetros sin carreteras. La Ruta Panamericana continúa al sur, desde la localidad colombiana de Turbo hasta Ushuaia, en la provincia argentina de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur. Entre Colombia y Panamá, la opinión está dividida. ¿Se debería proteger la selva y respetar la frontera natural? ¿O se debería hacer un último esfuerzo por completar la carretera más larga del planeta?

Vista aérea del tapón del Darién en el departamento de Chocó, Colombia

Vista aérea del tapón del Darién en el departamento de Chocó, Colombia | Fuente: Flickr | Autor: Andres Cuervo

Las obras continúan

Con altos y bajos, el entusiasmo por construir la carretera a través del Darién ha sido siempre mayor desde Colombia (el ex presidente Álvaro Uribe fue uno de sus máximos defensores). Los argumentos a favor son que la conexión terrestre contribuiría a la integración cultural y económica de dos países vecinos y ayudaría al desarrollo de la zona norte del país sudamericano.

En contra, el principal argumento en juego es de carácter medioambiental. No en vano, el Darién es reserva de la biosfera y Patrimonio de la Humanidad. Pero desde Panamá también se ha llegado a decir que esta carretera contribuiría a reforzar la delincuencia y el narcotráfico a ambos lados de la frontera.

Con el debate abierto, Colombia tiene dos proyectos en marcha para mejorar las conexiones del resto del país con las puertas del Darién: la transversal de las Américas y las autopistas de la Montaña. Como parte de este último (que en realidad agrupa difusamente varias obras), se está ejecutando la construcción del Túnel del Toyó.

Con 9,84 kilómetros, será el más largo del país cuando se inaugure alrededor de 2024. De momento, servirá para llevar más tráfico a Turbo. Quién sabe si, algún día, atravesarlo será sinónimo de llegar a Panamá por carretera.

Expedición a través del Darién en 1978

Expedición a través del Darién en 1978 | Land Rover UK

Entonces, ¿es posible completar la Panamericana?

Sí, y ya se ha hecho antes. Para ello hay dos opciones: atravesar la selva hermética del Darién o rodearla por mar o aire. De forma intermitente, ha existido un ferry entre Panamá y Colombia. Hoy, los que se atreven con los 48.000 kilómetros de la Panamericana suelen enviar su vehículo en un carguero y cruzar la frontera en avión.

Entre los que sí han cruzado, en coche, el Darién, la primera expedición de la que se tiene constancia es la de los panameños Amado Araúz y Reina Torres. Este matrimonio, tardó, en 1960, 136 días en cruzar la selva. Recorrieron alrededor de 500 kilómetros a un ritmo medio de 200 metros por hora. Todo por atravesar una franja que, en línea recta, no mide más de 87 kilómetros.

Después de ellos, se completaron con éxito otras cuatro expediciones. Ninguno de estos viajes entraría en la definición idílica de road trip de verano. De momento, el Darién seguirá taponando el sueño de la gran carretera panamericana. Por ahora, la selva sigue defendiéndose con vegetación espesa, pantanos, mosquitos y peligrosos barrancos ante la llegada del asfalto.

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