Cooperar, colaborar, construir, compartir, y comprometer: la historia de los otros cooperantes
El 8 de septiembre se celebra en España el Día del Cooperante. Esta fecha, coincide con el aniversario de la firma de la Declaración del Milenio, y desde 2006 se conmemora para reconocer el trabajo de los más de 2.800 profesionales españoles que trabajan en todo el mundo, ejerciendo diversas disciplinas para luchar contra la pobreza y la injusticia.
05 de septiembre de 2019
La figura de cooperante más extendida en el ideario colectivo es la de aquella persona que, motivada por una vocación de servicio siempre acompañada de un cierto espíritu aventurero, vive expatriada trabajando para mejorar las condiciones de vida de comunidades vulnerables, víctimas de la pobreza o los conflictos. Si bien esta imagen es cierta, es a su vez incompleta.
Hoy en día la cooperación internacional es un sector altamente profesionalizado que cuenta, además de con personal internacional, con miles de profesionales no expatriados que dedican sus vidas a trabajar en la lucha contra la pobreza y la desigualdad en sus propios países.
En esta ocasión, me gustaría aprovechar esta fecha para reconocer y dar visibilidad al trabajo de estos “otros cooperantes” a menudo invisibilizados cuando hablamos de cooperación internacional.
Cooperantes nacionales
Recuerdo como en una de mis primeras misiones en terreno fui a hacer una ronda de visitas a enfermos atendidos en el marco de uno de los programas financiados por mi organización en Johannesburgo. Me acompañaba Marcelline Sangara, una enfermera congoleña que había llegado a Sudáfrica huyendo de la guerra hacía diez años y desde entonces había trabajado asistiendo a refugiados enfermos y discapacitados. Mi misión era evaluar el avance del proyecto y, para ello, debía realizar una serie de entrevistas a estas personas, en su mayoría congoleños. Sin duda alguna, su apoyo fue indispensable para mí. Marcelina les era familiar y cercana, y conocía bien su sufrimiento porque lo había padecido. Yo, en cambio, aunque estaba muy preparada en evaluación de proyectos y había leído todo lo posible para empaparme de aquel contexto, nunca podría llegar a entender lo que significa ser un refugiado en Sudáfrica.
Los “cooperantes nacionales” (también conocidos como personal local) son piezas clave en cualquier equipo de trabajo en terreno y sin ellos la labor de la cooperación internacional no sería viable. Trabajan con y para sus propios compatriotas y a menudo son víctimas de los mismos conflictos, miserias y dificultades por lo que su capacidad de empatía, comprensión y conexión con la gente a la que se ayuda es mucho mayor. También lo es su comprensión del contexto y de las dinámicas socio políticas lo que les permite establecer relaciones de confianza con líderes y autoridades locales muy difíciles de construir para un “forastero”.
Ellos son de allí y están allí. Muchos cuentan con estudios que les podrían permitir vivir alejados del conflicto o de las zonas de crisis y, sin embargo, deciden poner sus capacidades al servicio de los más vulnerables.
Marcelline, con su formación y experiencia como enfermera, podría haber trabajado en cualquier hospital de Johannesburgo procurándose una vida mejor pero allí estaba, cada día al lado de los suyos.
Desde Ferrovial, apoyamos la cooperación internacional aprovechando la especialización de nuestro equipo humano, 96.000 trabajadores repartidos por todo el mundo que, a través de nuestro Programa de Infraestructuras Sociales, tienen la oportunidad de trabajar como voluntarios expatriados de la mano del personal local de nuestras ONGs aliadas.
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