El plástico ha sido uno de los grandes aliados en la construcción de nuestro nivel de vida. Los envases higiénicos han permitido un estado de salud nunca visto, y la alta durabilidad de los polímeros han abaratado todo tipo de procesos y objetos. Pero, para poder usar el PET de forma responsable y sostenible, resulta imprescindible aprender a tratar sus residuos mediante reciclaje.
¿Qué es el plástico PET y cuáles son sus características?
El tereftalato de polietileno es un tipo de polímero utilizado principalmente en fabricación de envases higiénicos, como botellas (arriba) y fibras textiles de alta durabilidad. Tiene muchos nombres, pero se le conoce de forma sintetizada como “PET” por sus siglas en inglés de PolyEthylene Terephthalate (tereftalato de polietileno).
Como otros polímeros, tiene una elevada resistencia al desgaste, es una estupenda barrera a las moléculas y su reciclaje es relativamente fácil comparado con otros materiales. Por eso se usa mucho. Además, esta reciclabilidad se aproxima al 100%, aunque con cada ciclo se reduce su viscosidad interna.
Este alto índice de reciclabilidad y su amplio mercado hace que una botella PET (uso frecuente) pueda ser convertida al final de su vida útil en fibras sintéticas. Sin embargo, el impacto de los plásticos en el medio ambiente nos exige tomar medidas para aumentar su tasa de reciclado. Foto: Jonathan Chng / Unsplash
Al igual que cualquier otro material de elevado uso, el impacto de una economía lineal en el medio ambiente resulta catastrófico. Así como reciclamos metales en lugar de abrir una nueva mina, o se le da una segunda vida al cristal en lugar de fundir arena, el plástico PET puede y debe entrar en el ciclo cerrado de la economía circular dentro del límite tecnológico.
Este nos permite hoy día reciclar buena parte de los polímeros y convertirlos, como veremos más abajo, en “escamas” (pequeños fragmentos de materia prima) que den lugar a otro objeto. Pero el último informe del Eurostat (2015) indicó que solo el 30% del plástico se reciclaba. En España, durante 2016, solo se recuperaron el 25,4% de los envases plásticos. ¿Cómo podemos mejorar?
Hay varios pasos claves para avanzar hacia una economía PET circular:
- Aumentar las tasas de PET recogidas y disminuir la fracción de impropios. Es decir, aumentar la recogida de plástico y reducir los errores al enviar al contenedor amarillo y otros sistemas de recogida materiales que se reciclan en otros lugares, como el metal o el papel.
- Crear un entorno industrial que permita el reciclaje. Si disponemos de pocas plantas de reciclado, el plástico se acumulará en sus puertas y eventualmente acabará en vertederos sin volver como materia prima. Por eso es necesaria inversión en plantas de revalorización.
- Consolidar el mercado de compra de esta materia prima con más de un uso, algo que lleva años produciéndose. En otras palabras: necesitamos que los fabricantes de objetos con PET compren plástico reciclado.
Así es como se recicla el plástico PET
Foto: tanvi sharma / Unsplash
En el municipio de Les Franqueses del Vallès (España), hay una planta con una de las mayores capacidades instaladas en materia de reciclaje de plástico PET a nivel europeo. Puede procesar cerca de 50.000 toneladas anuales de España, Portugal y Francia, el equivalente a las necesidades de 5 millones de habitantes.
Con ellas, produce escamas de plástico PET con los máximos estándares de calidad. De este modo, entran a formar parte de la economía circular. Entramos en la planta, gestionada por Ferrovial Servicios, para ver el proceso y los pasos que se llevan a cabo.
- Selección del material. En esta primera fase es clave verificar que el PET entrante no contiene impropios, que serán derivados a sus respectivas áreas de procesado.
- Molienda. Las botellas y otros objetos con PET se trituran en forma de escamas de pequeño tamaño. Este triturado incluye también plásticos como el tapón o la etiqueta.
- Lavado. Uno de los puntos destacables de esta planta es el reaprovechamiento de agua en el proceso de lavado. Este proceso elimina impurezas de pequeño tamaño, tales como restos orgánicos.
- Secado. Diferentes procesos de compresión y secado extraen el agua de esta escama. El cuidado del agua es una prioridad.
- Separación por color. Una vez secas, las escamas se separan por color (transparente, rojo, verde, etc) con objeto de llegar a diferentes mercados. Mediante procesos físicos se separan las impurezas restantes.
El resultado de este proceso son las escamas PET con las que poder fabricar nuevos productos. Tras la aprobación de la European Food Safety Authority, organismo europeo que regula los materiales aptos para los envases alimentarios, se le da una segunda vida al polímero.
¿El objetivo? A corto plazo, que el 25% de los polímeros fabricados en Europa provengan de plástico reciclado en 2025, en línea con la Estrategia Europea de Plásticos en la Economía Circular de la Comisión Europea. A largo plazo, una economía circular sostenible.
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