Así ha pasado Davos de ser una pequeña ciudad suiza a símbolo del poder económico global
22 de enero de 2020
Si por algo es conocida la pequeña ciudad de Davos, situada en el cantón de los Grisones en Suiza, es por conformar la actual sede de la ‘Reunión Anual del Foro Económico Mundial’ (World Economic Forum). Conocido popularmente también como el ‘Foro de Davos’, este año celebra su 50 aniversario desde su creación. Y es que antes de convertirse en el gran foro económico global, este hermoso paraje del este de Suiza – que en invierno se presenta como una increíble postal navideña gracias al efecto visual que muestran sus enormes montañas nevadas – fue un lugar en el que se ubicaron numerosos sanatorios para el tratamiento de enfermedades, como la tuberculosis.
Décadas atrás era un destino mucho menos turístico en el que se solían reunir miembros del nazismo, combatientes estadounidenses que participaban en la Segunda Guerra Mundial y hasta refugiados de diversos campos de concentración. Entonces, ¿Cómo llegó Davos a convertirse en la lujosa capital de la economía y la política global llegando a establecerse como la actual sede del Foro Económico Mundial? La clave reside en su historia.
Un lugar para luchar contra la tuberculosis
Situado a una altitud de 1.560 metros sobre el nivel del mar, la historia de este pequeño lugar, que tiene la reputación de ser la ciudad más elevada de los Alpes suizos, tiene su pico de interés más alto a mediados del siglo XIX, cuando numerosos médicos eligieron Davos como el sitio ideal para combatir las enfermedades que asolaban a la población de la zona por aquella época, con la tuberculosis como la gran enemiga.
Como principales remedios, los profesionales del momento comenzaron a instaurar largas caminatas por la montaña para que los pacientes respiraran el aire puro, así como alimentarse a base de copiosas comidas que incluían vino y leche en abundancia. Este tipo de tratamientos se fueron prolongando durante los treinta primeros años del siglo XIX con la intención de hacer frente a este tipo de patologías que los facultativos de la época solo podían ayudar a paliar, ya que no tenían el conocimiento suficiente acerca de cómo erradicarlas por completo. El lado más curioso de todo esto es que los médicos tenían la intención de instaurar una especie de pureza en sus métodos, que se basaba en el aire fresco alpino, la carne roja, leche blanca y vino tinto.
No obstante, no todo eran malas noticias para Davos ya que, por aquella época, comenzó la proliferación de espacios y actividades de diferentes resorts europeos que atraían a la gente más adinerada y con más poder de los alrededores. Esta situación provocaba una extraña mezcla de gente poderosa y enfermos en las calles de esta coqueta población. Hubo un punto de inflexión en la historia, y ese fue el descubrimiento de la penicilina en 1928, cuyo posterior desarrollo favoreció la aparición de una cura efectiva para la tuberculosis. Este hecho facilitó que paulatinamente los sanatorios comenzaran a perder pacientes y el turismo creciera exponencialmente en la zona.
Davos: un símbolo de mezcla cultural
Suiza, que se mantenía ajena a los conflictos previos a la Segunda Guerra Mundial, se vio envuelta en la toma de control de Davos por parte de miembros del nazismo cuando Adolf Hitler se hizo con el poder en el país vecino alemán. Una de las etapas más curiosas que tuvo lugar en este hermoso paraje sucedió tras la finalización de la Segunda Guerra Mundial, cuando concurrieron en un mismo lugar oficiales nazis, pilotos pertenecientes al ejército estadounidense e incluso refugiados procedentes de algunos campos de concentración cercanos.
‘Foro Económico Mundial’ (FEM): una nueva identidad para Davos en su 50 aniversario
Años después de que finalizara el gran conflicto bélico que mantuvo en vilo al mundo entero, surgiría la primera reunión de lo que, con posterioridad, pasaría a convertirse en lo que hoy se conoce popularmente como el ‘Foro de Davos’. Hablamos del año 1971 y por aquel entonces este evento se denominaba de otra manera diferente de la actual. El ‘Simposio de Administración Europeo’ fue fundado por Klaus Schwab y permaneció bajo esta denominación hasta 1987, año en el que adoptaría el nombre que posee en la actualidad.
Hoy en día, el ‘Foro Económico Mundial’, que se celebra cada año en la ciudad suiza, no se caracteriza solamente por ser una convención de líderes económicos y políticos a nivel mundial, sino también por ser una organización sin ánimo de lucro cuyo objetivo es mejorar el estado del mundo a través del análisis del panorama internacional, a la vez que identifican los diversos retos, desafíos y oportunidades. Para lograr su objetivo, el FEM cuenta cada año con la colaboración de personas tremendamente influyentes de alto prestigio a nivel internacional procedentes tanto del ámbito público como del privado.
En este 2020, la cumbre reunirá a unos 3.000 participantes llegados de todas las partes del mundo y tendrá como objetivo principal ayudar a gobiernos e instituciones internacionales a avanzar hacia el Acuerdo de París y los Objetivos de Desarrollo Sostenible a través del “stakeholder capitalism”, además de promover el debate sobre tecnología y organización empresarial. Esta cumbre, que cumple su 50ª edición, defenderá el nuevo papel al que se enfrentan las compañías en esta cuarta revolución industrial en la que nos encontramos. Por su parte, tratará también seis desafíos clave que deberían ser abordados de manera inmediata como son:
- Impulsar la ecología para crear conciencia frente a los retos del cambio climático al que nos enfrentamos
- Conseguir la creación de una economía más inclusiva
- Crear un acuerdo internacional acerca del desarrollo de las tecnologías de esta cuarta revolución industrial
- Continuar con la capacitación y mejora de mil millones de personas durante la próxima década
- Establecer soluciones eficaces para resolver conflictos globales
- Apoyar a las compañías en la creación de nuevos modelos empresariales que impulsen la cuarta revolución industrial
Para Klaus Schwab, fundador y presidente del ‘Foro Económico Mundial’, los esfuerzos que se están realizando para mantener el calentamiento global limitado a 1,5°C se están quedando arriesgadamente cortos. Por ello remarca que, encontrándose el planeta en una situación tan crítica, este año se debería desarrollar un nuevo manifiesto cuyo objetivo esté centrado en rediseñar los propósitos y los cuadros de mando para las empresas y gobiernos.
Actualmente, Schwab continúa al frente del ‘Foro Económico Mundial’ que se celebra cada mes de enero en la pequeña población de Davos, una ciudad que pasó de ser visitada por pacientes de tuberculosis para encontrar una cura a su enfermedad a acoger a los más prestigiosos líderes de todo el mundo bajo un hermoso paisaje invernal.
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