Seguridad laboral y salud: personas, personas y personas
La seguridad laboral y la salud se ha convertido en una prioridad estratégica para los gobiernos y las principales empresas. Ubicando a las personas en el centro, establecer una cultura de seguridad laboral en todos los ámbitos de las empresas es el principal motor para reducir los accidentes en el trabajo.
24 de abril de 2019
Resulta escalofriante consultar los datos de accidentes laborales y enfermedades profesionales que indica la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Según este organismo cada año fallecen más de 2,3 millones de personas por accidentes laborales y enfermedades profesionales y se producen más de 317 millones de accidentes laborales. En el caso de España, se registraron más de 596.000 accidentes de trabajo con baja. En Reino Unido el Health and Safety Executive cifró en 555.000 las lesiones ocurridas en el trabajo y en 1,4 millones las personas afectadas por enfermedades relacionada con el trabajo. Y en Chile se registraron 454 muertes por accidente laboral en los últimos ejercicios, según datos del Ministerio de Salud.
Según la OIT el impacto económico anual de las malas prácticas en materia de seguridad y salud se estima en cerca del 4% del PIB global, pero sobre todo hay que destacar su impacto humano y las consecuencias personales y familiares. Esto ha provocado que durante los últimos años hayamos sido testigos de la creciente importancia que la seguridad y salud laboral ha adquirido en la agenda pública. La seguridad es una prioridad estratégica para gobiernos y compañías que urgen diseñar e implantar una adecuada arquitectura para proveer un entorno de trabajo seguro.
En empresas de carácter internacional, las áreas corporativas trabajan para proporcionar a sus geografías políticas generales, objetivos, principios y/o mejores prácticas, etc. En definitiva, herramientas que puedan ser utilizadas teniendo en cuenta las peculiaridades de cada país: actividades desarrolladas, cultura, idioma, legislación, estándares, prácticas, etc. Por su parte en las geografías locales, los profesionales especializados en esta área trabajan en el diseño y el cumplimiento de los sistemas locales de gestión de seguridad y salud. Su misión es asegurar que están alineados con las políticas y principios establecidos desde las corporaciones.
Sin duda, contar con políticas, principios, objetivos y sistemas de gestión robustos, etc., es muy relevante para evitar los accidentes de trabajo, pero todo ello pivota sobre 3 pilares fundamentales: personas, personas y personas.
- El primer grupo de personas al que nos referimos es la dirección. Sin la implicación y compromiso de este colectivo por mitigar riesgos y reducir accidentes, cualquier política, programa e iniciativa estará abocada al fracaso. Este colectivo es fundamental porque define los objetivos estratégicos de la organización (incluidos los de seguridad y salud) a los que se orientan el resto de los profesionales. Son un referente para el resto de la organización y en esto no hay duda: deben practicar con el ejemplo incluyendo en sus agendas la seguridad y salud como una prioridad.
- El segundo conjunto de personas al que hacemos referencia es el de los mandos intermedios. Este grupo debe ser un apoyo de la dirección en la implantación de los objetivos estratégicos de seguridad y salud. Deben actuar como como impulsores, facilitadores y coordinadores. Deben comunicar, concienciar, dar feedback continuo sobre el desempeño de sus colaboradores en seguridad y salud. En definitiva, deben implicarse y mostrar un interés genuino. Dentro de este grupo juegan un papel primordial los departamentos de seguridad y salud, que son los responsables de dotar a la organización, en coordinación con otras áreas, de la infraestructura necesaria para mejorar los estándares y velar por su aplicación. Además, son los encargados de promover una cultura positiva, hacer cumplir la legislación y transferir conocimiento.
- El tercer colectivo de personas son el resto de profesionales. Su disciplina en la aplicación de procedimientos de trabajo seguros, su compromiso por evitar accidentes y su buen hacer son fundamentales para conseguir los objetivos planteados en materia de seguridad y salud. Desempeñan un papel importante al identificar y comunicar los riesgos implícitos en sus trabajos para que los diferentes estamentos de la empresa puedan adoptar las medidas oportunas.
Tres actores: cultura, soluciones amplias y tecnología
Estos colectivos generan en cada organización la cultura de seguridad y salud, que no es otra cosa que cómo se hacen, en materia de seguridad y salud, las cosas en la organización. Dicha cultura refleja las creencias, valores, actuaciones, etc. de cada organización y es única. En empresas globales pueden existir diferentes matices culturales por geografía que evolucionarán según el grado de madurez en materia de seguridad y salud de la organización local y el encaje dentro del marco estratégico de la matriz.
Tampoco hay que olvidar que los temas de seguridad y salud requieren de soluciones amplias en las que intervengan personas de diferentes direcciones. Esto supone dar prioridad a los temas de seguridad y salud y que cada responsable piense cuál puede ser la contribución de su dirección a dichos asuntos. Por ejemplo, en el caso de Ferrovial Servicios se vincula la retribución a objetivos de seguridad y salud; se empodera a los empleados para que puedan parar tareas en caso de que haya un riesgo para su seguridad; y se fomenta el liderazgo de nuestros directivos en materia de seguridad y salud. También se promueven comportamientos seguros a través de programas de amplio alcance como Zero Code en Reino Unido o Safe for Life en Australia y Nueva Zelanda.
Otra de las soluciones es la relacionada con las innovaciones tecnológicas que realizan las empresas. Es relevante apoyarse en tecnología e innovación para aumentar la seguridad laboral y establecer medidas que ayuden a avanzar y minimizar riesgos en el trabajo. Por ello, Ferrovial Servicios ha puesto en marcha nuevos proyectos que abarcan desde el uso de la robótica, wearables, drones o realidad virtual, hasta la creación de campos de seguridad digital en las zonas de peligro extremo. Así mismo es relevante la evolución del tratamiento clásico de índices y ratios basado en hechos pasados a modelos de análisis predictivos, investigando y comprendiendo el por qué se producen los accidentes.
Indicar que para mejorar es necesario que las personas hagan las cosas de manera diferente, busquen nuevas soluciones y realicen un esfuerzo por estar al día sobre las últimas tendencias que son diversas y varían en función del sector. Entender el papel que juega el factor humano seguirá siendo clave para cualquier innovación y evolución en materia de seguridad y salud. Además, es necesario aplicar una concepción holística del bienestar; un completo estado de bienestar físico, mental y social y no meramente la ausencia de enfermedad o incapacidad.
En definitiva, personas, personas y personas: los tres pilares de la salud y la seguridad laboral con los que las empresas están adoptando estas iniciativas como una prioridad a cumplir día a día. Minimizar los riesgos desde todas las partes y aumentar la concienciación en materia de seguridad son principios que ya se han establecido en el orden del día de gobiernos y compañías.
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