El crecimiento de las ciudades es innegable. En 2050, se prevé que las ciudades alberguen el 70% de la población mundial. Sin embargo, las ciudades no están lo suficientemente preparadas para respaldar este crecimiento de la población sin invertir en la infraestructura necesaria o en los aspectos tecnológicos de la ciudad futura. La constante transformación de nuestro entorno y de las necesidades que tenemos como ciudadanos implica una respuesta y adaptación de las ciudades en las que vivimos. Adaptación que ha de ser específica a las características de cada ciudad. A medida que el cambio demográfico, la globalización y la digitalización redefinen las urbes, su transformación es esencial para promover un crecimiento sostenible del mismo modo que se demanda un compromiso y un marco legal en el que llevarlo a cabo, dando repuesta a las expectativas de ciudadanos, gobiernos y sector privado. Las Smart Cities pueden mejorar indicadores como la calidad de vida, la salud o la seguridad entre un 10% y 30% según resaltaba recientemente el Instituto Global de McKinsey.
Grandes retos: tecnología, movilidad y medioambiente
Fuente: Unsplash | Autor: Zachary Staines
El estudio impulsado por firmas como Accenture, Mastercard, Ferrovial o Oracle titulado “Smarter Cities 2025” aborda tres grandes pilares en materia de ciudades inteligentes – tecnología, movilidad y medioambiente – que abordaremos en este artículo. Además de otras áreas fundacionales que incluyen aspectos como la gobernanza, economía o infraestructuras. En este post abordaremos
Tecnología: Innovación y tecnología son elementos fundamentales en la transformación de una ciudad. El despliegue del 5G, así como la aplicación de la inteligencia artificial o el big data son herramientas básicas para crear ciudades conectadas. Con ello, la utilización de la tecnología por parte de proveedores de servicios públicos con el objetivo de ofrecer una oferta integrada y personalizada y con foco en una mayor eficiencia se ha convertido en herramienta fundamental para el fomento de las Smart Cities. En paralelo, el uso de dispositivos móviles se ha convertido en una commodity por parte del ciudadano. Ciudadano que mediante su utilización participa en la toma de decisiones. Para todo lo anterior, no podemos olvidar la importancia del dato y su seguridad.
Movilidad: Según HSBC, los problemas derivados de la congestión urbana suponen un coste anual de aproximadamente USD1.7trn en el mundo desarrollado, cifra que podría incrementarse en un 30% si no se buscan soluciones. Por ello, mejorar la movilidad en las ciudades y reducir la congestión de estas mediante una oferta de nuevos modelos constituye una de las principales líneas de actuación en todo el mundo. La planificación e implementación de estrategias de movilidad en el diseño de transporte sostenible es clave. El desarrollo, utilización e implantación de plataformas de movilidad y de múltiples opciones de ride-sharing están contribuyendo al cambio de comportamiento ciudadano en esta materia. Vehículos eléctricos, compartidos, bicicletas, motos, patinetes están transformado el transporte en las principales ciudades ya que son modos de transporte más accesibles y baratos que en propiedad. Optimización de rutas de transporte y menor congestión. Ciudades donde desplazarse no sea un problema sino que entre todos se sea parte de la solución. Dado el dinamismo en torno a este eje, en no mucho tiempo, contaremos con plataformas multimodales que integren opciones de movilidad adaptadas a las necesidades del usuario y facilidad de pago a golpe de click.
Medioambiente: El cambio climático es una realidad y es necesario tomar medidas para mitigar su impacto. Según Naciones Unidas, la economía circular reducirá los residuos producidos y las emisiones hasta un 99%. La protección y el cuidado de nuestro entorno es responsabilidad de todos. Para ello, es necesario fomentar ciudades accesibles con mayor grado de circularidad, donde el ciudadano colabore en una mejora medioambiental, pero tenga los recursos necesarios para ello; ciudades con mejor acceso a fuentes de reciclaje, menor generación de residuos, valorización de estos; ciudades donde el aire sea de calidad y entre todos se contribuya a una menor contaminación.
Soluciones globales
En resumen, nos enfrentamos a diversos retos como la mejora en la gestión de residuos, la apuesta por la economía circular, el desarrollo de nuevos modelos de transporte, iluminación, conectividad, índices de calidad de aire o ciudades más limpias, que requieren una solución. Ya no sólo se trata de tener una ciudad en la que vivir con unos servicios determinados, sino que, en un entorno seguro, los ciudadanos disfruten, se sientan orgullosos de las mismas y sean más felices en ellas. Entre las soluciones que tienen que abordar las grandes urbes para alcanzar algunos de estos retos destacan:
- Planificación y diseño de una hoja de ruta a largo plazo.
- Priorizar necesidades y adaptarlas a la casuística de cada ciudad.
- Diseñar procesos participativos que integren la colaboración y acuerdo entre los distintos agentes sociales.
- Coordinación para la creación de un marco legal en el que se facilite o adapte una nueva planificación urbana, la aplicación de las últimas tecnologías disponibles y se integre el cambio en el comportamiento del ciudadano y sus preferencias.
- Tecnología y capacidad para el desarrollo de proyectos y entender al ciudadano y hacer frente a la gran afluencia de personas que utilizarán el espacio limitado y la capacidad de las infraestructuras.
- Seguridad y privacidad de la información.
Urbes que marcan la diferencia
- Londres: según el último Índice IESE de Smart Cities publicado en 2019 la ciudad británica ocupa la primera posición en el ranking anual de smart cities que realiza la organización. Esto se debe a la continua mejora que ha realizado la ciudad en aspectos como movilidad, transporte, tecnología planificación urbana o medio ambiente. Londres ha lanzado iniciativas como “Sharing Cities”, un programa para que los diferentes países compartiesen el uso de las nuevas tecnologías para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, o el Londoners Lab enfocada en el aumento del reciclaje por parte de los ciudadanos, que claramente marcan la diferencia.
- Ámsterdam: la ciudad holandesa es otro claro exponente donde se llevan a cabo proyectos bajo la denominación “Smart City” como es la creación de municipios cuya gestión urbana esté basada en la eficiencia energética, o iniciativas sobre ‘apps’ móviles para la gestión del tráfico y el aparcamiento en la ciudad. Toda su estrategia se resume en la plataforma Ámsterdam Smart City que aúna distintas iniciativas por mejorar la sostenibilidad y la calidad de vida de los ciudadanos.
- Barcelona: la ciudad condal es otro referente nacional e internacional cuando se habla de ciudades inteligentes. Un estudio publicado por la Universidad de Glasgow situaba a Barcelona como la tercera ciudad en el mundo- solo por detrás de Londres y Singapur- que cuenta con más iniciativas relacionadas con esta área. Son múltiples los proyectos que impulsa esta ciudad como Barcelona Digital, el 5G, el área de Open Data, o la apuesta por un transporte sostenible gracias al nuevo sistema de bicing de la ciudad.
Fuente: Unsplash | Autor: Benjamin Gremler
Organismos internacionales que impulsan ciudades más sostenibles
La búsqueda de soluciones para los retos señalados se encuentra respaldada por iniciativas internacionales, como son la Agenda 2030 de Naciones Unidas y su Objetivo de Desarrollo Sostenible 11 sobre “Ciudades y Comunidades Sostenibles”: el tratado 20-20-20 de la Unión Europea, la ISO 37100, Sustainable Cities and Communities, donde la UE tiene un Plan Estratégico para avanzar hacia objetivos en materia energética y climáticos. También son interesantes los programas “Horizon 2020” y “Life” o el Plan Nacional de Ciudades Inteligentes en España.
Para hacer posible todos estos retos, es necesario un mayor desarrollo de programas ayuda pública a la innovación y una mayor visión a largo plazo. Tanto mediante iniciativas impulsadas desde áreas de Innovación y Sostenibilidad de entidades locales que junto a propuestas innovadoras del ámbito privado (empresa, pymes, start-ups) apuesten en firme como a través de licitaciones que demanden cada vez más nuevas formas de servicios innovadores y sostenibles. De una cosa estamos seguros: vivir en ciudades inteligentes es posible, pero todos debemos contribuir a ello.
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