¿Usas la bicicleta para ir a tu trabajo? ¡Anímate!
Movilidad

¿Usas la bicicleta para ir a tu trabajo? ¡Anímate!

17 de abril de 2019

A medida que diferentes medios de transporte se han abierto a las nuevas ciudades, más y más ciudadanos han optado por empleos que se encuentran lejos de sus domicilios. Esto hace que no puedan hacer uso de la bicicleta o el paseo para acudir al trabajo, y tengan que usar transporte público o vehículos privados.

Aun así, gran parte de la población todavía podría acudir en bici a su lugar de trabajo, si quisiese. ¿Por qué no lo hacemos, pese a las grandes ventajas que conlleva? En este artículo tratamos los tiempos medios al trabajo, el pago en salud de coger el coche, las ventajas del uso de la bicicleta para nuestro físico y bolsillo, además de cómo se piensa la movilidad del futuro.

¿Cuánto tardamos a nuestros respectivos trabajos?

¿Alguna vez has hecho cálculos sobre cuántas horas pasas en tu coche o en el transporte público para llegar al trabajo? ¿Diez minutos? ¿Media hora? ¿Más de una hora? Hay quien tarda incluso dos horas de ida que luego tiene que volver.

Un estudio realizado en 2015 por PageGroup mostraba cómo nos desplazamos los europeos al trabajo. Tras preguntar a 12.000 profesionales sobre sus hábitos de desplazamiento (lo que ingleses y americanos llaman “commuting”) las estadísticas muestran las diferencias entre países.

gráfica de cuánto tardan los europeos en ir al trabajo

En la gráfica de arriba, con datos de ese estudio, se observa que los que más tardan a su trabajo son los turcos, pero que eso no les quita el sueño. Los más estresados al despertarse por llegar a tiempo al trabajo son los neerlandeses y austríacos, y los más contentos con la eficiencia del transporte público los suizos. Aunque la media europea es de 42 minutos, el 39% de los trabajadores tardan más de 45 en ir y volver.

En el año 2008, el estudio ‘¿Cuánto cuesta ir al trabajo?’, de María Gutiérrez-Domènech, recogía que los españoles invirtieron de media unos 57 minutos diarios en acudir al trabajo y volver. Este dato es importante debido a que 2017-2018 y 2008 tienen ciertos paralelismos en cuanto al transporte. La crisis redujo considerablemente su uso, pero una década después se han alcanzado volúmenes de desplazamientos similares, y atascos de órdenes parecidos.

¿Tardamos poco porque vamos en bici o vamos en bici porque está cerca?

Si buscamos cuántos de estos trayectos se realizan en bicicleta descubrimos una enorme varianza. Por ejemplo, solo un 3% de los trabajadores de Reino Unido acude al trabajo en bicicleta, frente al 43% de holandeses y el 30% de daneses que pedalean a diario según el eurobarómetro. Un 4% de los españoles pedaleamos a diario para ir y volver del trabajo.

Pareciera que vamos a la cola, pero las generaciones futuras vienen armadas con pedales. Según el ‘Estudio sobre movilidad “millennial” en el futuro’ del DUCIT (el Observatorio Español de Conductores), el 70% de los millennials creen que la bicicleta se usará más en el futuro como transporte.

gráfica de la evolución de la movilidad

Es coherente. Según una nota de prensa de Nielsen de 2014, el 88% de los trabajadores que acuden a su trabajo en bicicleta tarda menos de 10 minutos en llegar, frente a tan solo un 34% de los conductores de automóvil que se acercan a ese tiempo. ¿Tardamos poco porque vamos en bici o vamos en bici porque está cerca?

Probablemente se den ambas situaciones. Cuando aumenta la distancia al trabajo se reducen considerablemente los viajes en bici, que suelen abarcar distancias de hasta 20 km. A esto se suma que el viaje en bici por la ciudad suele ser menos accidentado que en coche, especialmente en los atascos.

Numerosas ciudades del mundo han aprendido que instalando carriles bici, carriles de prioridad ciclista o ciclocarriles se fomenta el uso de este tipo de transporte urbano que reduce la contaminación, el estrés de los conductores e incluso el tiempo de desplazamiento al trabajo.

pedaleando una bicicleta

Fuente: Unsplash | Autor: Soroush Karimi

Otros países, como Francia, han dado ayudas a las empresas y creado programas de fomento del uso de la bici como el Bike-to-work. Con este programa se abonan 0,25 euros por kilómetro recorrido al ir y volver al trabajo. La idea resultó un éxito. En cinco meses se duplicó el uso de la bicicleta pero, ¿por qué iba a pagar un gobierno a sus habitantes porque usasen la bici?

La clave está en ampliar el foco y echar un vistazo a los presupuestos de sanidad. Incluso con una tendencia a la baja de fumadores, las enfermedades pulmonares siguen creciendo al mismo ritmo que las concentraciones de partículas en la atmósfera. Estas enfermedades suelen ser crónicas y de costoso tratamiento. Abonar unos céntimos por kilómetro redunda en una población más sana, y es una ganga en comparación.

El confort del coche se paga con salud

Hace tiempo que se sabe que conducir, especialmente en hora punta, resulta una actividad estresante para la mayoría de los conductores. Son numerosos los estudios psicológicos que lo demuestran y, sin embargo, muchos de nosotros nos empeñamos en acudir al trabajo en nuestro propio vehículo. ¿Por qué?

conduciendo un coche

Fuente: Unsplash | Autor: Samuele Errico Piccarini

Un estudio de 2004 en Nueva York señalaba que los desplazamientos al trabajo eran una de las actividades del día menos satisfactorias y que generaba sentimientos de impaciencia o fatiga. Una mirada al microscopio mostraba también que incrementaba la presión arterial, resultaba en problemas musculoesqueléticos, reducía la tolerancia a la frustración o disparaba los niveles de ansiedad y hostilidad.

Otro estudio, esta vez en Reino Unido en 2014, relacionaba la capacidad de concentración y la felicidad personal directamente con viajar en transporte público, ir al trabajo caminando o en bici; frente a los problemas asociados de conducir: aburrimiento, aislamiento social y estrés de varios tipos.

En un tercer estudio se relacionaba conducir al trabajo con problemas cardiorrespiratorios. No son excepciones ni estudios anómalos, casi todos vienen a decir lo mismo estudiando diferentes factores: conducir es un tipo de sedentarismo que deberíamos evitar en tanto que nos sea posible. Algo muy serio para nuestra salud.

El mito de la lluvia: no cojo la bici porque me mojo

Sin embargo, es muy cómodo montarse en un asiento acolchado y acudir al trabajo escuchando nuestra emisora favorita; además del poder conducir “de puerta a puerta” y evitar en lo posible las inclemencias del tiempo.

Esto es cierto si realizamos un análisis día a día (especialmente si llueve) porque nos percatamos de que es más cómodo conducir. Sin embargo, cuando miramos a varios años vista y a nuestra salud futura, la elección obvia es la bicicleta. Esto lo saben daneses y holandeses, ciudadanos de países que por lo general no cuentan con un clima benigno y que sin embargo usan la bici mucho más que nosotros.

yendo en bicicleta por la ciudad

Otro mito es el del sudor. ¿Cómo voy a llegar a la oficina sudando? Como saben los ciclistas, la mayoría de nosotros experimentamos un sofoco acuciado cuando dejamos de pedalear. Es normal, hemos pasado de consumir mucha energía y a perder el calor a través de la piel a detenernos en seco. Esto se puede combatir pedaleando más despacio los últimos minutos e incluso haciendo los últimos 500 metros a pie.

También ayuda el instalar alforjas o cestas para llevar un maletín o una mochila de una forma mucho más cómoda, vestirse con ropa transpirable (que luego podremos cambiarnos en la oficina) o elegir la ruta con menos cambios de nivel.

Ya sea por salud o por nuestro bolsillo, existen muchos motivos egoístas para acudir en bicicleta al trabajo. E incluso la posibilidad que casi nunca nos planteamos de buscar un trabajo cerca de casa solo para poder ir pedaleando. Es cierto que esto no es fácil, pero si lo conseguimos ahorraremos el coste constante de un coche o del abono transporte, y ganaremos en salud y calidad de vida.

 

Foto de portada: Unsplash | Louis Lo

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